AGENCIA
CDMX.- El gobierno de Estados Unidos logró detectar a por lo menos 15 espías que recopilaban información para los servicios de inteligencia rusos; fue a través de diversos métodos de investigación, que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) colocó dispositivos de escucha, micrófonos en casas, cámaras de video en lugares públicos y habitaciones de hotel, un conjunto de acciones con las que pudieron ubicar a los agentes reclutados por Vladimir Putin.
Documentos desclasificados de las cortes estadounidenses, revelan que las autoridades policiacas también hicieron el seguimiento y grabación de llamadas telefónicas y correos electrónicos. Además del científico mexicano Héctor Alejandro Cabrera, el FBI identificó a dos peruanos, tres estadounidenses y nueve rusos.
Todos comparten algo en común: llegaron a Estados Unidos con una profesión destacada que les valió un lugar respetable, tal es el caso del mexicano que se desempeñaba como científico y será sentenciado el próximo 17 de mayo. Dentro de los 15 casos, destacan la periodista y estrella de televisión Vicky Pelaez, así como su pareja, Juan Lázaro, quien se hacía pasar por uruguayo, pero también es peruano.
Él se desempeñaba como profesor de ciencias políticas y fotógrafo. El FBI ha declarado que los espías rusos han vivido y operado en Estados Unidos al servicio de Vladimir Putin y la operación ha sido a largo plazo con un objetivo: “americanizarse” lo suficiente como para camuflarse y recopilar información en círculos políticos de Estados Unidos.
En su afán de evidenciar las labores de los acusados el FBI puso al descubierto sus propias prácticas. “Utilizamos una variedad de métodos de investigación. Por ejemplo, se llevó a cabo una amplia vigilancia. Se colocaron encubiertamente dispositivos de escucha, micrófono en ciertas residencias de los acusados; también cámaras de video en lugares públicos y habitaciones de hotel, el seguimiento y grabación de las llamadas telefónicas, correos electrónicos.
“Se entró a las residencias de los acusados y la información de sus dispositivos electrónicos fue copiada”, revela el documento de la corte distrital de Nueva York. Así fue como el gobierno de Estados Unidos, en una operación sin precedentes, encontró en distintas partes del país a 10 personas que durante años vivieron infiltradas, algunos durante décadas, y adquirieron identidades falsas.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos, dijo que 10 de los acusados eran expertos en comunicaciones invisibles con otros agentes que trabajaban para Rusia. Una de las características es que en su mayoría eran profesionistas “y aprovecharon eso como tapadera”. Sin embargo, su verdadero trabajo era tener comunicación directa con Moscú.
En un mensaje que fue descifrado por el FBI deja al descubierto cómo los agentes rusos le recordaban a dos de los 10 acusados de nombre Anna Chapman y Mikhail Semenko, que fueron enviados a Estados Unidos con un propósito: “Fuiste enviado a Estados Unidos para un viaje de servicio a largo plazo. Tu educación, cuentas bancarias, coche, casa, todo esto tiene un objetivo: cumplir con su misión principal, es decir, para buscar y desarrollar vínculos en los círculos de formación de políticos y enviar informes de inteligencia”, dice.
Los acusados fueron: Vladimir Guryev, Andréi Bezrukov, Mitkhail Kutsik, Mitkhail Vasenkov, Anna Chapman, Cynthia Murphy, Trace Ann Foley, Mikhail Semenko, Vicky Pelaez y Patricia Mills. Algunas historias que destacan son la del consultor Donald Heathfield y la agente inmobiliaria Tracey Foley, quienes realmente se llamaban Andréi Bezrukov y Elena Vavilova.
Ambos fueron reclutados en 1980 por agentes de los servicios de espionaje rusos, cuando apenas iban a la universidad. Llegaron a Estados Unidos en 1999 y desde entonces se hicieron pasar por canadienses.
Los 10 espías fueron intercambiados por el gobierno de Estados Unidos por otros espías estadounidenses que se encontraban encarcelados en Rusia por los mismos delitos. El intercambio se llevó a cabo en julio de 2010 en el aeropuerto de Viena y no fueron dados mayores detalles.
Los latinos espías de Moscú son la periodista peruana Vicky Pelaez y su esposo, Lázaro Juan. Según la acusación en su contra, ambos llegaron a vivir a Nueva York, en ese entonces, 20 años atrás.
Descubrieron que cuando Vicky Pelaez viajaba a Sudamérica llevaba dinero escondido en su equipaje; transportó 76 mil dólares divididos en ocho bolsas de dinero, según las autoridades de Estados Unidos, era el pago por su trabajo de espionaje para Rusia.
En 2020 se reveló el caso del mexicano Héctor Alejandro Cabrera; agentes del gobierno estadounidense encontraron en sus teléfonos fotografías de las placas del auto de un agente del FBI. Desde entonces, Estados Unidos armó una acusación contra el científico mexicano, a quien señalaron de ser un “agente extranjero” que realizaba labores de espionaje para el presidente ruso Vladimir Putin, en territorio norteamericano; recientemente se declaró culpable de espionaje y será sentenciado el próximo 17 de mayo en una corte de Florida.
En 2021, el Departamento de Justicia reveló el caso de Peter Rafael Dzibinski Debbins, de 46 años, exboina verde del Ejército de Estados Unidos, quien, desde diciembre de 1996 hasta enero de 2011, visitó periódicamente Rusia y se reunió con agentes de inteligencia de ese país. Le asignaron un nombre en clave y firmaron una declaración que certificaba que quería servir a Rusia.
“Debbins vendió flagrante y repetidamente a su país, incluso mientras se desempeñaba como Capitán en las Fuerzas Especiales del Ejército de los EU”, dijo Raj Parekh, el fiscal federal interino para el Distrito Este de Virginia.