Al igual que millones de personas de EU y del resto del mundo, la primera vez que escuché hablar de él y verlo, a Julián Castro, fue en la Convención Nacional Demócrata en Charlotte, Carolina del Norte, en 2012.
Ahí Julián Castro, el alcalde de San Antonio, fue el orador principal y la estrella de la fiesta política por su edad y por ser el primer hispano en dar este discurso. Los que ahí estábamos y quienes seguían la campaña política en EU comenzamos de inmediato el paralelismo con el otro joven estrella que en 2004 había sido el orador principal en la convención demócrata y que ahora buscaba la reelección: Barack Obama.
Castro, de 39 años, es el alcalde más joven de una ciudad importante en todo EU. Ahora el presidente Obama ha contribuido en su rápido ascenso político al nominarlo para la Secretaría de Vivienda y Desarrollo Urbano.
¡Ding, ding, ding! Las campanas de 2016 suenan todavía más fuerte para Julián Castro. A partir de este nombramiento de Obama, Castro se vuelve un fuerte candidato para la vicepresidencia en la próxima elección estadunidense.
Un gesto que es visto como de mayor impulso a la causa hispana y a la necesidad de reformar el sistema migratorio de EU que lleva considerándose roto ya desde hace varios años.
La historia de este joven político es la del sueño americano. Es mexico-americano. Su abuela llegó de México a Estados Unidos como huérfana a los seis años. Fue autodidacta para aprender a escribir y hablar inglés y se formó a base de trabajo doméstico para poder sobrevivir.
Hoy su nieto, un joven graduado de Stanford y Harvard, que fue electo por primera vez a la alcaldía de San Antonio a los 34 años y ha sido reelecto ya en dos ocasiones obteniendo 82% del voto en 2011 y 67% en 2013, es el político de origen mexicano más fuerte en Estados Unidos.
La cartera de Vivienda y Desarrollo Urbano no es precisamente la más fuerte en la administración federal, pero Castro logrará, de ser ratificado por el legislativo, mudarse a Washington para avanzar su carrera política ahora al plano nacional.
Para Hillary Clinton o para quien sea el/la nominad@ demócrata para la elección de 2016, Castro será una pieza fuerte como candidato a vicepresidente por varias razones. Primero que nada porque puede sumar un estado tan importante como Texas a la balanza electoral.
Texas ha sido tradicionalmente un estado republicano. El más importante en número por sus 38 votos del colegio electoral. Sólo California, que tiene 55 votos y es demócrata, le gana en peso a Texas. Últimamente, y en gran medida por el tema migratorio, Texas está pasando de ser un estado duro para los republicanos a morado, es decir, con posibilidades de que ambos partidos lo ganen.
Un político como Castro en la boleta electoral bien podría inclinar esa balanza en favor de los demócratas.
La segunda fortaleza de Castro es, de nueva cuenta, su origen mexicano. Con 52 millones de hispanos actualmente en EU y con la estimación de que para 2040, este grupo representará 25% de la población estadunidense, Castro es oro molido por ser hoy su más fuerte presencia en la política de EU.
Julián Castro es una estrella política en ascenso y desde este lado de la frontera será interesante seguirle los pasos en el plano nacional.
@AnaPOrdorica