A Laura Ballesteros, vicecoordinadora de Acción Nacional en la Asamblea Legislativa, no le gusta nadita la grilla. Lo declara abiertamente. Tiene la mística del panista de antaño. Ése que hizo del bien común su divisa. Esta mujer de 31 años quiere llegar al poder para ayudar a la gente y no para colmar sus ambiciones personales.
Tampoco le gusta lo que ve en su partido. Lo dice con inusitada franqueza. Utiliza palabras muy duras para describir su rechazo a la transformación que Acción Nacional ha experimentado desde que llegó a Los Pinos en el año 2000.
Lo que de sus críticas piensen Madero, Tabe, Döring, Romero, Mariana, Gabriela, no parece importarle mucho. De lo que no hay duda es de que muchos van a coincidir calladamente con ella y otros tantos van a reflexionar al verse reflejados en sus palabras.
Pero nos llamó tanto la atención la inusual autocrítica al azul, que quisimos dejarla plasmada en este espacio antes de desconectarnos unos días de la chamba cotidiana.
Van textuales sus palabras:
“Este PAN que estamos viendo, que no se cansa de lanzar agresiones, que no se cansa de calumnias, no es el PAN que necesitamos, no es el PAN que la gente quiere. La gente quiere ver a ciudadanos haciendo política, no a políticos degradados en malos ejemplos, haciendo de la política partidista un instrumento para controlar el poder”.
Más adelante:
“El gran problema es que hoy el PAN le está dando a la ciudad políticos con la misma vara tan baja que tiene la clase política del país. No estamos nosotros abonando a elevar la clase política. Al ciudadano que sí quiere entrarle de manera digna a la política, terminan por hacerlo a un lado. Eso es lo que acaba secuestrando las agendas. Eso es lo que el ciudadano ve.
“Cuando nosotros les hablamos de transporte público, les hablamos de servicios públicos, les hablamos de (combatir) la corrupción, es cuando vuelven a tener esperanza en un partido que en algún momento llegó a ser la única opción para cambiar este país.
“Nosotros quisimos ser políticos profesionales una vez que llegamos al poder y es allí donde nos desvirtuamos. La gente no vota por el PAN porque somos políticos profesionales. Eso hay que dejárselo al PRI o al PRD, en alguno de los casos.”
Sin comentarios.
Ya que estamos con el PAN-DF. El boleto de los dos exfuncionarios de la delegación Benito Juárez, Sergio Eguren Cornejo y Rafael Medina Pederzini, y los otros dos mexicanos arrestados en Brasil, Ángel Eguren Cornejo y Mateo Codinas, no tiene fecha de regreso.
Los cuatro mexicanos fueron detenidos después de participar en una bronca al terminar el partido México-Holanda, el pasado 29 de junio. El altercado inició, según las versiones que conocemos, cuando uno de ellos le tocó el trasero a la esposa de un influyente brasileño que, después, apareció salvajemente golpeado en las escenas presentadas por la televisión.
La novedad es que el Ministerio Público de Fortaleza, donde están presos, los acusó ayer de “lesiones graves”. Podrían enfrentar una sanción de uno a ocho años de cárcel, si la justicia de ese país los declara culpables. No alcanzarían derecho a fianza.
Le preguntamos a Ballesteros sobre ése y los otros dos casos que han alcanzado espacios en la prensa y que tienen como protagonistas a correligionarios suyos: la panista de Guanajuato que golpeó a una reportera en la puerta del CEN, y el de los neonazis de Jalisco.
En su calidad de integrante de la Comisión de Orden del Comité Ejecutivo Nacional, Laura comentó estos casos:
“Son aislados. A mí no me representan como panista. Se tiene que llegar hasta sus últimas consecuencias y castigar si se encuentra que éstos son culpables. Pero tampoco vamos a ser parte de un linchamiento público.
“Es atractivo conectar un caso con el otro. Entiendo el papel de la prensa. Pero tenemos que analizar caso por caso y, de resultar culpables, tenemos instrucciones del presidente nacional de no dejar títere con cabeza cuando estén incurriendo en faltas a los reglamentos de Acción Nacional. Pero primero investiguemos qué está sucediendo”.
El que sí va este sábado en el programa de Arsenal es Mauricio López. Este hombre heredó la presidencia del PRI en la Ciudad de México, luego de la obligada renuncia de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, involucrado en una supuesta red de prostitución que habría utilizado para satisfacer sus apetitos sexuales.
En otras palabras, se sacó la rifa del tigre.
¿Cómo le va a hacer el PRI? Se preguntó Mauricio.
Él mismo respondió: “Con unidad. Pegando las piezas de un partido fragmentado y dividido, articulando aquellos que se fueron de la vida partidaria. Siempre he dicho que hay más priismo que partido en la ciudad, y generando mecanismos de participación diferentes”.
De esto y de otras muchas cosas, como la llegada de los morenos a la ciudad, nos habló el jefe del PRI defeño.
Una queja permanente de Andrés Manuel López Obrador es que no le dan acceso a los medios de comunicación. El Peje, sin embargo, se pone sus moños. Él decide cómo, cuándo, dónde y con quién. Sólo que le gusta sentirse cómodo. A Telereportaje de Tabasco ya le dijo que sólo le va a dar entrevistas a dos periodistas. A Carmen Aristegui, de MVS Radio y CNN, y a su paisano Jesús Sibilla.
Los morenos, por lo demás, andan muy activos en las delegaciones del DF. En algunas demarcaciones están armando estructura. El PRI-DF prepara una denuncia ante la Fepade por actos adelantados de campaña.
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