EL CONTEO INDESEADO
Fue en los primeros meses del 2020 cuando todo inició. Una información allegada de forma anónima alertó al Colectivo de Familiares de Desaparecidos Orizaba-Córdoba que en un paraje de Ixtaczoquitlán había decenas de fosas clandestinas. Es un enorme cementerio del crimen organizado, les dijeron. A golpe de voluntad y con sus propios métodos de exploración pues no recibieron apoyo del gobierno estatal, los activistas localizaron los primeros restos humanos en tres fosas o “puntos positivos”, como les
denominan.
Ante el hallazgo y la negativa de ayuda a nivel local recurrieron al subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas para destrabar el apoyo forense y fue así que en abril de este 2021 se inició formalmente la extracción de cadáveres en Campo Grande. Desde entonces no ha parado el conteo macabro: en ese mismo mes, apenas a unos días de comenzada la exploración forense, se encontraron dos fosas nuevas. A principios de mayo ya eran 13 los cuerpos extraídos y para
finales sumaban 28.
En junio la cifra se elevó a 32 y en julio a 39. En agosto se agregaron otros cuatro y entonces paró la búsqueda no por decisión del colectivo sino porque desde la Fiscalía General del estado pusieron todas las trabas posibles para que no se continuaran la exploración forense. Primero, alegaron la cuestión de la pandemia de Covid-19 como también lo hicieron durante el segundo semestre del año pasado, luego la falta de personal legista y finalmente hasta les retiraron la custodia de la Secretaría de Seguridad Pública.
El conteo necrológico quedó en 43 cadáveres, pero desde hace casi dos meses los integrantes del Colectivo de Familiares de Desaparecidos Orizaba-Córdoba han solicitado reiteradamente el reinicio de la extracción de restos humanos. La semana pasada fue el trámite más reciente ante la Fiscalía para que se autorice la exhumación de más cuerpos. Se tiene evidencia de que había al menos dos predios más con sus respectivas fosas por lo que la cifra de cadáveres seguramente se elevará de manera
considerable.
No obstante, la respuesta del gobierno estatal ha sido nula. Ni siquiera han acusado de recibido los oficios del colectivo. Todo parece indicar que hay la consigna de no continuar con el procesamiento forense de Campo Grande. ¿Por qué? Es lo que se pregunta muchos y hay quienes afirman que es para que no continúe el conteo de fosas clandestinas y víctimas que posicione a Veracruz en los primeros sitios de esa estadística funesta.
Sin embargo, tal explicación se queda corta. El trasfondo es más perverso e ignominioso y la respuesta se dio entre los meses de junio y julio. En ese lapso, los buscadores revelaron a la prensa un dato revelador que les fue confirmado por los médicos legistas: la mayoría de los cadáveres localizados eran de ‘temprana inhumación’, es decir que tenían entre ocho meses y un año de haber sido enterrados -por ende, ‘levantados’, torturados y asesinados-. Es, por supuesto, un bombazo sobre el gobierno cuitlahuista pues los cuerpos en Campo Grande corresponden a la actividad delictiva en este sexenio.
Los grupos criminales siguieron secuestrado, matando y sepultando ilegalmente en el régimen actual. Campo Grande es un cementerio que creció durante la administración actual, en la gestión del neoleonés Hugo Gutiérrez Maldonado al frente de la Secretaría de Seguridad Pública y de Verónica Hernández Giadáns en la Fiscalía General. Obviamente también de Cuitláhuac García al frente del Ejecutivo estatal. Son los muertos del cuitlahuismo, pues.
Esa es la razón para bloquear la excavación de Campo Grande y otras fosas clandestinas que hay en el territorio estatal, mantener oculto que muchos de los que se hallan en ellas son los saldos de la catástrofe humanitaria en plena vigencia de este gobierno. A García Jiménez y sus funcionarios se les agotó el discurso de culpar a los del pasado por haber tolerado a los criminales que plagiaban, torturaban, asesinaban y enterraban clandestinamente a decenas -quizás cientos o miles- de
personas. Ahora, los maleantes gozan de la misma permisividad con la “cuarta transformación”.
LAS FRITURAS PACIFICADORAS
Por cierto, ¿quién le escribirá o al menos revisará los discursos al gobernante en turno?, ¿acaso Iván Luna quien en el organigrama estatal aparece como titular de la Coordinación de Comunicación Social?, ¿tendrá asesores en eso de la dialéctica? Se sabe que hay al menos una docena de comunicadores muy cercanos a palacio de gobierno, entonces ¿por qué se les ocupa para supervisar las alocuciones públicas? Todo un misterio.
Lo evidente es que a García Jiménez no se le da el arte de la tribuna. No domina el micrófono ni cautiva multitudes, aunque con esas mismas condiciones han habido otros mandatarios que pudieron superar o al menos atenuar tal defecto. Lo lograron con asesores y ensayando la lectura de discursos escritos antes de ser pronunciados. Lo más grave en la situación del actual mandatario no es que cometa errores de dicción sino que las pifias son en el terreno de la lógica y el sentido común, algo catastrófico para un servidor público.
Habla y habla y yerra y yerra. Sus discursos no son mareadores ni aburridos, al contrario, sirven para la guasa. Es costumbre entre los colegas jalapeños esperar que cada vez que García Jiménez convoca a conferencias de prensa, aun cuando esté arropado por reporteros afines que cuidan sus preguntas, a que diga algo chusco, se enrede en sus ideas y termine proveyendo material valioso para los ‘memes’ y las mordaces risotadas. Vaya, a esos encuentros mediáticos ya se les conoce como el “Cuitláhuac’s Show”. ¿Se acuerdan de la caricatura ochentera de “Cantinfla’s Show”? Pues igual.
El fin de semana regaló otra ‘perla’ al respetable, como dicen los locutores de la vieja guardia al referirse al público. Fue en Chacaltianguis, en la Cuenca del Papaloapan, tras inaugurar la remodelación del parque principal cuando aseguró que su gobierno está apoyando a los lugareños en sus actividades turísticas y económicas. Hasta ahí todo iba bien, pero sus dichos se convirtieron en chunga cuando comenzó a hablar de los plátanos que se producen en la región pues alardeó que con sus frituras ¡se combatirá la inseguridad!
“Por ejemplo el plátano que ellos siembran, cultivan y hacen frituras, es una acción integral y desde luego el objetivo de reactivar económicamente y a la par disminuir el problema de inseguridad que antes había”, dijo sin empacho ante los periodistas que hacían esfuerzos para contener la risa. No hace mucho hablaba de las vaquillas pacificadoras y ahora son las frituras de plátano como su estrategia para combatir al crimen organizado.
En abril del 2019 durante una gira del presidente Andrés Manuel López Obrador en el sur del estado, García Jiménez presumió el programa Crédito Ganadero que repartiría de forma inicial “más de 500 vaquillas” y con ello dijo que su gobierno daba resultados: “esos son los hechos, la realidad y con eso vamos a tranquilizar Veracruz”. Lo arengó una semana después de que el crimen organizado perpetrara la masacre de Viernes Santo en Minatitlán donde asesinaron a 14 personas en un salón de fiestas, entre ellas un bebé.
Han transcurrido dos años y seis meses de aquella matanza y del discurso de García Jiménez, y no se ha resuelto del crimen ni hay justicia para las víctimas como tampoco las vaquillas cuitlahuistas pudieron disminuir la violencia. ¿Será que por eso ahora recurre a las frituras de plátano como sustituto de los semovientes tranquilizadores? Mientras tanto, los criminales seguramente están con retortijones por tantas carcajadas que les provocan la estrategia gubernamental para
combatirlos.
MUJER Y PERIODISTA
No provoques a una mujer y mucho menos si es periodista, reza un consejo entre la clase política que no siguió el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya quien fue sorprendido violando el arraigo domiciliario que le dictaron los jueces al departir con amigos en el restaurante Hunan en las Lomas de Chapultepec el sábado pasado y cuya fotografía tiene indignado a todo el país, además de exhibido al gobierno de López Obrador por permisivo con un personaje que es un símbolo de la
corrupción.
Aunque sea “testigo protegido” -la prensa ya lo bautizó como “testigo consentido”- de la FGR para facilitar la persecución de políticos priistas y panistas, Loyoza no debió acudir a un espacio público -además de caro- cuando está bajo proceso judicial y se ha negado a acudir a los juzgados a declarar bajo el argumento de que su arraigo se lo impide. Ahora se sabe que todo es una simulación.
Pero lo interesante también está en la parte periodística. La que dio la exclusiva con fotografías incluidas fue la columnista Lourdes Mendoza tras recibir el ‘pitazo’ sobre la comilona de Lozoya. Sí, la misma que hace meses fue acusada por él de haber recibido bolsos de diseñador a guisa de “chayote” y que hasta la fecha no ha podido demostrar documentalmente pero que motivó su despido del sistema Radiopolis.
Mendoza esperó la ocasión y esta llegó. Ella misma acudió al restaurante con el teléfono móvil en mano para encarar a su “verdugo”, como lo identifica, y documentar gráficamente el acontecimiento. Se enteró por una fuente, fue al lugar de los hechos y trabajó periodísticamente el desliz provocando un sismo en la “cuarta transformación”. Es decir, se cumplió el protocolo periodístico y se obtuvo el fin noticioso.
Por demás está decir que fue el desquite de una mujer provocada. Ella misma, en su columna “Sobremesa” publicada el lunes en el periódico El Financiero, relata su faena y dice sobre su pendiente con Lozoya: “me buscó y me encontró, no lo voy a dejar en paz hasta que ofrezca una disculpa pública”. La crónica es imperdible y se puede leer en el link: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/lourdes-mendoza/2021/10/11/el-pekin-duck-de-lozoya-cortesia-de-la-fgr/. Sin duda es una lección para las nuevas generaciones de comunicadores.