- Por Andrés Timoteo / columnista
LOS DOS TERRORES
Una extraña mescolanza hay en Francia donde dos plagas se juntaron: la pandemia de la Covid-19 y el terrorismo yihadista. Ambos tienen infectada la nación gala, el primero desde hace ocho meses y el segundo de mucho tiempo atrás, pero cuyos efectos mortales se comenzaron a presentar con mayor ímpetu en el 2015. El inicio del ‘toque de queda’ nocturno en París y otras grandes ciudades francesas -el sábado- para detener los contagios gripales tuvo como precedente la decapitación de un profesor de historia.
Samuel Paty era un maestro de secundaria en la comunidad de Conflans-Sainte-Honorine, al noreste de la capital, quien en su clase sobre derechos humanos tocó el rubro de la libertad de expresión y mostró a sus alumnos algunas caricaturas del profeta Mahoma que han sido publicadas por el semanario satírico Charlie Hebdo, blanco de un atentado terrorista en enero del 2015 que diezmó su redacción.
Una semana después de aquella clase ilustrativa, un joven de origen checheno de 18 años -que ni siquiera era alumno del profesor- lo esperó a la salida del colegio y lo atacó con un cuchillo matándolo y decapitándolo. El atacante exhibió en su cuenta de la red social Twitter la cabeza decapitada del maestro. Horas después, el atacante fue abatido por la policía al resistirse al arresto.
El suceso es sumamente complejo y a la vez explícitamente representativo de la evolución del fenómeno terrorista en Francia -pero con resonancia en todo el mundo-. La víctima fue un enseñante ya no un periodista ni un líder religioso ni un político ni un soldado ni un policía. Entonces, ahora los terroristas fueron -e irán- contra los maestros que son miles en el país y el entendido es que cualquier profesor ahora es blanco de ataque si dice algo en las aulas que se interprete como blasfemia -otra vez ese término-.
Por ello, el asesinato de Samuel Paty es un signo peligroso porque ataca uno de los valores universales y totalmente vitales para la humanidad: la libertad de cátedra. El mensaje dado es claro, enseñar puede costar la vida. De parte del victimario se tiene que es muy joven, 118 años, y no era un soldado yihadista formal y ni siquiera estaba en el radar de las autoridades por una radicalización religiosa.
Era integrante de una familia venida de Chechenia que recibió el estatus de refugiado político, llegó de niño y se educó en el sistema galo, es decir se formó como un francés común. Esto remarca la tesis de los estudiosos que hablan de los ‘lobos solitarios’ sembrados en territorio europeo, aquellos terroristas que se crecen y se forman como europeos, pero que heredaron el odio y el fanatismo de sus familiares -los de acá y los del país de origen- y cometen atentados en nombre de la fe.
No olviden que los terroristas de la masacre de noviembre del 2015 en París eran también musulmanes yemenitas y sirios crecidos en Bélgica y Francia, aunque de mucha más edad que el asesino del profesor Paty. El tercer ingrediente son las redes sociales pues el propio atacante difundió la cabeza del maestro como trofeo en su cuenta de Twitter. Ya no hubo comunicado desde del Medio Oriente que se adjudicara el crimen, ahora todo es casero y local –‘homemade’ o ‘hecho en casa’, como le dicen-.
Y la decapitación de este profesor no es la única en estos días que está ligada al caso Charlie Hebdo y el juicio histórico que lleva el Tribunal de París contra los perpetradores iniciado el mes pasado pues el 25 de septiembre, otro joven de 18 años de origen pakistaní atacó a cuchilladas a dos editores de la agencia “Primeras Líneas”en el exterior del edificio donde antes se ubicaba la sede del semanario.
El atacante no sabía que la revista Charli Hebdo se había mudado de local y entonces creyó que las dos personas eran colaboradoras de la misma. Las lesiones no fueron mortales y el terrorista fue detenido por la policía. El joven pakistaní como el checheno corroboran la tesis de los ‘lobos solitarios’ que ni siquiera requieren un entrenamiento oficial de Estado Islámico para sembrar el terror.
Por eso, pasada la primera noche con ‘toque de queda’, la del sábado, miles de franceses salieron a las calles parisinas y en decenas de ciudades francesas ayer domingo para condenar el atentado terrorista en Conflans-Sainte-Honorine y defender a los profesores y las libertades de catedra y de expresión contra una ola creciente de intolerancia y oscurantismo. El miedo al terrorismo asesino es mayor al del contagio con virus gripal y entonces las multitudes poco importaron.
En París fue impresionante la concentración en la Plaza de República donde se guardó un minuto de silencio y luego de entonó La Marsellesa, el himno francés. “Yo soy Samuel”, se leía en la mayoría de las pancartas y se escuchaba en las consignas. Otros letreros rezaban: “la escuela llora, pero sin miedo” y “Ni miedo ni odio, esa es nuestra victoria”, del inolvidable Albert Camus.
LOS PADRINAZGOS
Hablando de terror, en México no andamos lejanos del miedo, la zozobra, la intolerancia y la violencia europea. Es más, no le pedimos nada a Francia porque acá se tiene un ‘baño de sangre’ desde el 2007 cuando el panista Felipe Calderón decidió por sus pistolas declararle la guerra al narcotráfico, algo que nunca fue real, sino que se trató de una ‘limpieza’ de cárteles rivales para beneficiar a una sola agrupación criminal. Y eso conllevó a solidificar los pactos entre los narcos y los políticos.
Una consecuencia de lo anterior es la detención que el Departamento para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos hizo la semana pasada de Salvador Cienfuegos Zepeda, quien fue secretario de la Defensa Nacional durante el gobierno del priista Enrique Peña Nieto, acusado de tráfico de estupefacientes, lavado de dinero y protección a las organizaciones de narcotraficantes.
Esa aprehensión es un golpe para México porque desnuda, una vez más, ese pacto con la mafia que involucró a las fuerzas armadas y se extendió transexenalmente, y porque acá nunca se ha tocado a la élite castrense. Ahora lo hicieron los de al lado, como cuando el vecino atrapa al ladrón de tu casa mientras acá no le haces nada y hasta lo consientes. Las autoridades mexicanas ni ven ni oyen a los facinerosos de la milicia.
Preocupante también que en su momento el actual presidente Andrés Manuel López Obrador se desvivió en elogios para Cienfuegos Zepeda, y lo más peligroso es que el actual titular de la Sedena, Luis Crescencio Sandoval González fue recomendado por Cienfuegos al tabasqueño. Es su padrino, pues. ¿A poco no es de dar miedo?
La versión venida desde la Unión Americana sobre las pesquisas desprendidas del expediente llamado “El Padrino”, como era el mote de Cienfuegos en la mafia, apuntan a que al menos otros diez mandos militares estén en la mira de las autoridades norteamericanas. Desde el patio vecino removerían en hormiguero en México y destaparían la cloaca, de ahí que el pasado fin de semana el propio López Obrador se quejó amargamente de la supuesta injerencia de agencias estadounidenses en el país.
Las acusó de ingresar y violar la soberanía nacional. Y más aún, pidió que la DEA sea investigada y sancionada -risas- por entrometerse en México. Los observadores afirman que el humor presidencial pasó de estupefacción cuando se enteró de la detención de Cienfuegos a la postura defensiva de la élite militar frente a pesquisas judiciales conducidas desde el extranjero. Así, Cienfuegos y sus apadrinados ya tienen abogado desde la más alta tribuna del país y se cumple esa metáfora de que mientras el vecino detiene al ladrón, el casero agraviado lo defiende y procura.
‘DOÑA PEJA’, LA DESHONESTA
La presidenta municipal de Rafael Delgado, Isidora Antonio Ramos y el regidor Adrián Hernández Sánchez perdieron la presunción de ser personas con “una forma honesta de vivir” y no podrán contender por futuros cargos de representación popular según lo determinó el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) que desahogó una queja presentada por el síndico, Julián Cotlami Cocotle.
Los magistrados le dieron la razón a Cotlami Cocotle a quien desde el 2019 no le pagan su sueldo, lo excluyen de las sesiones de cabildo y de las decisiones municipales además de que ha sido objeto de agresiones verbales y discriminación. Considerando que el síndico es un adulto mayor entonces se encuadró el delito de violencia política contra un senecto cometido por la alcaldesa y su regidor.
“Doña Peja” como le conocen a Antonio Ramos porque presume ser como López Obrador, El Peje, y encarnar la transformación desde el inicio de la administración municipal se ha enfrentado al síndico Cotlami Cocotle, a otros funcionarios y a la ciudadanía a los que sobaja y ofende. Tampoco han sido pocas las manifestaciones populares en su contra ni las denuncias presentadas en la Fiscalía General del estado por malversación de recursos y otros actos de corrupción.
La alcaldesa es todo un estuche de monerías en eso de los chanchullos y la sentencia del TEV solo viene a confirmar la que todos los sanjuaneros -así les dicen a los habitantes de Rafael Delgado- saben de sus tropelías. Vaya, hasta parece que en la Sierra de Zongolica hay competencia entre los munícipes para ver quien comete más desmanes y se gana más sentencias punitivas de los tribunales.
No olviden que el alcalde de Zongolica, el perredista Juan Carlos Mezhua acaba de ser sentenciado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a reparar el daño contra la regidora cuarta, Arely Tezoco Otehua, víctima de violencia política por razón de género, y le ordenó someterse a terapias para controlar su ira y su odio contra las mujeres. Mezhua Campos y Antonio Ramos están cortados con la misma tijera.