EL DIFÍCIL ARTE
“Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío para que los prepares para la vida”, dicen los chinos desde hace más de dos mil años en referencia al arte de ser padre mientras que los europeos señalan que “el mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día” y los norteamericanos sostienen que “un buen papá es aquel que después de una dura jornada de trabajo y pese a que el cansancio lo agobia, al llegar a casa, abraza a sus hijos y se vuelve niño jugando con ellos”. En el refranero mexicano también hay enseñanzas valiosas: “lo que con tu padre hagas, con tu hijo lo pagas”, advierte una de ellas.
El poeta mexicano Abel Pérez Rojas dijo “entre más años tengo, más quiero y entiendo a mi padre” pues cuando se es pequeño se le idolatra, se le mira como el ser más próximo a Dios, cuando se es adolescente se le desobedece y se avergüenza de él. Después, cuando se comienza con proyectos propios y en el mundo laboral se le minimiza y cuestiona, sus consejos parecen anticuados. Solo con el transcurrir de los años y muchas veces cuando arriba la paternidad propia, se le aprende a valorar, teniendo algunos la suerte de lograrlo pronto y otros desafortunadamente lo hacen cuando ya no está presente físicamente.
Sin embargo, todas las frases, viejas o recientes, no alcanzan a describir en su totalidad a esa persona que llamamos “papá”, cuyos cuidados y enseñanzas nos marcan de por vida. Aunque con un día de retraso, va una felicitación para todos los que ejercen ese difícil arte de ser padre, una laboriosa tarea que no se sacude nunca, ni siquiera cuando los hijos emigran del hogar. ¡Bien por ellos!.
DOBLE JUGADA
En las modificaciones a las leyes electorales que se discutirán en el congreso local para homologar los textos locales con los federales, como parte de la llamada reforma política, hay una doble jugada hecha desde palacio de gobierno, la cual desnuda lo que antes se sospechaba: un pacto del tricolor con un ala del panismo estatal que se alquiló para cerrar posibilidades de un relevó democrático en la gubernatura. Efectivamente, en la propuesta del Ejecutivo estatal –que es la misma del Partido Revolucionario Institucional (PRI)-, enviada la semana pasada, no contempla la modificación de periodos constitucionales para los ayuntamientos, diputaciones locales y la gubernatura.
No lo hace directamente pero si con la iniciativa que simultáneamente presentó la fracción parlamentaria de Acción Nacional que propone, que en un aparente afán de homologar elecciones locales con las federales, que la próxima legislatura veracruzana sea de dos años, los ayuntamientos de 12 meses y la gubernatura de dos años. De ñapa –añadidura- le agregaron la posibilidad de que los representantes populares puedan reelegirse -¡Ave María!, ¿se imaginan soportar un periodo más al cordobés Tomás Ríos, al jalapeño Américo Zúñiga o al porteño Ramón Poo?, es como para correr a buscar un exorcista- pero en realidad el objetivo de tal propuesta de los panistas, que ha causado revuelo en los últimos días, es no cambiar nada en el contexto político actual o aplicar aquello de cambiar un poco para que todo siga igual, lo que popularmente se llama “gatopardismo”.
¿Por qué?. Porque en realidad no fue idea de los panistas sino de palacio de gobierno y sus operadores más oscuros que están agazapados en los drenajes –entiéndase el innombrable- que optaron porque el colaboracionista “PAN rojo” sembrara tal iniciativa para darle un matiz de propuesta opositora y justificar el plan de mantener el dominio priísta en la gubernatura. Un gobernador de dos años, en el caso de aprobarse la iniciativa, no hará otra cosa que operar la siguiente elección del partido oficial. No tendrá tiempo de otra cosa y no será electo para otra cosa.
En los merenderos políticos corre una versión de que incluso desde palacio de gobierno se pactó con el “PAN rojo” darle “chance” de sentarse en la silla estatal durante 24 meses y el agraciado sería el exalcalde porteño y actual coordinador de la fracción del blanquiazul, Julen Rementería del Puerto. Condenado siempre a la medianía, Rementería acaricia su sueño más anhelado, ser gobernador aunque sea por un rato y si para eso es necesario pactar con el diablo, lo hará o mejor dicho, parece que ya lo hizo. La leyenda también habla del pago –con muchos ceros- y retazos de poder, enmarcado en aquella filosofía de los perversos de que “en política todo lo que se puede comprar, sale barato”.
Así, la llamada “Muralla Azul” cuyos líderes más visibles son Julen Rementería, Enrique Cambranis y el cordobés Juan Bueno Torio, -aunque a éste último solo lo arrean al rebaño pues los que negocian son los de Jalapa-, se presta con gusto al proyecto oficial de Veracruz, y claro, la posible llegada de un panista a una gubernatura de dos años no será para inaugurar una era azul en palacio de gobierno sino para preparar un retorno inmediato del tricolor, ese es el trato.
Por otro lado, el reducir el mandato estatal a 24 meses es también una maniobra para alejar momentáneamente las aspiraciones de los tres malqueridos del régimen actual y de la fidelidad, los priístas José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, y el demonio azul, enemigo público de los hombres del poder estatal, Miguel Ángel Yunes Linares. A ellos no les interesa, por obviedad, una gubernatura de dos años, y entonces la jugada será eficaz si los aleja del proceso electoral del 2016. De Yunes Linares todavía falta su postura formal pero también es evidente que dicha reforma electoral tiene dedicatoria más para él que para el resto de los aspirantes, un obsequio-desquite de la llamada “Muralla Azul” y de palacio de gobierno, hoy aliados por el miedo y el odio.
Independiente de los intentos de derribar enemigos, tanto de la misma casa tricolor como los de la acera azul, la propuesta de una gubernatura de dos años solo implicará un gasto enorme para el bolsillo de los veracruzanos porque será necesario ocupar al menos ¡¡ mil 200 millones de pesos!! en menos de 24 meses para la celebración de comicios consecutivos y a eso se le adiciona el hartazgo de la ciudadanía que tendrá que escuchar permanentemente a los aspirantes promocionarse hasta el cansancio en los medios informativos pues los años que durará el periodo para el mandatario elegido es igual a 24 meses de precampañas de los que aspiran al siguiente sexenio.
Es el regalo envenenado para los ciudadanos: más dinero tirado en la basura electoral, negocios para los partidos políticos y sus líderes cuando en el estado no hay recursos para construir escuelas, pagar becas estudiantiles, dotar medicamentos a los hospitales públicos, asegurar las pensiones a jubilados o para levantar obra pública de primera necesidad en comunidades paupérrimas. Para el 2015, 2016 y 2017, el presupuesto del gobierno estatal y de los municipios se enfocará en costear las precampañas y campañas de los aspirantes a la gubernatura y a comprar el sufragio. Eso es un atentado criminal contra todos los veracruzanos.
MONUMENTO A LA CORRUPCIÓN
Tanto la Comisión Nacional del Agua (Conagua) como la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV) se desentendieron de la planta de tratamiento de aguas negras ubicada en el municipio de Tomatlán, la cual fue edificada hace dos trienios y que a la fecha no funciona. Al contrario, al rebozarse con las descargas de los drenajes pluvial y de aguas negras que se conjuntan pues no hubo planeación para separarlos, los residuos se derraman y forman un canal que desemboca directamente en los ríos Tliapa y Tlacuapa.
Esa planta es un monumento a la corrupción que honra a los exalcaldes priístas, Martín Reyes y Nicolás Prado, ya que no solo está mal construida sino que teóricamente se invirtieron varios millones de pesos en sus respectivas administraciones y la obra es un mamotreto mal hecho y por lo tanto inservible y pestilente. Los lugareños se quejan de la contaminación y los malos olores que genera dicha construcción y aun cuando se ha solicitado el apoyo de Conagua y a la CAEV, y hasta de las secretarías de Salud del estado y la del Medio Ambiente estatales para atender el problema, ninguna institución ha intervenido.
Peor aún, la Conagua y CAEV se desligaron del proyecto y le dejaron toda responsabilidad al ayuntamiento actual pero cuyas finanzas son parcas que es imposible costear la corrección de los defectos de origen de la planta para hacerla funcionar. Es más, tan solo para cubrir el costo del consumo de energía eléctrica se requiere un pago mensual de 30 mil pesos, dinero que no tiene la municipalidad. Entonces, en Tomatlán se comprueba de que eso del cuidado de la ecología que tanto cacarearon los funcionarios estatales y federales el pasado 5 de junio, en el Día Mundial del Medio Ambiente, es mera retórica.
De todo este asunto, el agravio más fuerte es que las autoridades ni siquiera han hecho algo para castigar a los malos funcionarios que se gastaron el dinero –en teoría se invirtieron entre 9 y 10 millones de pesos -que debió ser ocupado en limpiar las aguas residuales y proteger el entorno ambiental, y ahí, permanece el ofensivo monumento a la corrupción en ese poblado tan castigado por los malos servidores públicos.