Huatusco.- México participó en la Segunda Guerra Mundial. Pilotos mexicanos “Los Aguiluchos” realizaron misiones de bombardeo, de apoyo a tropas de infantería. Combatieron al imperio japonés. Un huatusqueño formó parte del célebre Escuadrón 201.
Jesús Solís Tapia, originario de este municipio, formó parte del la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM), que combatió con la Bandera de México en las Filipinas para expulsar al imperio japonés de la zona.
La Segunda Guerra Mundial cobró la vida de millones de soldados, civiles. Ciudades enteras quedaron reducidas a escombros. Del campo de batalla muchos no volvieron. Jesús Solís sobrevivió y regresó a su pueblo natal, Huatusco.
Historia
Jesús Solís Tapia se enroló en el Ejército por órdenes del presidente, Manuel Ávila Camacho. A sus 18 años salió sorteado y se le envió a la Ciudad de México para recibir instrucción militar de aviación y transmisión aérea. Al final de la educación fue integrado a un grupo que pasaría a la historia, el Escuadrón 201.
Uno de sus hijos, José Ángel Lara Molina, trae a la memoria las anécdotas relatadas por su padre, “nos contaba cómo en más de una ocasión terminó en las trincheras con un fusil en la mano defendiendo su posición, con un nudo en la garganta, las bombas explotaban cerca de él”. Más de una vez el valiente soldado terminó llorando frente a sus familiares al recordar aquellos días donde caían por decenas los compañeros de armas a manos de balas enemigas y el ruido ensordecedor de las bombas en el lugar.
“El quedó un poco mal del oído, no escuchaba bien porque tanta explosión en esos momentos rebasaba la tolerancia del cuerpo”, refirió Lara Molina, quien mezcla a personajes que tuvieron algo que ver con su padre a su regreso a México.
Relatos
Contaba los combates que protagonizó con sus compañeros del Escuadrón 201, por horas, siempre vigilando a los japoneses, peligrosos, pero fáciles de enfrentar a gran altura, donde las aeronaves eran casi imperceptibles.
Se daban valor, aunque en sueños siempre estaba presente el temor de ser atacados y asesinados por el enemigo. La guerra no era con Japón, sino de ayuda a los Estados Unidos, relataba sus anécdotas, era una vida dura.
En ocasiones los bombarderos aparecían de repente, los pilotos sólo alcanzaban a cubrirse con sus mochilas. Tenían que protegerse de las esquirlas, era mucho el estruendo y la adrenalina que corría en esos momentos.
Lo principal para los soldados, fueran de infantería o aviación, era cargar con agua, “nos decía que un hombre podía vivir sin alimentos, pero no sin agua, nunca olvidaba su cantimplora, era una de sus precauciones”, anotó el entrevistado.
Aparte de ser un militar, Jesús Solís fue secretario del Comité Regional Campesino, cargo que le fue propuesto por varios personajes ilustres de esta localidad, entre ellos Ernesto García Cabral, Agustín Lara y Luis Pérez Meza.
Para sus hijos y familiares tenía muy buen carácter y una “labia” que convencía a quien se le ponía enfrente, “fue un muy buen padre, nunca nos regañó”, recuerda don José Ángel.
Tragedia
Después de visitar las comunidades sin importar lo accidentado del terreno, las malas condiciones del camino o los medios de comunicación Jesús Solís se lanzó como candidato a la diputación por Córdoba, pero esa campaña tuvo un trágico final.
Fue un día casi al término de las visitas por la zona cuando se trasladó a Córdoba, pero cuando regresaba a Huatusco a bordo de un Jeep acompañado de otra persona tuvo un accidente justo a la altura del puente que pasa sobre el río Jamapa, barranca a la cual cayó tras perder el control de la unidad. Tenía 33 años. Allí terminó sus días quien logró vender las metrallas enemigas y ataques japoneses. Así murió otro de los huatusqueños destacados, un héroe que formó parte del célebre escuadrón 201.
Escuadron 201
El Escuadrón 201 llevó a cabo su primera misión de combate de forma autónoma el 7 de junio de 1945. Las órdenes asignadas fueron de dar apoyo a las tropas aliadas de tierra.
Las misiones, cuyo triunfo dependía también de la comunicación entre los operadores en tierra y pilotos, consistieron principalmente en incursiones de bombardeo y ametrallamiento sobre las posiciones japonesas establecidas en el Norte y Centro de Luzón y de reconocimiento armado sobre la isla de Formosa, hoy Taiwán.
Realizó 59 misiones en compañía de Aliados de la Segunda Guerra Mundial, lanzó 252 bombas de propósito general de 1 mil libras y se dispararon 138 mil 652 cartuchos de ametralladora calibre 50.