Sandra G. Tehuintle
EL BUEN TONO
Orizaba.- El cementerio Juan de la luz Enríquez es mo uno de los más emblemáticos del estado debido a que en sus 20 hectáreas descansan unas 44 personas que hicieron historia y formaron las bases en jurisprudencia, educación, política, seguridad social, letras, filosofía, ciencia y otras áreas de suma
importancia.
En este lugar descansa el General Ignacio de la Llave y Segura considerado como el benemérito del estado y por ello su nombre resalta al lado de Veracruz; el padre de la Seguridad Social Nacional, Valentín González Suárez; el médico y político, Ignacio Gómez Izquierdo; el pintor orizabeño José Justo
Montiel.
También el abuelo de Francisco Gabilondo Soler “Cri-Crí”, el Coronel José Antonio Soler; el profesor, escritor, ensayista y periodista, José Lama Hernández; el Capitán de Fragata Blas Godínez Brito, héroe que dirigió la batalla de San Juan de Ulúa.
Además, James Shirley, originario de Kilkenny Irlanda, quien llegó a México como Ingeniero civil contratado para supervisar los puentes del ferrocarril mexicano en 1866, diseñó y construyó los puentes de Metlac y los de Cumbres de
Maltrata.
En una placa en un pequeño museo en la entrada principal se lee: “a su muerte en noviembre 19 de 1904, su ataúd fue trasladado en una máquina con vagón de ferrocarril el cual fue decorado con arreglos florales, al igual que la estación de Orizaba, desde donde partió dicha máquina sonando la sirena del tren hasta la entrada del cementerio”.
José María Naredo, él en vida fue historiador de ideas conservadoras, entre sus escritos se encuentran las biografías del Cura Don Nicolás del Llano, del pintor Gabriel Barranco y del licenciado José Miguel Sánchez Oropeza, además de que fue presidente municipal y ocupó varios cargos en obras para beneficio de la ciudad como fueron la exposición veracruzana y el enrejado del atrio de la Parroquia de San Miguel.
Los restos de Juan Sorcia también, fue un soldado orizabeño que luchó contra la invasión francesa, en la placa dice: “abandonó el Ejército y se dedicó a emborracharse y pedir dinero para su vicio, generalmente amanecía en cualquier banqueta de las calles donde se quedaba dormido”.
El dato curioso es que en una de esas tantas noches y durante una epidemia de peste fue confundido con uno de los tantos muertos y llevado al cementerio, “cuando despertó de su borrachera se vio cubierto de cal, en medio de los cadáveres de la fosa común”.
Ante ello, se juró no volver a beber y en
penitencia cargó con una cruz de madera hasta la cima del Cerro del Borrego conocida como la Cruz de Sorcia, lugar en el que organizó una comida “misma que se
realiza cada año”.
La mártir orizabeña
Leonor Sánchez López es llamada la Mártir orizabeña debido a que durante la persecución religiosa cuando se prohibió la práctica de actos religiosos públicos fue asesinada, ocurrió el 7 de febrero de 1937 en una misa dominical en la casa del párroco José María Flores.
De acuerdo a los datos, a la misa entraron los policías y destruyeron todo a su paso, ella tomó el cáliz con las hostias e intentó escapar y al verla huir un policía le disparó por la espalda, herida siguió corriendo, por lo que le dieron un segundo disparo cayendo desangrada en la esquina de Sur 5 y Oriente 10.