Santiago.- Un polémico proyecto de ley que anunció la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, para despenalizar el aborto en situaciones especiales prendió las alarmas y generó críticas, halagos y rechazo del mundo político, e incluso religioso.
La iniciativa, presentada durante su primer discurso presidencial ante el Congreso en pleno, luego de tomar posesión del cargo el pasado 12 de marzo, hace parte del programa de gobierno enfocado a reformar el sector de la salud, y contempla tres causas fundamentales para su realización: por violación, riesgo de la madre o inviabilidad del feto.
No se hicieron esperar las críticas de la oposición, incluido el expresidente Sebastián Piñera, y reparos desde la democracia cristiana, miembro de la coalición de gobierno.
La oposición conservadora en bloque se opuso también a esta idea, postura a la que se sumó el presidente de la Conferencia Episcopal chilena, Ricardo Ezzati.
“Los obispos de Chile lo hemos dicho muy claro: la vida es el valor fundamental y es el valor que hay que de verdad proteger en todos los ámbitos”, sostuvo el cardenal.
Ante tales acusaciones, el lunes, el ministro secretario general de gobierno, Álvaro Elizalde, defendió una vez más la idea del Ejecutivo de legislar sobre el aborto, y respondió a las críticas subrayando la importancia de iniciar un debate sobre esta materia “sin caricaturas” y considerando que es un “drama social” que debe ser enfrentado por la sociedad.
Luego de participar en la reunión del comité político en La Moneda, el vocero desestimó los dichos del cardenal Ezatti, y de parlamentarios de la Unión Democrática Independiente y Renovación Nacional, que acusan al Gobierno de estar a favor del aborto y de la “pena de muerte para el que está por nacer”.
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