Mi amigo Juan Armenta de quien a menudo leo agradables, interesantes y hasta sabrosos artículos y digo sabrosos porque con su prosa, siempre me traslada a tiempos que me tocó vivir; disfruto lo que nos cuenta. Hace algunos días leí un texto y la verdad me hizo reflexionar, me llegó tan dentro de mí que decidí ampliarlo y comentar algunos detalles, Juan se refiere a la donación de sangre, de lo cual, un servidor, les rogaría a los colegas, a los tunde teclas, que si pudieran ocuparse del tema, les aseguro que colaborarían un poquito con nuestros amables lectores, ¡con la sociedad pues!
Y es que nadie está exento de necesitar de los donadores; para sí mismo, por un familiar o por el familiar del vecino. Todos en cualquier momento podemos necesitar de una transfusión de sangre. Cuando vamos a un hospital en busca de la salud, nunca imaginamos que nos van a pedir sangre y cuando la enfermera o el médico nos dice que se necesita de ese vital líquido. Ahí es donde sentimos que el mundo se nos viene encima.
Sentimos que se nos cierran todas las puertas, no sabemos qué hacer o si sabemos que hacer no sabemos por dónde empezar, nos llega un sobresalto en la mente, en el alma y en el corazón, no sabemos si llorar o salir corriendo del nosocomio; por eso el que escribe, decidió recomendar que seamos más solidarios, con los demás y con nosotros mismos. Los que tenemos un poquito de relaciones amistosas con médicos, con los políticos, con la sociedad, no se nos cierra el mundo y aún así, sentimos que los calzones se nos caen; no podemos imaginar la impotencia de la gente que viene de la montaña, los indígenas, la gente de las colonias marginadas, a ellos cuando les informan que se necesita sangre, no saben hacia dónde correr.
Los que tenemos un poquito de información y sabemos que existe un banco de sangre, de inmediato pensamos que en ese lugar está la solución, peeero, aquí viene el pero, ¿el banco de sangre tiene suficiente plasma para que se utilice en el momento menos esperado? Esa es la pregunta de los 64 mil pesos. Nadie se preocupa ni se ocupa del “Banco de Sangre”, sólo cuando tenemos necesidad de lo valioso que ahí se guarda; en ese momento nos enteramos y entendemos la importancia de esa pequeña pero súper indispensable área de un hospital.
Sólo el que ha tenido una urgencia de esa naturaleza, sabe lo importante que es donar sangre. Decidí hacer este texto, porque cuando leí el de Juan, de inmediato me llegó a la mente, la angustia que vivimos y se los voy a contar, aunque una cosa es que se los cuenten y otra vivirlo en carne propia. Un día, de eso ya tiene algunos años, el hermano de la morena linda, debutó como papá; nació su hijo y al poco tiempo, de urgencia lo tienen que internar en el ISSSTE, la sorpresa fue que esa misma noche nos informan que el bebé estaba grave, el médico le había diagnosticado “Púrpura”, una enfermedad que por hemorragias, ocasiona escasez de plaquetas circulantes en la sangre; el paciente se desangra y puede ser de fatales consecuencias; es una enfermedad no común, la padecen 5 de cada 100 mil personas.
Toda la familia estaba consternada, impotente; de entrada se necesitaban 64 donadores y si uno no es tan fácil encontrarlo, sesenta y cuatro estaba en chino. Se procedió a buscar a los amigos, conocidos y lo que se encontrara; fue una tarea de regular tamaño, pedimos favores por todos lados, en las difusoras, en las iglesias, al Ejército, en las grandes empresas, que aquí en Xalapa no son muchas, a los empleados del gobierno, al sindicato de CFE. Tenemos que hacer un reconocimiento a los trabajadores de la industria de la construcción, porque por esa amarga experiencia, nos enteramos que la sangre de los albañiles, para la transfusión es la mejor, porque esa gente, por la rudeza de la chamba, su sangre es la que mejor sirve para las transfusiones.
Para conocimiento de todas nuestras lectoras y lectores, a las cuales va dirigida la invitación, deben saber que en el hospital Dr. Luis F. Nachón, ¡el del centro de Xalapa pues!, ahí hay un banco de sangre y la responsable es la LTS Amalia Ruiz Flores, ella es la que todos los días está preocupada y ocupada porque el banco siempre esté abastecido de sangre, a doña Amalia le preocupa y se angustia porque los donadores en las más de las ocasiones escasean, en Xalapa no hay una auténtica y responsable cultura de la donación, ella y por supuesto el que escribe, ruega a la ciudadanía que seamos más solidarios con los demás.
Un servidor alguna vez fue a donar sangre y no duele, no pasa nada y se siente bien servirle al prójimo. Ojalá y estos renglones convenzan a mucha gente para que se conviertan en donadores, rogamos al todo poderoso que la invitación caiga en tierra fértil y surja mucha, ¡qué mucha, muchísima gente!, para que sean héroes anónimos, que sean salvadores de vidas.
Seamos como doña Amalia, quien directa o indirectamente, como se le quiera ver, salva vidas, porque al tener el elemento que necesitamos para vivir, en el momento en que se necesita, se estará colaborando, haciendo que los momentos de angustia, los momentos difíciles de alguien, sea más fácil y lo importante, el enfermo se repone sin saber a quién o a quienes le debe la vida. Aunque eso es lo de menos, lo bien que nos vamos a sentir prolongándole la vida a un ser humano que llega a un hospital con la esperanza de encontrar su salud. Así sea.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, qué bueno, porque los que no duermen bien y traen un insomnio de la fregada, esos meros son los europeos y el señor Obama, porque de nada sirvieron las recomendaciones diplomáticas, Rusia se salió con la suya y consiguió lo que pretendía, adueñarse de Crimea. Los europeos junto con los EE.UU hicieron que aflorara nuevamente la guerra fría y eso les ha quitado el sueño y no consiguen conciliarlo ni vetando en todos los aspectos a Rusia, el G8 ahora es G7 y decreciendo….Cualquier comentario sobre este donador texto, favor de enviarlo avaldesnoe@hotmail.com