Cuenta la leyenda que el rey Salomón fue el monarca más sabio y justo de la historia. Hijo del rey David, logró reinar durante cuarenta años. Su sello, el hexagrama, también conocido como “la estrella de David“, es la piedra angular del Judaísmo, símbolo del Hagia Sophia (sabiduría divina).
Desde pequeño, Salomón mostró indicios de inteligencia sobrehumana. Consciente de ello, su padre, el Rey David, le enseñó el lenguaje de los pájaros o también llamado el idioma natural, que le dotó de una extraordinaria comprensión de las leyes del universo, favoreciendo su innata sabiduría y concepto de justicia.
Su curiosidad fue tal, que empezó a indagar en los misterios de lo sobrenatural, con un especial interés en la magia de la alquimia: la transmutación de los metales, el elixir de la vida eterna… Fueron temas que interesaron profundamente al que fuera el tercer y último rey de Israel.
Escribió cientos de libros al respecto, destacando el desaparecido “manuscrito secreto de Salomón” que contiene hechizos, invocaciones, fórmulas, talismanes, etc.; que aún hoy es el texto más buscado por todos los estudiosos de las artes esotéricas.
El Buen Tono