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EL MINUTERO

Superiberia
  • Por Por Andrés Timoteo/ Columnista

LAS MANOS DE MI MADRE
“Las manos de mi madre parecen pájaros en el aire,/ historias de cocina entre sus alas heridas de hambre. /Las manos de mi madre saben que ocurre por las mañanas/ cuando amasa la vida, horno de barro, pan de esperanza./ Las manos de mi madre llegan al patio desde temprano/ todo se vuelve fiesta cuando ellas juegan junto a otros pájaros, / junto a los pájaros que aman la vida/ y la construyen con los trabajos. / Arde la leña, harina y barro,/ lo cotidiano se vuelve mágico, / se vuelve mágico.
Las manos de mi madre me representan un cielo abierto, / un recuerdo añorado, paños calientes en los inviernos. / Ellas se brindan cálidas, nobles, sinceras, limpias de todo. / ¿Cómo serán las manos del que las mueve gracias al odio?/ Las manos de mi madre llegan al patio desde temprano,/ todo se vuelve fiesta cuando ellas juegan junto a otros pájaros. / Arde la leña, harina y barro, / lo cotidiano se vuelve mágico”.
Con esa canción-poesía de los argentinos Peteco Carabajal y Jacinto Piedra, y que fue interpretada magistralmente por la extrañada Mercedes Sosa, este espacio celebra a las madres hoy 10 de mayo. A los que todavía las tienen: festéjenlas, cuídenlas, consiéntanlas. A la distancia, cuando ya no están, se cae en la cuenta de que con ellas lo cotidiano era mágico. A los que ya no las tienen: recuérdenlas, cuéntenselas a los nietos y bisnietos, y hónrenlas con una vida proba. ¡Feliz Día de las Madres!

¡AL CARAJO! (LAS VÍCTIMAS)
Yo soy la víctima, mi proyecto es el herido, mi futuro es el que está en riesgo, mis herederos son los lastimados. Lo demás, ¡al carajo! Palabras más, palabras menos ese fue el mensaje que el viernes dio el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre los muertos, heridos y demás afectados del accidente en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México. Lo soltó cuando un reportero le preguntó en su conferencia mañanera el motivo por el cuál no había ido a visitar a los sobrevivientes que convalecen en hospitales ni se había apersonado en el sitio de la tragedia.
El tabasqueño está enojado, furioso. Se le nota. No puede controlar el dejo de exasperación en el rostro, aunque no le duelen los fallecidos sino el golpazo al gobierno capitalino que encabeza su nuera, Claudia Sheinbaum, quien ya carga más de medio centenar de muertos a sus espaldas, los 28 de los tres accidentes que han ocurrido en el Metro desde el año pasado y los 27 del colegio Rébsamen en el temblor de 2017, y de todos ellos casi la mitad son niños.
Los delfines del lopezobradorismo están tocados por el desplome de la Línea 12: Marcelo Ebrard, su secretario de Relaciones Exteriores fue quien la construyó cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de México -junto con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, quien era su tesorero- y la actual gobernante capitalina, Claudia Sheinbaum fue quien jineteó los recursos para el mantenimiento de ese transporte.
Es decir, los herederos de la “cuarta transformación” están embarrados hasta el cuello. También les cayó encima la ballena de la Línea Dorada. Por eso llora López Obrador y reacciona colérico. ¿Y los que reclaman justicia? ¡Son carroñeros! ¿Los trabajadores del Metro que piden seguridad? ¡Zopilotes! ¿La prensa que da cuenta del hecho? ¡Golpista que saca raja política! ¿Por qué no se ha presentado con las víctimas? ¡Eso es conservadurismo! ¿Los muertos, los heridos, los que están de luto? ¡Al carajo!
Todo el fin de semana, el tabasqueño guardó silencio sobre el tema, se dedicó a promocionar sus obras faraónicas mientras en Tláhuac los dolientes sepultaban a las víctimas de la negligencia. Claro, la reacción del gobernante es lesiva, por supuesto, pero inevitable. Así son los autócratas. El antídoto corrector para esas cóleras y desplantes que rayan en el insulto es que la tragedia vote el 6 de junio.

PERMISO DADO
Ya hizo agua el famoso “Pacto por la Democracia” en Veracruz que, según el gobernante en turno Cuitláhuac García, blindaría los comicios de la injerencia del crimen organizado. La semana pasada dos protagonistas de la contienda fueron blanco de atentados cometidos por la delincuencia. En Pánuco secuestraron violentamente al dirigente local del partido “Todos por Veracruz”, Rafael Higadera y los plagiarios mataron a un acompañante. A cinco días, nada se sabe del líder partidista.
En Chinameca balearon al candidato del Partido del Trabajo a la alcaldía, Martín Padua Zúñiga, aunque salió ileso. Con ellos, suman siete los atentados contra actores políticos, seis de ellos mortales. En total van siete muertos, cuatro de ellos precandidatos a cargos de elección popular, un secuestrado y un afortunado que salvó la vida. La lectura: en los comicios de Veracruz, el crimen tiene permiso.

BUROCRACIA AMENAZADA
Las marchas realizadas el fin de semana en Xalapa y la zona conurbada Veracruz-Boca del Río para apoyar a los candidatos de Morena son elocuentes. Ya no hay un ánimo ciudadano favorable al partido marrón. No fueron voluntarios los que caminaron con los candidatos a las alcaldías y diputaciones corriendo con sus propios gastos de traslado como el antaño reciente. No, ahora fueron burócratas obligados a rellenar los mítines bajo la amenaza de ser despedidos si no lo hacían. Igual que en los viejos tiempos priístas.
A punta de coerción y el chantaje los morenistas llenan las plazas. Lo difícil será que llenen las urnas porque todos los empleados gubernamentales que hoy son amenazados seguramente se desquitarán en las mesas de votación. Tontos si no lo hacen. En Córdoba andan por las mismas. Ya esta casa editorial ha dado cuenta que los directores de área y jefes de departamento obligan a los empleados a participar en el proselitismo a favor del candidato de la alianza PAN-PRI-PRD, Guillermo Rivas.
Los trabajadores que se han negado reciben la furia de sus jefes que los hostigan. Pero en la Ciudad de los Treinta Caballeros hay un ingrediente todavía más pestilente porque la alcaldesa Leticia López Landero le reza a Dios y al diablo, pues también tiene gente trabajando para el candidato morenista, Juan Martínez Flores. Se sabe que los encargados de determinadas áreas del ayuntamiento tienen la instrucción de jugarle ‘las contras’ al panismo. Entre más se descalabre el blanquiazul, más segura tendrá la curul plurinominal el NiNi, Isaac Luz López. Nadie puede negar que la señora López es una madre ardiente.

GAME OF TRHONES
¡Eso no se veía desde la Batalla de Winterfell!, expresan muchos jóvenes y niños sorprendidos por las imágenes caóticas en la India. Las nuevas generaciones están sorprendidas porque lo que ven en la televisión -concepto que ya debe ser sustituido por la “pantalla” porque la mayoría ya no se informa a través del televisor sino de los dispositivos móviles-: piras alineadas donde se queman miles de cuerpos. Son las cremaciones masivas de quienes fallecieron por la Covid-19.
La India lleva veinte días batiendo récords mortíferos con un promedio diario de 3 mil muertos, pero hay días que han rebasado los 4 mil, además de un media por día de entre 300 mil y 400 mil contagiados. “El gobierno nunca quiso establecer un confinamiento obligatorio y duro, nunca exigió a la gente que respetara las medidas higiénicas, el uso de mascarillas fue opcional, y entonces el destino nos alcanzó”, relata Raghú Das, un colega periodista radicado en Nueva Delhi.
En la última temporada de la famosa serie “Juego de Tronos” sucede la “Batalla de los Muertos” que deja miles de caídos y deben ser incinerados por la cantidad y el temor de que resuciten en zombis y, entonces, en un enorme campo frente al castillo de Winterfell se construyen camas de madera y paja que serán el combustible. Esa escena ficticia es el parámetro que las nuevas generaciones usan para mesurar lo que sucede en el territorio hindú de unos días a la fecha.
En Nueva Delhi, el 26 de abril un dron grabó las primeras escenas desde el aire de las piras ardientes y éstas se difundieron por todo el planeta. Pero no solo en la capital hay cremaciones masivas sino en muchas otras ciudades que echan mano de diversos espacios: playones a orillas del río Ganges, lotes baldíos, edificios abandonados, azoteas amplias, campos deportivos y hasta en las boca-calles se montan los entramados de leña y hay cadáveres ardiendo, decenas, cientos. En esos improvisados crematorios al aire libre se llegan a quemar hasta 150 cuerpos por día.
“Los crematorios formales están rebasados, no hay gas ni gasolina ni diésel, solo leña y ésta debe ser abundante para que el cadáver se queme en su totalidad. Por lo regular arden todo el día y por las noches se recogen las cenizas con palas para que en la madrugada siguiente comiencen a recibir los cuerpos de la nueva jornada”, cuenta ‘Raúl’- así le decíamos, españolizando su nombre, cuando estuvo en París hace cinco años-. “Y la madera se está acabando, ya casi no hay con qué quemar a los muertos”, dice lacónico.
A la par, el humo ya saturó el aire de Nueva Delhi y el olor a carne quemada es insoportable para los que llegan por vez primera, aunque cotidiano para los lugareños. Los niveles de contaminación también están rompiendo récord en una urbe de 22 millones de habitantes -casi como la Ciudad de México- con fumarolas por doquier. “Desde el dron se ven imágenes impactantes, hasta poéticas desde el punto de vista periodístico pero abajo, a ras de tierra, es lo verdaderamente apocalíptico”, añade ‘Raúl’. La India desplazó a México en la contabilidad necrológica al acumular 242 mil fallecidos frente a los 219 mil mexicanos sucumbidos por el Coronavirus.

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