El compromiso de exportación con Estados Unidos es en promedio de 1.0 millón de t cada temporada y lo demás, en números redondos entre 750 y 1.0 millón de t, se tienen que exportar a un mercado mundial de excedentes cuyos precios (regidos por el mercado de futuros) están muy por debajo de los costos de producción de los países menos competitivos, que no producen para un mercado que controlan países con suficiente productividad y/o subsidios como para vender en ese mercado denominado mundial.
La historia se repite cada año. Las organizaciones cañeras con la anuencia de los dueños y principales cabezas de las fábricas, se movilizan para bloquear de manera presencial o virtualmente las bodegas de algunos de los ingenios del país con el argumento de que no se cumplen con las exportaciones de azúcar motivo por el cual los precios de los distintos mercados se van a la baja.
Esto no tiene nada de extraño. La agroindustria azucarera del país produce cada año en promedio 6 millones de t de diferentes tipos de azúcar cuando el país consume en promedio 4 millones cada año. Sobran dos. Para ser exactos, en realidad se consumen alrededor de 1.5 millones más, pero esa parte se cubre con importaciones de jarabe de maíz de alta fructosa (HFCS por sus siglas en inglés) de lo cual, la mayoría de los industriales asociados a la Cámara Azucarera no se quejan pero si lo hacen por el ingreso de azúcar de contrabando que igualmente año con año se cuela por las diferentes fronteras del país a pesar de estar ahora administradas por mandos militares.