Hace un par de meses, el contralor capitalino Hiram Almeida abandonó un rato la hamaca para teclear una circular y dirigirla a todos los funcionarios de la administración pública capitalina, para que le avisaran quién iría a Brasil y bajo qué condiciones.
En el documento, que recorrió todas las oficinas públicas, el contralor advirtió a los pamboleros que tuvieran planes mundialistas, le respondieran un cuestionario sobre dónde irían, cuánto tiempo y, sobre todo, cómo pagarían su viaje.
Ese papelito cobra relevancia por varias razones, la principal es por el escándalo de los dos ex diputados panistas —ahora también ex funcionarios de la Benito Juárez— detenidos en Brasil por manosear a una mujer y agredir a su marido.
El delegado Jorge Romero, su jefe administrativo en la delegación y político en el PAN capitalino, asegura que ambos pillines estaban de vacaciones, lo cual es fácil de comprobar redactando un oficio con fecha anterior y ya está.
Pero si la Contraloría del DF les ordenó avisar día, lugar y cómo pagarían su viaje, el respectivo informe tendría que estar en las oficinas de Almeida… si es que hicieron caso de su circular.
En caso contrario ambos funcionarios, y el propio jefe delegacional, estarían en serios aprietos. No porque les vayan a aplicar alguna sanción —en la Contraloría no les gusta trabajar—, sino porque el tema puede ser administrado políticamente.
Y es que cada vez está más fuerte la versión de que ambos fueron invitados por Mateo Codinas, supuesto contratista de la delegación, y eso sí calienta. Sobre todo porque Eguren y Medina tienen registrados algunos viajes a Las Vegas… ¡con su jefe Romero!
No les vaya a salir a los panistas un émulo de Carlos Ahumada, contratista que pagaba a funcionarios de Andrés Manuel López Obrador; su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, obtuvo varios viajes a la ciudad del juego a cambio de jugosos contratos y terminó en la cárcel.
Qué tontos los albiazules de ese grupito, solitos se pusieron en la lupa y les puede costar muy caro, tanto que en una de esas a Romero no se le hace el sueño de coordinar al PAN en Donceles el año entrante.
Y peligra porque desde que se supo quiénes eran los mexicanos detenidos por andar de hooligans el caso dejó de ser un asunto policiaco e incluso diplomático; se convirtió en un gran filón político.
Nada más hay que ver que las autoridades consulares mexicanas fueron enteradas antes que nadie de la detención y de la identidad de los rijosos… y como Beatriz Paredes, excandidata del PRI al Gobierno del DF es la embajadora, pues ya se imaginan lo demás.
Aunque estos personajes fueran liberados, mediáticamente ya fueron condenados como borrachos y pervertidos sexuales, lo sean o no. Y para evitar que su jefe entre en picada, mejor será que muestren sus comprobantes de gastos, estados bancarios y demás para descartar que hayan ido de gorra. Porque algo similar le pasó al priista Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, al que señalaron como “cinturita” y, aunque nada le probaron, el público y los medios dijeron que si no era al menos sí parecía y se tuvo que ir de la presidencia del PRI-DF. Por eso no hay que escupir hacia arriba, dice el refrán, y bien haría Romero en nombrar a sus sustitutos y no andar con la tramposa jugada de poner “encargados de despacho”. Y el otro interés de la circular del contralor será conocer qué funcionarios fueron a Brasil, dónde llegaron y, especialmente, cómo pagaron su viaje… para callar a los mal pensados.
CENTAVITOS… Los que una vez más se pusieron de pechito en este asunto de los panistas borrachines son los perredistas, que por conducto de Cecilia Olivos, titular de Equidad y Género del PRD-DF, dijo que no basta con la destitución de los panistas y demanda castigo para Eguren y Medina por su comportamiento “indigno y poco generoso”. Dicen que ningún gobierno puede permitir ningún tipo de violencia, mucho menos contra las mujeres y tienen razón; el chiste es que ellos tienen ahí al diputado Rubén Escamilla, por ejemplo, filmado pidiendo sexo oral a una empleada a cambio de una plaza, y ni Olivos ni nadie protestó. Así que no sean hipócritas.