YURI ARANDA
El Buen Tono
CD. Mendoza.- La emboscada y asesinato del general Camerino Z. Mendoza por el Ejército Huertista el 8 de marzo de 1913 y los múltiples accidentes que padecieron los obreros en las máquinas textiles, son fuente de energías terroríficas y sucesos paranormales en el interior de la exfábrica Civsa, ahora Hidroeléctrica Santa Rosa.
La muerte desafortunada de obreros por diversas causas, hace creer que hay espíritus en pena y rondando a lo largo y ancho de la factoría; varios han sido los testimonios que aseguran haberlos visto y sentir escalofríos, más no temor.
Se dice que de las 02:00 a las 04:00 horas, es el lapso más pesado dentro de la fábrica, especialmente en el patio donde quedaron abatidos algunos exobreros, las áreas de Hilado, Tróciles y La Caldera, al igual que la zona de la alberca y los muros que colindan con el Museo Comunitario.
Lamentos
de mujer
En una fotografía extraviada tomada a una expendedora de tortas afuera de la factoría, en la ventana de la caseta de vigilancia, quedó plasmado el rostro de una mujer con un semblante triste, desdentada y severamente lastimada con hematomas en la cara.
El encargado del Museo Comunitario, José Luis Ruiz José, quien tuvo la oportunidad de tener la gráfica en sus manos, narró que se trata de una joven de tez morena, cabello negro y con un moretón en la frente del lado derecho, la cual daba una expresión lastimera. La mujer podría ser alguna de las trabajadoras que se ubicaban en el área de Hilados.
Comentó que esa misma mujer fue vista y escuchaba en el registro de La Caldera, mientras emitía lamentos; un ingeniero que estudiaba en la UNAM la vio y trató de tener comunicación con ella preguntándole quién era, pero no le fue posible lograrlo.
Un niño ronda
El bullicio de los exobreros algunas veces con música mientras trabajaban o tomaban descansos, atraía la aparición de un niño de aproximadamente cinco años de edad, al cual veían parado, corriendo y mirando hacia todos lados para después esconderse, en las áreas de Hilados y la alberca del lugar.
El maestro y artista plástico, José Luis Ruiz, platicó que en una ocasión, a propósito pusieron música de Cri Cri, el niño apareció y bailó, pero de repente una mano lo jaló, corrieron para indagar y ya no vieron nada.
Consideraron que podría tratarse del espíritu de uno de los dos hijos de trabajadores, que murieron ahogados en la alberca y que ahora vaga por los rincones.
El ensombrerado
Desde hace 10 años, varios extrabajadores, visitantes e incluso elementos de la Policía Estatal y del Ejército Mexicano que por un tiempo se acuartelaron dentro de la fábrica, aseguraron que de La Caldera sale un hombre ensombrerado vestido de negro, que atraviesa los patios y se pierde entre los muros que colindan con el Museo Comunitario y donde se ubica la máquina conocida como “La Cucaracha”.
Ruiz José agregó que otro hecho sorprendente es que pareciera que el Museo Comunitario tiene vida propia durante la madrugada, pues en una ocasión mientras el fotógrafo Alan Morgado realizaba el curado de fotografías, escuchó muchos ruidos como caída de objetos y azotes de herramientas, como si alguien estuviera realizando alguna actividad ahí, pero no había nadie.
“Dentro de la fábrica quedó mucha energía de personas que vinieron de varios lados para trabajar y que aquí tomaron como su segunda tierra dejando descendencia, también asesinadas y accidentadas que según se decía, las enterraban sin darles cristiana sepultura, esas energías hoy flotan en el ambiente y son casos insólitos, parte de los recuerdos y anécdotas”, manifestó.