- Por Andrés Timoteo / columnista
SABADAZO MORENO
Ayer concluyó el levantamiento de la “encuesta abierta” que las casas consultoras Covarrubias y Asociados, Parametría y BGC y Ulises Beltrán y Asociados realizaron para determinar quién será el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena y mañana sábado se hará público al ganador. Es decir, será un sábado de bosquejo sobre el 2024, pues la tribu marrón que se haga con las riendas del partido tomará ventaja en la postulación presidencial dentro de cuatro años.
Por eso la expectativa no solo entre los militantes sino en general. Parte del rumbo político del país se vislumbrará a partir del fin de semana pues se quiera o no Morena es el partido en el poder. En términos llanos, la inusual contienda por la dirigencia partidista se reduce a dos candidatos quienes, a su vez, representan dos proyectos y tres aspirantes para los comicios del 2024.
Uno es el diputado federal, Mario Delgado, coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro, carta de la corriente moderada o pragmática que representa el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, líder de los senadores de ese mismo partido. Ambos están en un acuerdo temporal para tratar de hacerse con la dirigencia y los dos son aspirantes a la candidatura presidencial.
En la otra acera contiende el también diputado federal, Porfirio Muñoz Ledo, quien ha saltado del PRI al PRD, luego al desparecido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (FCRN) y finalmente a Morena sin excluir sus alianzas y colaboracionismo con el PAN y el PVEM. El veterano político es respaldado por el ala de los ‘puros’ y reaccionarios del morenismo que empujan una nominación presidencial para Claudia Sheinbaum, la actual jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
La disputa es interesante no solo porque su resultado perfilará cartas para las batallas electorales venideras -además la corriente ganadora llevará mano en las candidaturas del 2021- sino porque también definirá la posición -hasta el momento algo ambigua- del presidente y fundador de este partido, Andrés Manuel López Obrador. La lectura del pronóstico es interesante.
Por un lado, obviamente López Obrador querría que su nuera Sheinbaum sea candidata y herede la silla presidencial, pero tener a Muñoz Ledo en la dirigencia partidista tan contestatario y sobre todo inteligente le representaría un ‘dolor de cabeza’. No le sería manipulable ni le garantizaría una lealtad y obediencia a ciegas como tanto le gusta.
De ahí que hay la versión tras bambalinas de que el tabasqueño ya se ha decantado por Delgado Carrillo por ser un sujeto totalmente manipulable y que, hasta el momento, le profesa una obediencia casi lacayuna, aunque las lealtades en política son como la plastilina y habrá que esperar para el 2024 cuando el legislador tenga que decidir por el mandatario saliente o por su verdadero jefe político, Marcelo Ebrard.
La definición del dirigente nacional de Morena, entre los reaccionarios y los moderados obviamente repercutirá en Veracruz. Es sabido que el gobernante, Cuitláhuac García le apuesta y le acercó recursos financieros a Porfirio Muñoz Ledo, según la grabación que se dio a conocer de un diálogo entre Bertha Lujan y Alfonso Ramírez Cuéllar, presidenta del Consejo Nacional y dirigente interino, respectivamente, de Morena.
Entonces y para empezar, el arribo de Delgado Carrillo frenaría a plazo inmediato la intención de imponer como líder estatal del partido a su ex secretario particular, Esteban Ramírez Zepeta, con un burócrata gris originario de Las Choapas que no es conocido por la militancia en el espectro estatal y su único mérito partidista es su cercanía con él. Este señor lleva semanas recorriendo la entidad con cargo al erario, moviéndose en caravanas con camionetas de lujo y acolchado por el aparato estatal.
Aún así no levanta entusiasmo ni enciende a la militancia, es más ni siquiera la interesa. No tiene discurso, no tiene propuesta, no tiene liderazgo y su única retórica son las frases gastadas de la campaña del 2018. Es pocas palabras, Ramírez Zepeta es reflejo exacto de la precariedad y localismo empobrecedor que representa su jefe, Cuitláhuac García. Si el ala moderada de Morena se queda con la dirigencia nacional, este señor estaría derrotado antes de que comenzar el proceso para renovar la dirigencia estatal.
En contraparte, con un triunfo de Mario Delgado se elevaría la posibilidad del diputado federal por Papantla, Humberto Pérez Bernabé, quien ha sido una voz crítica, en lo que cabe, frente al gobierno estatal y sería la cuña para evitar que palacio de gobierno imponga a sus allegados en las candidaturas a las alcaldes y diputaciones -federales y locales- en el 2021 y, por supuesto, para definir al abanderado en la contienda del 2024.
Por eso están encendidos los ánimos y las tribus morenistas se pelean con rabia. Mañana habrá un adelanto de las reyertas por venir.
DOÑA ‘MOCHES’
Trascendió en algunos medios informativos de la capital del estado que la alcaldesa de Córdoba, Leticia López Landero anda apurada porque las cuentas públicas no le cuadran y ofrece ‘moches’ a funcionarios del Órgano de Fiscalización Superiores (Orfis) así como a diputados de la Comisión de Vigilancia para que arreglen los faltantes contenidos en los reportes financieros del ayuntamiento.
Es más, la propia López Landero ha dicho -según lo consignado por la prensa xalapeña- que pagará un 30 por ciento a la titular del Orfis, Delia González Cobos del monto a ‘maquillar’ en las cuentas municipales. Es decir, si la alcaldesa se robó 20 millones de pesos, le entregará 6 millones a la funcionaria que revisará los libros contables de Córdoba. Así, de cada diez pesos que se transe regresará 3 pero no al municipio sino a los fiscalizadores.
Se ha dicho que los “moches” de López Landero también irán a parar al bolsillo de los diputados morenistas Erick Domínguez Vázquez y Mónica Robles Barajas, que son presidente y secretaria, respectivamente, de la Comisión de Vigilancia. Además, desde la Secretaría de Gobierno se ordenó a operar para que la munícipe salga bien librada de las transas financieras.
La operación está a cargo del subsecretario Carlos Juárez Gil para cumplir el pacto de impunidad hecho entre el titular de la dependencia, Patrocinio Cisneros con que López Landero para cambiar la no persecución judicial por los latrocinios en el ayuntamiento cordobés por la operación electoral a favor de Morena en el año 2021.
Por lo pronto, localmente se dice el tesorero municipal, Emilio Cangas Miranda, maniobra ya con despachos auditores alternos para tratar de “limpiar” y “decorar” los informes financieros que -de acuerdo con lo trascendido- son un cochinero. ¿Le dará tiempo a la alcaldesa de asear la zahúrda? Todos coinciden que sí, aunque su futuro dependerá si Morena gana o pierda la elección en Córdoba para el 2021. Si se hace con la alcaldía le darán impunidad, si pierde quemarán en el fogón a “Doña Moches”.
UN LUGAR EN
EL INFIERNO
¿Cuáles son peores, los que les inyectan placebos en lugar de fármacos o los que ni eso les dan? Un dilema sobre los infames. Durante los gobiernos del innombrable y Javier Duarte se robaron el dinero de las medicinas para los niños con cáncer y manipularon el laboratorio de mezclas del Centro Estatal de Cancerología (Cecan) donde llegaron a clonar las ampolletas que se utilizaban en las sesiones de quimioterapia. ¡Las llenaron con agua destilada!
¿Cuántos pequeñitos murieron a causa de ese engaño? No se sabe con exactitud, pero se habla de al menos quince decesos. Obvio, si se viviera en un país bajo el predominio del estado de derecho eso ameritaría llevar a los responsables de ese crimen de lesa humanidad ante los tribunales y refundirlos en una mazmorra. No lo hicieron y los asesinos de niños cancerosos siguen intocados.
Ahora, con el gobierno del morenista Cuitláhuac García, el ángel de la muerte aletea otra vez en los pabellones de oncología infantil. A los pequeños con diferentes tipos de cáncer se les niega todo: medicamentos, estudios de laboratorio y terapias. ¿La causa? El dinero porque se les quita para reenviarlo a la federación a financiar los megaproyectos presidenciales -el Tren Maya, la refinería Dos Boca y el aeropuerto de Santa Lucia- o se lo roban como antaño.
¿Con qué cara sale el gobernante en turno y su secretario del ramo, Roberto Ramos Alor a acusar a las empresas farmacéuticas del desabasto de medicinas oncológicas cuando los documentos de la propia Secretaría de Salud indican que no se hicieron las compras respectivas? Según se dio a conocer, en este año apenas destinaron 8 millones de pesos y de forma tardía para adquirir dichos químicos. Y si se compraron, ¿por qué hay desabasto, se agotaron o dónde quedaron esas adquisiciones?
Todo apunta a un robo descarado y al trasiego de medicinas compradas con dinero público. Es decir, se hace negocio con la vida de niños. Es chocante oír los malabares verbales de Ramos Alor sobre el caso de los pequeños cancerosos cuando apenas en diciembre pasado presumía -como si eso hubiera sido una hazaña- haber ahorrado 600 millones de pesos de la dependencia a su cargo. ¡600 millones cuando en este 2020 apenas destinaron 8 millones a la compra de medicinas!
El gobernante en turno ha contratado, hasta la fecha, doce créditos bancarios por más de 35 mil millones de pesos. De ese monto, 15 mil millones los pidió en el primer semestre de este 2020 y ahora pretende recurrir a otro empréstito por mil 100 millones de pesos según trascendió en septiembre. ¡15 mil millones de pesos y apenas destina 8 millones para comprar los medicamentos para el cáncer! ¿Cómo se le pude llamar a esto?
Lo que hicieron los duartistas y fidelistas con los pacientes infantiles de oncología es lo mismo que hacen los cuitlahuistas con esos pequeños y confirma que estos tipos nacieron para matar. ¿Cuánto les durará el dinero robado a los niños cancerosos? Tal vez mucho tiempo, tal vez poco. Solo una cosa es segura: para los unos y para los otros ya hay un lugar reservado en el infierno.
Por cierto, el pediatra porteo Sergio Gómez Dorantes reveló que ocho niños bajo tratamiento oncológico se contagiaron con la Covid-19 y elevaron el riesgo para su salud. No son los primeros, ya en Veracruz murió un pequeño con cáncer de 2 años y once meses por Coronavirus. Falleció de neumonía en el Hospital Regional de Río Blanco el 3 de julio tras permanecer 48 horas intubado. Para hacer más doloroso el caso, este se trató de una negligencia médica porque el niño presentó los síntomas días antes, pero del hospital lo regresaron a su casa solo con paracetamol. Entonces, lo peor ya está sucediendo.