ROMA.- Los precios mundiales de los productos alimenticios aumentaron bruscamente en noviembre ubicándose en su nivel más elevado en casi seis años, de acuerdo con un informe de referencia de las Naciones Unidas publicado hoy.
El índice de precios de los alimentos de la FAO registró un promedio de 105,0 puntos durante el mes, es decir, un 3,9 % más que en octubre y un 6,5 % por encima de su valor un año antes. El aumento mensual fue el más pronunciado desde julio de 2012 y situó el índice en su nivel más elevado desde diciembre de 2014, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El índice de precios de los alimentos de la FAO hace un seguimiento de los precios internacionales de los productos alimenticios más comercializados a escala mundial. Todos sus subíndices aumentaron en noviembre.
El índice de precios del azúcar de la FAO aumentó en un 3,3 % respecto del mes pasado ante las crecientes expectativas de un déficit de producción mundial en la próxima campaña de comercialización, dado que las perspectivas para las cosechas en la Federación de Rusia, Tailandia y la Unión Europea empeoraron debido a las condiciones meteorológicas desfavorables.
El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO subió un impresionante 14,5 % durante el mes, impulsado por continuas subidas de los precios del aceite de palma ligadas a una acusada contracción de las existencias mundiales.
El índice de los precios de los cereales de la FAO aumentó un 2,5 % desde octubre y se situó, en promedio, un 19,9 % por encima del valor de noviembre de 2019. Los precios del trigo para la exportación aumentaron como resultado del empeoramiento de las perspectivas para la cosecha en la Argentina, al igual que los precios del maíz, debido a las expectativas de una disminución de la producción en los Estados Unidos de América y en Ucrania, así como a cuantiosas compras de China. Los precios internacionales del arroz se mantuvieron estables durante el mes.
El índice de precios de los productos lácteos de la FAO se incrementó en un 0,9 % aproximándose al nivel más elevado de los últimos 18 meses, en gran medida a causa de la subida de los precios de la mantequilla y el queso y el aumento repentino de las ventas al por menor en Europa en un período de baja estacional de la producción lechera en la región.
El índice de precios de la carne de la FAO aumentó un 0,9 % desde octubre, aunque sigue estando un 13,7 % por debajo de su valor de hace un año. Aumentaron los precios de las carnes de bovino, ovino y cerdo, mientras que los de la carne de aves de corral disminuyeron
Recorta el pronóstico sobre la producción mundial de cereales en 2020
La FAO ha rebajado aún más su pronóstico sobre la producción mundial de cereales en 2020, que actualmente se ubica en 2 742 millones de toneladas, cifra que sigue siendo un récord y se encuentra un 1,3 % por encima de la producción del año pasado.
Los nuevos pronósticos publicados hoy en la Nota informativa de la FAO sobre la oferta y la demanda de cereales apuntan a una producción mundial de cereales secundarios de 1 470 millones de toneladas, una producción de trigo de 761,7 millones de toneladas y una producción de arroz de 508,4 millones de toneladas.
De cara al futuro, en el hemisferio norte se está llevando a cabo la plantación de cultivos de trigo de invierno y se prevé que los precios remunerativos harán que aumente la siembra en varios de los principales países productores. Sin embargo, las condiciones de cultivo en los Estados Unidos de América son moderadamente peores debido a las condiciones secas, que obedecen al fenómeno meteorológico imperante de La Niña.
Según los pronósticos, la utilización mundial de cereales en 2020/21 alcanzará los 2 744 millones de toneladas, un 1,9 % más que en 2019/20, impulsada por las expectativas de un uso creciente de maíz y sorgo como pienso en China, así como por el aumento de la producción de etanol a base de maíz en el Brasil y los Estados Unidos de América.
Se prevé que las reservas mundiales de cereales al cierre de las campañas en 2021 disminuirán, ubicándose en 866,4 millones de toneladas, lo que se traduce en un coeficiente reservas-utilización a escala mundial del 30,7 %, que, según la FAO, es el nivel más bajo en cinco años, pero aun así es relativamente cómodo.
De acuerdo con los pronósticos, el comercio mundial de cereales en 2020/21 aumentará en un 3,4 % respecto del año pasado y se situará en 454,6 millones de toneladas, principalmente debido a un ritmo mayor de lo previsto de las ventas de maíz de los Estados Unidos de América y continuadas compras cuantiosas por parte de China.
La enfermedad por coronavirus (COVID-19), La Niña y la inseguridad alimentaria
Las repercusiones de la pandemia de la COVID-19, en particular en lo que respecta a la pérdida de ingresos, son un factor importante de los niveles de inseguridad alimentaria mundial. La pandemia está agravando e intensificando las condiciones ya de por sí frágiles ocasionadas por conflictos, plagas y perturbaciones meteorológicas, como los recientes huracanes en América Central y las inundaciones en África.
Cuarenta y cinco países, 34 de ellos en África, siguen necesitando asistencia alimentaria exterior, de acuerdo con el informe trimestral Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, publicado también hoy por la División de Mercados y Comercio de la FAO.
Según el informe, se estima que la producción total de cereales de los 51 países de bajos ingresos y con déficit de alimentos aumentará este año hasta ubicarse en 496,3 millones de toneladas -alrededor de un 7 % por encima del último promedio quinquenal- gracias a la abundante producción en África austral y en los países asiáticos del Lejano Oriente. Sin embargo, se estima que las necesidades de importación de cereales en la campaña comercial 2020/21 aumentarán hasta los 73,9 millones de toneladas, principalmente a raíz de un aumento de las necesidades en los países del África subsahariana.
En el informe se señala que la presencia de La Niña acentúa el riesgo de que se produzcan precipitaciones superiores a la media en África austral y Asia oriental, mientras que en algunas zonas del Cercano Oriente asiático y de África oriental se prevé una disminución de las precipitaciones, condiciones que podrían dar lugar a perturbaciones de la producción con efectos adversos.
Los 45 países que necesitan asistencia alimentaria exterior son: Afganistán, Bangladesh, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Congo, Djibouti, Eritrea, Eswatini, Etiopía, Guinea, Haití, Iraq, Kenya, Lesotho, Líbano, Liberia, Libia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Namibia, Níger, Nigeria, Pakistán, República Árabe Siria, República Centroafricana, República Democrática del Congo, República Popular Democrática de Corea, República Unida de Tanzanía, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Uganda, Venezuela, Yemen, Zambia y Zimbabwe.