Cuando el lunes Alfonso Cuarón publicó en varios medios un desplegado en el que le expuso directamente a Enrique Peña Nieto un decálogo interrogatorio en torno a la Reforma Energética, varias fueron las voces que se levantaron. Algunas lo tomaron como un atrevimiento; otras más celebraron que el ganador del Oscar explotara su calidad de celebridad para preguntar lo que algunos más cuestionan y que cuya voz no tiene eco. Como sea que haya sido, lo cierto es que fue una oportunidad para abrir —otra vez— el debate.
Se habría pensado que aquello no pasaría de la nota que acapara la atención por un par de horas, pero para la tarde, y a través de su cuenta en Twitter, Enrique Peña Nieto le agradecía y anunciaba a Cuarón que sus preguntas serían respondidas cuando las leyes secundarias de la Reforma Energética fueran llevadas al Congreso. Aunque algo cierto es que los tuits-respuesta del Presidente fueron un tanto ambiguos. La intención de Cuarón era generar debate —directamente con los encargados de presentarla— previo a la discusión, pero lo que se anunció fue que éstas —las respuestas— llegarían después, cuando las secundarias estuvieran en el Pleno ya redactadas.
La presentación de dichas leyes ocurrió el miércoles. Ayer, en este espacio le conté lo que Luis Videgaray me detalló de ellas, de las secundarias que presentó junto al secretario de energía, Pedro Joaquín Coldwell, en una conferencia fue también una suerte de respuesta a Cuarón. Sin embargo, anunciaron que sería para la tarde del miércoles, en que a través de la página de Presidencia, se publicarían la respuestas.
En el texto publicado, sólo se detalló más lo que se dijo en la conferencia, lo que el titular de Hacienda me dijo en entrevista en Hora Capital: la salida de las manos de la dependencia que encabeza, para hacer de Pemex una empresa que funcione como tal. La creación de empleos a mediano plazo, apenas las inversiones estén en marcha. El incremento de al menos 1% en el crecimiento económico. El comienzo de la reducción de las facturas del gas y energía eléctrica en un plazo de dos años. Se detalló sobre lo que se espera en lo referente a la protección del ambiente o de cómo se vigilarán los contratos que se otorguen. Además, cómo se evitará que la corrupción haga su ingreso en la que será una nueva manera de administrar los recursos energéticos del país.
Independiente de quién haya sido el remitente de los cuestionamientos, lo interesante de este episodio de la energética, es que la intención del debate continuo no debe agotarse, de igual forma lo voluntad para responder cualquier pregunta.
Emilio Gamboa, el líder de los priistas en el Senado, declaraba ayer que al finales de junio se habrán terminado las discusiones de las leyes secundarias pendientes —de la político-electoral, de telecomunicaciones y, claro, la energética—, la pregunta es si el tiempo y la voluntad serán suficientes.
No sólo la energética, sino también la de telecomunicaciones auguran tiempos complicados en el Congreso de la Unión… porque no sólo serán estas preguntas que surgirán, esperemos que tampoco sean éstas las únicas respuestas.