Visibilidad de menos de un kilómetro, calles prácticamente vacías y una espesa niebla de color marrón que parecía envolverlo todo: Beijing vivió el lunes su peor tormenta de arena en una década que, además, disparó los ya altos niveles de contaminación acumulados en las últimas semanas.
La apocalíptica estampa, que no se veía desde hace años, provocó la suspensión o la cancelación de cientos de vuelos mientras que las autoridades aconsejaron a los residentes que se quedaran en casa y a los conductores que tomasen precauciones por la mala visibilidad.