Ya en una ocasión comenté en un artículo anterior, que hace tiempo había escrito un ensayo que titulé “El retorno de la Diosa”; en él exponía que los primeros dioses de la humanidad fueron del sexo femenino y las famosas Venus adiposas de la antigüedad así lo demuestran.
Para información del sexo dizque “fuerte”, ni siquiera era reconocida la paternidad, y los únicos parientes masculinos de cualquier niño eran los hermanos de la madre (inclusive hace poco tiempo en algunas regiones de Australia en aquellas tribus que se encontraban en la condición cultural de la edad de piedra, se creía que la mujer se embarazaba por la influencia de las fases de la Luna) por lo que el concepto de padre no existía.
La necesidad de permanecer estacionadas en algún sitio para cuidar de las crías, en tanto los hombres salían a sus labores de caza, permitió a la mujer el manejo de un lenguaje más elaborado (por no decir que ella fue la que lo creó) así como el descubrimiento de la agricultura (seguramente al tirar los desechos de las frutas que recolectaba, observó el nacimiento de las mismas). Y aunque la domesticación de algunos cánidos creo fue lograda por los cazadores, la domesticación de otros como: aves y pequeños roedores se le atribuyó a ella (también desarrolló la ganadería) y como consecuencia el estacionarse definitivamente en una región.
Esta invención trajo a la mujer varios cambios que modificaron su situación de Diosa: La riqueza produjo la envidia de otras tribus que querían la sabiduría de la mujer, por lo que eran robadas, tanto ellas como sus productos. El hombre que había perdido su condición de cazador, recuperó prestigio al desarrollar la condición de guerrero, formando las tropas de defensa de las aldeas. Pero el cambio más terrible lo ocasionó la ganadería, pues ésta enseñó al hombre que él también era responsable del embarazo, él también era dador de vida, también tenía condición divina, no era condición exclusiva de la mujer.
Entonces aparecieron por vez primera los Dioses masculinos, todos agresivos y castigadores. Sus seguidores buscando minar la influencia de la Diosa, inventaron satanizar a la mujer (algunos documentos apócrifos de la Biblia, citan a Lilith una mujer satanizada por exigir el cambio en la posición sexual, que la convirtió en la “mujer de la noche”. La versión más conocida es la de Eva, que aún cuando no es tan negativa como Lilith la responsabilizaron de la expulsión del paraíso) Satanización que le produjo terribles consecuencias: sólo por citar las peores, la extirpación del clítoris, el ocultamiento del rostro, la lapidación por infidelidad etc., todo para ocultar la gran envidia masculina: la superioridad sexual de la mujer.
En ese ensayo auguré que la mujer volvería por sus fueros, que la época del “hembrismo” estaba en camino, y a pesar de que falta muchísimo por lograr, a pesar de tantos milenios de esfuerzo, el Día Internacional de la Mujer nos anuncia que la Diosa hembra está de vuelta.