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México, infierno para migrantes

Superiberia

Veracruz.- Frente a la vieja estación de ferrocarril en el pueblo de Medias Aguas, Veracruz, hay una casa verde con la pintura desgastada y ventanas oscuras.

A su lado un par de árboles de mango, junto a la puerta los restos abandonados de lo que alguna vez fue una motocicleta. La casita de una sola habitación es igual a miles en Veracruz y México. Para muchos centroamericanos en situación migratoria irregular la fachada descascarada fue lo último que vieron antes de su secuestro.

Renwald Martín cuenta que cruzaba por el pueblo junto con una veintena de hondureños cuando a sus espaldas se acercó una camioneta azul con tres jóvenes armados en la caja.

Corrieron pero al frente llegó otra unidad de color negro y también con hombres que agitaban rifles y pistolas.

El centro de Medias Aguas es una hilera de casas construidas a lo largo de la vía del tren. La calle principal también sigue el camino de los rieles. Es casi la única forma de entrar o salir del pueblo. La otra es internarse entre las huertas y patios de las casas.

Por allí corrieron algunos de los migrantes para escapar de la emboscada. Renwald fue de los primeros y por eso pudo escabullirse entre los perros que le perseguían.

“Sentía que el corazón se me tronaba del miedo que tenía”, cuenta en un albergue de Tapachula, Chiapas, antes de su regreso a Honduras. “Lo más abrón fue que todos cerraron la puerta, todos se metieron a las casas y nomás miraban por las ventanas cómo aventaban a los compas a las camionetas. Yo me salvé porque se fueron así, de pronto”.

Sí. Todos en el pueblo se escondieron menos los secuestradores… Y un joven fornido con gorra de beisbolista y un fusil “grande, negro” que desde la casa verde vigilaba la cacería.¿Miedo, indiferencia o complicidad de Medias Aguas? Quizá todo junto, reflexiona Guillermina Peña Ayala, responsable desde hace ocho años del comedor para migrantes El Buen Samaritano que funciona en el pueblo:

Miedo, porque quienes se llevan a los centroamericanos también han secuestrado a sus vecinos. Algunos nunca regresaron, dijo.

 

Fuente: Plumas Libres

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