Me escribe un amigo de un portal de internet y me reclama no haber escrito estas dos semanas, la Santa y la de Oascua. La razón más clara es que estaba fuera y no me llevé P.C., eso significa que solo los más avezados pueden escribir una cuartilla y media en un IPAD, y yo no entro en esa categoría.
¿Qué puedo compartir contigo, amable lector(a) que me haces el favor de seguir estas líneas? Varias cosas… La primera es que en México vivimos de milagro… No hay cultura de protección civil en ningún lado… Estaba en Acapulco cuando el temblor santo. A los de seguridad y protección del hotel no les daba el coco para poder desalojar… Las escaleras no se daban a basto. Cuando llegamos a la planta baja, ya había acabado el temblor, hacía como cinco minutos. Lo cual implica que si hubiera sido más fuerte, allí nos quedamos, pero como siempre, el hotel tiene dinero y es influyente, eso implica que nadie le exige rutas de evacuación acorde a la cantidad de personas evacuadas… Y de allí, pasar a que la gente se queda junto al edificio, sin saber si se va a caer o no, a pesar de que en nuestro piso se levanto una parte del pasillo, dejando una divertida montañita, muy emocionante en el momento del temblor. Yo le exigí a los de seguridad que alejaran a la gente del edificio, por si había una réplica fuerte, pero a nadie pareció importarle.
Pregunté a otras personas cual fue su experiencia en otros hoteles, y parece que es general. Algunas personas me comentaron que trabajan en edificios y a pesar de que tiembla mucho en Guerrero, no hay prevención de ninguna especie.
De allí, pasé a reflexionar respecto de las inundaciones anuales en el Norte de Veracruz y en Tabasco… Parece que ya son costumbre, pero no se hace nada por remediarlas. De hecho, las de Tabasco casi siempre se deben a que CFE no vacía con suficiente anticipación sus presas generadoras, debido a compromisos con Centroamérica, y es preferible inundar a Tabasco que volverse eficientes.
Si nos convertimos en localistas, conviene comentar que la mayoría de los municipios no cuenta ni siquiera con una ambulancia o personal preparado para una emergencia. En Fortín de las Flores, si usted sufre una fractura de pierna y acude a Protección Civil, le van a entablillar la pierna con cartón, porque no tienen más… Por eso en las zonas rurales se muere la gente más joven, porque no hay opciones de atención.
Incluso en Córdoba, no vienen industrias grandes porque no hay un hospital de primer nivel. Para sus ejecutivos esperan algo muy superior a la oferta de la región. Equipos de primer mundo, y médicos muy preparados… Mientras aquí, tenemos algunos muy buenos médicos, otros no son tan competitivos, y los equipos están para llorar. Un análisis que pude ver hace tiempo decía que la región no ofrece ni seguridad, ni servicios médicos, ni vías de comunicación, ni calidad de aire y de agua, ni nada para tener una empresa de primer nivel. Y eso que en este cuatrienio nos ofrecieron devolverle a los cordobeses la alegría de Vivir.
Vemos en Querétaro hubs de empresas con más de 200 o 300 industrias importantes… Pero allá el Gobierno ha creado la infraestructura, y las universidades están relacionadas con la industria a un nivel tan fuerte, que producen los profesionales que se requieren… Aquí la UTCV lo ha intentado hacer, pero no hay demanda suficiente para sus egresados.
Mientras tanto, los cordobeses generan más y más envidia contra Orizaba, por su avance, mientras ellos viven un terrible estancamiento… El teleférico fue una idea de particulares que surgió y creció a lo largo de los años hasta que llegó un presidente municipal que entendió el concepto, y han tenido un éxito espectacular… En Córdoba o no hay capacidad empresarial para hacer esos proyectos, o no son escuchados. Pues nada más con el rescate de la zona arqueológica, tendríamos para competir y compartir con los atractivos turísticos de Orizaba, pero nadie le mete los 20 millones que se requieren.
Y acabo con una reflexión ¿Porqué los funcionarios no pueden pensar en obras de alto impacto y a largo plazo?
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