CDMX.- La música tiene la llave para estremecer y conmover el alma de las personas, digamos que es el arte que puede ponerte la piel chinita sin que tú lo quieras, es algo involuntario, y cuando está bien hecha, el corazón vibra”, dice Alondra de la Parra, creadora del espectáculo La Orquesta Imposible, presentada ayer, que reunirá a músicos de la talla de Rolando Villazón, Pacho Flores, Maxim Vengerov, Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval y la bailarina Elisa Carrillo para mostrar la versión multidisciplinaria y digital del Danzón no. 2, de Arturo Márquez.
El proyecto suma 30 músicos en total, provenientes de 14 países, quienes fueron grabados en seis países para lograr algo poco probable: integrar el talento de algunos de los violinistas, chelistas y percusionistas más importantes del orbe.
La Orquesta Imposible es uno de los proyectos más ambiciosos de Alondra de la Parra, donde los músicos trabajaron sus interpretaciones desde sus países de residencia, mientras la bailarina mexicana Elisa Carrillo realizó una coreografía diseñada específicamente para este evento, creada por el británico Christopher Wheeldon.
Considero que sólo en esta sequía ha sido posible hacer esto, así que con este proyecto lo que quiero es que nos demos cuenta más que nunca que todos estamos experimentando esta sensación de sequía absoluta de música, que es lo opuesto a la intención de una orquesta, y ojalá que de aquí surja una sed por lo sinfónico, lo colectivo y lo humano, que son las características principales de una orquesta”, abundó la directora que trabaja regularmente con las orquestas de París, Londres y la Rundfunk-Sinfonieorchester Berlín o la Sinfónica de la Radio Sueca.
En especial, pienso que la música sinfónica tiene un papel importantísimo en la sociedad, el cual debe ser recuperado y revalorado, y ésa es una de las intenciones de La Orquesta Imposible, porque bajo esta situación en que no podemos vernos, abrazarnos ni juntarnos, no hay una mejor forma de divulgar el poder de la música sinfónica”.
Y agregó: “Porque la música orquestal carece de pantallas cables o bocinas, es decir, no hay nada que exalte o agrande al ser humano. Simplemente, está ahí, con sus habilidades, con sus manos, su oído, su intelecto, su cerebro, su cuerpo y su voz. Es un acto de creación con dimensiones humanas. Pero cuando reúnes a un grupo de grandes músicos, esto llega a proporciones hiperhumanas donde la personas se conmueven”.
LA EXPERIENCIA REAL
Pese a todo, De la Parra reconoció que la experiencia con la tecnología no puede sustituirse al modo presencial.
Claro que la tecnología es maravillosa y todo este proyecto no habría sido posible sin WhatsApp, Zoom, Skype u otras aplicaciones y este proyecto habría sido imposible hace 20 años o habría costado millones de dólares hacerlo. Hoy, gracias a la tecnología es posible y hay que usarlo”, expresó De la Parra.
Y agregó: “Y se vuelve relevante porque es nuestro único punto de contacto para acercar la creación y comunicarla. Pero jamás se acercará al contacto real. Nunca va a llegar. Es muy bueno hacer streaming porque eso abre audiencias, pero sólo lo veo como una invitación”.
En suma, afirmó, “es una maravilla tener un concierto que puede llegar a 350 mil personas al mismo tiempo, por la vía virtual, pero sólo es una invitación a un concierto real. Porque espero que, de esos 350 mil espectadores, al menos 50 mil quieran ir a un concierto real. (El streaming) sólo es una herramienta para acercar, informar y para usar cuando no tenemos muchas opciones, pero jamás reemplazará a la experiencia personal”.
6 países fueron sede de las grabaciones
¿Cómo imaginaría una experiencia similar dentro de 100 años más?, se le cuestiona. “No me gustaría vivirlo. Pero si tratáramos de hacer esto mismo dentro de 100 años, quiero pensar que se podría hacer en vivo y que realmente podríamos tener una realidad virtual en la que fuera posible escuchar y sentir sin que existiera algún tipo de desfase o delay. Además, sería ideal entrar a un cuarto en el que, si estuviéramos tocando, pudiéramos tener la retroalimentación sonora de estar con todos y que, al momento de reproducirla, se sintiera como si estuviéramos en un teatro. Sólo así podríamos vivir casi lo que sería estar en vivo con los músicos”.
La Orquesta Imposible es una idea de Alondra de la Parra que nació a partir del covid-19 y de la violencia que sufren mujeres y niños. Y por esa razón, este proyecto visual, lanzado ayer, tiene como fin recaudar fondos para dos fundaciones mexicanas que trabajan por las mujeres y los niños en México, se trata del Fondo Semillas y Save the Children México.
Durante el anuncio, Arturo Márquez, el compositor del Danzón no.2, reconoció que el nombre de orquesta imposible es “muy atinado”, dado el esfuerzo para su concreción, ya que, “además de la complicación de la distancia, cada músico se grabó en solitario”.