Inepcio iba en su coche con una linda chica. Los dos sintieron sueño; Inepcio detuvo el automóvil a la orilla de la carretera y ambos se dispusieron a dormir. Pero a la chica le vino en gana refocilarse con el gentil mancebo. Le pregunta: “¿Qué sucede si una muchacha quiere hacer el amor con un galán en su automóvil?”. Responde con enojo Inepcio: “¡Qué mala eres! ¡Yo aquí, tratando de dormir, y a ti se te ocurre jugar a las adivinanzas!”… Babalucas trabajaba con dos amigos suyos en un rascacielos en construcción. Un día se dispusieron a comer sentados en la más alta viga de la obra, a 90 metros de altura. El primer amigo abre la bolsa de su lonche y exclama con disgusto: “¡Oh no! ¡Otra vez sándwich de pollo! ¡Todos los días sándwich de pollo! ¡Si mañana vuelvo a ver en mi bolsa un sándwich de pollo me arrojaré al vacío!”. El otro abre su bolsa.
“¡Oh no! -exclama con igual disgusto-. ¡Otra vez sándwich de atún! ¡Sándwich de atún todos los días! ¡Si mañana vuelvo a ver en mi bolsa un sándwich de atún me arrojaré al vacío!”. Abre su bolsa Babalucas y exclama con el mismo enojo de sus compañeros: “¡Oh no! ¡Otra vez sándwich de huevo! ¡Sándwich de huevo todos los días! ¡Si mañana vuelvo a ver en mi bolsa un sándwich de huevo me arrojaré al vacío!”. Al día siguiente, a la hora del lunch, el primer amigo abre su bolsa. “¡Otra vez sándwich de pollo!”-grita. Y así gritando se arroja al vacío. El segundo abre su bolsa: “¡Sándwich de atún otra vez!” -clama. Y así clamando se arroja al vacío. Babalucas abre su bolsa. “¡Otra vez sándwich de huevo!” -impreca. Y así imprecando se arroja al vacío. En el funeral de los tres dice muy triste un amigo del primero: “No me lo explico. Siempre creí que le gustaban mucho los sándwiches de pollo”. Dice con igual tristeza un compañero del segundo: “No me lo explico. Siempre creí que le gustaban mucho los sándwiches de atún”. Y dice también muy triste un camarada de Babalucas: “No me lo explico. Él mismo se hacía sus sándwiches”… Don Cornulio tenía un amigo, don Candidio, que siempre veía el lado bueno de las cosas. Un día le comentó: “Estoy desesperado. He sabido que mi mujer tiene dos amantes”. Don Candidio lo anima. “Ve el lado positivo del asunto -le dice-. ¡Necesita dos hombres para sustituirte!”… ¡Cuánto daño le está haciendo la mala política a este país! En todas las naciones hay política, es cierto. La política es una pandemia universal. Sólo que en las demás repúblicas se hace política y también se trabaja, y en México se está haciendo política nada más. Séame permitido entonces enunciar este axioma relacionado con la vida pública: “En cualquier país un día que no se avanza es un día que se retrocede”. No sé si debo inscribir esa frase en bronce eterno, mármol duradero o simplemente en plastilina verde, pero me pregunto cuánto habremos retrocedido los mexicanos en estos últimos tiempos. Según mis cálculos andamos ya por 1956. En ese año Don Larsen, de los Yanquis de Nueva York, lanzó un juego perfecto en el quinto partido de la Serie Mundial de Beisbol. Su catcher fue el legendario Yogi Berra. Aquí sólo estamos viendo errores. Doña Jodoncia y su esposo don Martiriano fueron a un restorán. De pronto ella vio algo que iba sobre el mantel. Indignada se levanta de su mesa, va hacia donde estaba el gerente y le dice: “Hay un insecto en mi mesa”. “Disculpe la señora -responde el individuo-. Pensamos que ese hombre venía con usted”… Pechona y Nalgarina, vedettes de moda, oían a un predicador callejero que tronaba contra la fornicación. “¡Vaya! -exclama Nalgarina-. ¡Yo siempre había creído que fornicar era una tarjeta de crédito”… FIN.