El feminismo ha estado siempre relacionado con la lucha de clases en el capitalismo. La división del trabajo impuesta por el imperialismo, hizo que las mujeres fueran proveedoras de “fuerza de trabajo gratuito”. Al quedarse a trabajar en los quehaceres de la casa (lavar, planchar, hacer comida, cuidar hijos, limpiar, ir al mercado, coser la ropa), para sobrellevar los gastos dada la explotación de los hombres en las fábricas y talleres (hoy en oficinas) con miserables salarios.
El trabajo del hogar, llamado mañosamente por los explotadores, de las ¿amas de casa?, es un trabajo NO pagado, de explotación que solo beneficia a los dueños del capital (centros comerciales, empresas, negocios, gasolineras, propietarios de autobuses, taxis).