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De política y cosas peores

Superiberia

CATÓN
Columnista

Un voto por Morena es un voto contra México… El director del zoológico se sorprendió al ver que el encargado de la pareja de hipopótamos le estaba pintando las fauces a uno de ellos con lápiz labial. Antes de que el asombrado jefe le preguntara la causa de tan peregrina acción le explicó el guardia: “Ya estoy harto de que la gente me pregunte cuál es el macho y cuál la hembra”… “Ésa no es excusa –le dijo el viajero a su esposa cuando al regresar a casa la encontró en brazos de un sujeto-. Yo también me he sentido solo algunas veces”… La señorita Peripalda, catequista, les narró a los niños el encuentro de San Juan Bautista con el rey Herodes: “Entonces Juan le dijo al gran monarca: ‘Por poderoso que seas hay algo que vale más que un rey’. Herodes no entendió lo que le decía el Bautista. A ver, niños: ¿qué vale más que un rey?”. Aventuró Pepito: “¿Un as?”… El cuento que ahora sigue es marcadamente feminista. Si por aquí anda algún machista debe evitar su lectura… Un hombre caminaba por la playa y las olas arrojaron a sus pies una lámpara de forma extraña. La frotó para limpiarla, y de la lámpara surgió entre nubes de humo un genio del Oriente. “Me has liberado de mi prisión eterna –le dijo el gigante al asustado tipo-. Pídeme dos deseos. Los dos te serán concedidos”. “¿Dos? –se atufó el hombre-. Siempre han sido tres”. “Tienes razón –admitió el genio-, pero con esto de la pandemia hemos tenido que ajustar la oferta”. “Qué le vamos a hacer –se resignó el sujeto-. Mi primer deseo es tener mucho dinero”. Al punto apareció en el estado de cuenta de su banco un cantidad estratosférica, mayor aún que la que hubo que pagar por la cancelación del aeropuerto de Texcoco. “Mi segundo deseo –prosiguió el individuo- es ser más inteligente que todos los hombres del planeta”. “Lo serás –prometió el genio-. No habrá varón en el mundo que posea tu inteligencia. Pero deberás resignarte a tener dos o tres días incómodos cada mes”… Entró en el edificio de departamentos un sombrío sujeto de siniestro aspecto que vestía abrigo negro de solapas altas, pese a que aquél día era uno de los más calurosos del verano. Se cubría además con un sombrero fedora, también llamado borsalino, como los que usaba Humphrey Bogart en sus películas de cinéma noir. Llamó a la puerta del departamento 4, y le abrió el ocupante. El individuo del abrigo negro masculló en voz baja: “Los cerezos del jardín han florecido ya”. Le informó el otro: “El espía vive en el 14”… El novio de la hija del Lic. Ántropo se recibió de abogado, y la misma noche en que aprobó su examen fue a pedir la mano de la muchacha. Le sugirió el genitor: “Antes de que se casen me gustaría que tuvieras por lo menos un año de práctica”. “¡Uh, licenciado! –exclamó el flamante jurisconsulto-. ¡Ya llevamos más de dos años practicando!”… En la prisión de alta seguridad el reo le dijo a su esposa, que fue a visitarlo: “Hay algo que me consuela en este encierro. Aquí no son tan rigurosos y estrictos como tú”… El bebito nació pelirrojo. La doctora le preguntó a la madre: “¿De ese color tiene el pelo el papá de la criatura?”. Respondió la señora: “No sé. Nunca se quitó la gorra”… Nalgarina, vedette de carpa, le comentó a su compañera Pomponona: “En estos días cumpliré 30 años”. “¡Qué coincidencia! –exclamó la otra-. ¡Yo también!”. “Sí –acotó Nalgarina-. Pero yo los cumplo por primera vez”… En el Bar Ahúnda los dos amigos que bebían juntos se hicieron súbitamente de palabras. Le dijo uno al otro con destemplado acento: “Y además eres un idiota. Ni siquiera has de saber follar”. “¡Ah! –se enojó el otro-. ¡Ya te vino tu esposa con el chisme!”… FIN.

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