Un Pacto por México, en donde está sentada una parte de la izquierda, la más institucional. Un premio a Alejandro Solalinde, a quien Felipe Calderón casi envía a prisión; y el apapacho y reconocimiento público. Un agresivo programa educativo de Estado en donde la única no invitada fue la señora Elba Esther “La Maestra” Gordillo. Un plan de austeridad que, mientras son peras o son manzanas, era lo que pregonaba Andrés Manuel López Obrador. Todo en 10 días. Ni una sola palabra sobre crimen organizado. Ni una palabra sobre “plazas” y “capos”, como tanto le gustaba al anterior gobierno. Sin gritos, sin golpes al atril. Quizás el único berrinche, en este tiempo, fue el que hizo Emilio Gamboa Patrón con Ernesto Cordero cuando, por falta de quórum, dio por terminada la sesión del Senado de la República. Pero de inmediato vino la reconciliación. Caminaron juntos por la Alameda Central para tomarse la foto frente a los reporteros de los diarios nacionales. ¿Pues qué está pasando? Que llegó el PRI, señoras y señores. Y arrastra los colmillos de tan largos. Vea el 1 de diciembre, casi impecable: si se cometieron abusos en contra de los manifestantes, fueron los gobernantes del Distrito Federal: primero Marcelo Ebrard y luego Miguel Mancera. Ellos, el PRI y el Gobierno federal, salieron impecables. Sin mancha; alguna que otra arruguita, quizás; pero casi, casi limpios. Y espérense que viene más. Habrá otro Pacto por México a otro nivel, ya verán. Y cuando caiga un capo grande saldrá un segundo o tercero a anunciarlo y no el Presidente, porque esa agenda que colocó a México a nivel internacional como un país violento y fuera de control, no saldrá de Los Pinos. Van a bajarle los humos a dos o tres empresarios grandes, recuérdelo. Le van a poner un coscorrón a un par de sublevados que, como “La Maestra” Gordillo, aparecían cada lunes y martes en Los Pinos y le hacían jetas al Jefe del Ejecutivo federal y mangoneaban en las secretarías y pegaban de gritos y amenazas. Y si en el camino se les atraviesa Televisa; y si Emilio Azcárraga estorba para gobernar y les roba cámara y no aprende que el changarro tiene nuevo dueño, uno muy celoso que no comparte el poder, que se agarre porque también le toca. No es que sean los mejores: es que conocen para qué sirve el poder. Primero que nada, sirve para no compartirlo. 70 años de experiencia lo dejan más que claro. Porque su proyecto es de largo plazo. No quieren quedarse en Los Pinos 6 años; quieren garantizar más: 12, 18 años cuando menos. Si para garantizarlo deben dar golpes de efecto (como acercarse a la sociedad civil, como reconocer a los apestados de los dos últimos sexenios), van a hacerlo. Por eso, quien crea que Televisa se salva, se equivoca. Emilio Azcárraga Milmo fue soldado del PRI, ¿por qué habrían de permitir que Emilio Azcárraga Jean sea general dentro del Estado, como lo fue durante 12 años de gobiernos panistas? Soldado, y punto. Sí, cierto: fueron socios en la elección presidencial. Ya le llegará a Televisa su recompensa, seguramente. Pero Poder con mayúscula, como el que tuvo (tuvieron) con los gobiernos del PAN, es muy probable que no. Lo dicho: éstos arrastran los colmillos de tan largos; y les sirven para una cosa: para aferrarse al poder, domarlo, dominarlo, domesticarlo… y conservarlo.
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