La llegada de las vacunas contra la COVID-19 es una buena noticia para el mundo y permite avanzar hacia el fin de la pandemia, pero también entraña una serie de riesgos inherentes. Uno de los más notorios es la expectativa de aquellos que quieren lucrarse con la catástrofe sanitaria buscando sacar tajada de las nuevas vacunas.
A los pocos días de que países como Reino Unido o Estados Unidos hayan autorizado las primeras vacunas, en la “dark web”, la parte más oscura e inaccesible de Internet, ya han aparecido las primeras ofertas para vender fuera del circuito oficial y del control de los Estados las dosis. Se abre así la veda a un “mercado negro” difícil de controlar.
Una de esas ofertas, rastreada por la empresa de seguridad cibernética Check Point Software y dada a conocer por el Financial Times, comercializaba la vacuna a 250 dólares con la promesa una entrega “sigilosa” en un embalaje doble. El envío desde los EU por correo o a través de una empresa de mensajería ascendía a los 20 dólares con un extra de cinco dólares si se quería recibir al día siguiente.