NAHÚM BASTIAN
el buen tono
AMATLÁN.- Familiares de Jonathan y Eduardo, quienes fueron abatidos el pasado viernes por elementos de la Fuerza Civil, se reunieron para acordar las acciones a seguir luego del trágico suceso, desmintiendo las declaraciones del gobernador del estado de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, quien mencionó en rueda de prensa que la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención Integral a Víctimas, había atendido a la familia de los menores.
Los deudos, manifestaron que incluso la donación de los féretros fue realizada por una fundación, pero que nada tiene qué ver con un apoyo de las autoridades, además, hicieron hincapié en algunas irregularidades en el caso, por lo que solicitarían una copia del expediente y así corroborar la declaración de los padres de los menores, así mismo, mencionaron que podrían haber modificado el reporte en el Servicio Médico
Forense.
“Rechazamos la versión de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, en la que se atribuye la muerte de los menores a un supuesto fuego cruzado por el enfrentamiento de la Civil y grupos criminales, exigimos indemnización para los familiares de los menores asesinados y reparación del daño, también que se abra una Carpeta de Investigación, con el fin de esclarecer el caso y deslindar responsabilidades”, afirmó uno de los familiares.
Además, expresaron que se busca la destitución del cargo de las autoridades responsables y exigen la presencia del gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, el secretario de Seguridad Pública Estatal, Hugo Gutiérrez Maldonado, y del presidente municipal, Eduardo Rojas Camacho, así como de los representantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Por otra parte, Alberto Jiménez, tío de los finados, quien se encontraba en su domicilio el día de la tragedia, presentó los documentos que comprueban que sus unidades no cuentan con reporte de robo, acreditando así la legalidad de sus posesiones, mismas que no le han sido entregadas.
“La tarde del viernes me encontraba al interior mi vivienda, estaba con mi esposa, cuando escuchamos detonaciones de arma de fuego, pensamos que efectivamente se trataba de una balacera, en ese momento los elementos entraron y por un instante nos sentimos seguros, pero no, por el contrario, fuimos sometidos en una de las habitaciones de la casa, nos hincaron con las manos en la nuca y en repetidas ocasiones me cuestionaron sobre si poseía algo que me comprometiera, yo les contesté que no y mientras nos interrogaban se escucharon más detonaciones que no fui capaz de contabilizar por el nerviosismo del momento”, narró el dueño del inmueble.