AGENCIA
CDMX.- La típica taza de café que se servía en una cafetería de Londres del Siglo XVII tenía un sabor a “jarabe de hollín”. Era espeso, ahumado y fuerte. En la actualidad se prefieren las bebidas más dulces. El café a prueba de balas hecho con mantequilla líquida, por ejemplo. O con leche, dulces, fríos y remojados en agua a temperatura ambiente durante horas.
Los científicos del Real Jardín Botánico de Kew advierten que 60 por ciento de las especies de café silvestre están en peligro de extinción debido al cambio climático. Su diversidad se utiliza para ayudar a los cultivos comerciales. Las disrupciones por el lado del suministro ya redujeron las reservas del tipo arábigo.
Independientemente de esto, la demanda de café sigue en aumento. Los bares todavía superan en número a las cafeterías en Reino Unido, pero mientras los bares desaparecen de las calles principales, cada año se abren más cafeterías. En Reino Unido, el número de cafeterías se duplicó entre 2009 y 2019, hasta alcanzar casi 26 mil, de acuerdo con el portal Allegra World Coffee.
En ese entonces, tal como sucede ahora, las cafeterías ofrecían algo más que cafeína. La clientela solía reunirse con otras personas de la misma ocupación o convicción política. Los whigs (el nombre antiguo del partido liberal) en uno, los tories (los conservadores) en otro y los comerciantes en un tercero. Algunos de los primeros cafés de Londres llevaron a la creación de instituciones que todavía existen. Lloyd’s of Londres, por ejemplo, nació como Lloyd’s Coffee House.