Después de más de 5 años de gozar de impunidad, de la que gozan gran parte de los que tienen nexos con la clase política, para poder violar las leyes de este país impunemente, por fin cayó el gánster Gastón Azcárraga Andrade, que aun sabiendo el gran daño que le hacía a la población, clientes de su empresa, la descapitalizó vendiendo sus principales activos y no cumpliendo con sus obligaciones fiscales.
Es una verdad incuestionable que, en los altos niveles de la política, conviven un gran número de empresarios-delincuentes que roban impunemente, pues están coludidos entre ellos como en este caso.
¿Cuantos accionistas de Aeroméxico se beneficiaron con la quiebra de Mexicana?
¿Cuánto más estarán ganando con el sobreprecio de los boletos, desde que dejó de volar Mexicana?
Todos ellos saben que están robando a sus clientes. Los accionistas de Aeroméxico que permitieron y siguen permitiendo este atraco, también son delincuentes.
¿Quién defiende al público que volaba en las rutas perdidas?
¿Quién se quedó con las rutas? ¿Será Aeroméxico?
La Secretaría de Comunicaciones debió intervenir entre la planta laboral y la empresa, para lograr una buena solución y no desaparecer una ruta con 58 años de antigüedad.
Todos serían más beneficiados con el acuerdo y no con el pleito. Pues si otras líneas pueden, ¿por qué Mexicana no pudo?.
No conozco ningún empresario que pretenda operar su negocio con pérdidas. Pues la quiebra vendrá más temprano que tarde, y los trabajadores les convendrá mejor adecuarse a las circunstancias antes de perder su trabajo, ya que tengo entendido que cobraban sueldos mayores que otras líneas americanas.
Ahora con este gánster preso, podremos saber qué fue lo que pasó y las autoridades correspondientes, deberán explicarnos por qué no intervinieron a tiempo para salvar esa fuente de trabajo.
¿A cuántos salpicaría el reparto de billetes?