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Oaxaca fuera de la ley

Superiberia

El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, anunció que los congresos locales tenían como límite hasta el 12 de marzo para armonizar las leyes locales con el artículo tercero constitucional y sus ordenamientos secundarios, tal como lo establece la Ley General del Servicio Profesional Docente. Advirtió, que no existe la posibilidad de dar una prórroga, ya que “jurídicamente no es posible. El estado que entre en mora, entra en responsabilidad”.

Así, por ejemplo, ningún estado puede tener en la ley el otorgamiento de plazas para normalistas y deberá incluir sanciones por tres faltas consecutivas o cinco injustificadas. Cabe decir, que los estados tuvieron seis meses (desde septiembre del año pasado cuando se expidieron las leyes federales) para realizar la armonización.

Sin embargo, el gobernador Gabino Cué; el líder de la Sección 22 del SNTE, Rubén Núñez, y el presidente del congreso local, Jesús López, acordaron conformar la nueva Ley Estatal de Educación, al margen de la reforma. Cué afirmó que su gobierno se compromete a trabajar para “un nuevo modelo educativo, que respete los derechos de los maestros, y que responda al perfil cultural de la entidad”. Núñez informó que la CNTE continuará con las movilizaciones, bloqueos y cercos a los poderes legislativos locales en los estados donde tiene presencia la CNTE, así como la suspensión de clases. Amenazó que “en Oaxaca no se aplicará la Reforma Educativa y no habrá concurso de plazas para normalistas; éstas serán directas”.

Además de ganar tiempo para retrasar cualquier cambio educativo que les afecte a los firmantes de dicho pacto, y para aprovechar que este año la entidad seguirá manejando el presupuesto para la nómina docente, resulta claro que Cué y la CNTE tienen varios objetivos convergentes: 1) fincar una alianza electoral con miras a las elecciones de 2015, concretamente para apuntalar a Morena en Oaxaca y en el país; 2) fortalecer la clientela magisterial local, y en otras entidades como parte, no solamente de una lucha gremial (que incluye liquidar a la Sección 59 de la SNTE), sino de oposición política radical al gobierno federal; y 3) continuar con las provocaciones, gracias al marco de impunidad tolerado por Cué, a través de sus métodos violentos a fin de elevar tensiones, desestabilizar y obligar a la “represión”.

En todo ello, lo que menos importa es el riesgo de romper el pacto federal, ni mucho menos la educación de la niñez. Por el contrario, para los normalistas, la CNTE y otros de sus aliados como la CETEG, resulta fundamental frenar la Reforma Educativa, porque requieren preservar el control del adoctrinamiento (émulos de El Chayo) de los niños y jóvenes, a fin de perpetuar su movimiento (los seudo maestros actuales son descendientes de los fundadores de la CNTE). Lejos de sostener cualquier idea constructiva, y dada su incapacidad docente, la fuerza radical estriba en movilizaciones, plantones, bloqueos y en, general, agresiones a quienes consideran sus enemigos.

No obstante, sus métodos cada vez son menos efectivos. No han podido frenar el avance de la Reforma Educativa y su descrédito es creciente. De ahí que, conforme sean derrotados, su beligerancia sea mayor, y naturalmente todavía pueden hacer mucho daño ya que, entre otras cosas, obstaculizarán la operación de la reforma. No se debe descartar la controversia constitucional, e incluso el juicio político, entre otros recursos contra quienes atenten contra el Estado de derecho y el pacto federal.

Entretelones

El cierre parcial de la Línea 12 del Metro generará un lodazal mayor que el creado por la “segunda muerte” de El Chayo.

 

 

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