La prevalencia de casos de depresión y de ansiedad durante el primer año de pandemia se incrementó un 25 por ciento, especialmente entre los jóvenes, los más propensos a desarrollar conductas suicidas y autolesivas, según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El aislamiento social, el miedo a la infección, la incapacidad de trabajar, el duelo por la muerte de seres queridos son algunos de los factores de estrés que cita el estudio como desencadenantes de situaciones de ansiedad y depresión.