Jamás pensé escuchar una frase como la que da título a la presente colaboración. Siempre supuse que la libertad de expresión es un derecho absoluto para todos los mexicanos. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que los derechos no son respetados, por los propios ciudadanos. No me extraña que las autoridades violen nuestros derechos… ¡Cualquier baboso con un puesto puede perder piso y exacerbar su innata soberbia!, pero… que los propios ciudadanos consideren que ejercer un derecho como el de expresar lo que uno desea, en un medio libre y sin compromisos de ningún tipo, es motivo de discriminación. Me parece abominable.
Primero fue un posible cliente de mi despacho contable, que me dijo que no le interesaba trabajar conmigo porque escribo y soy muy directo en lo que escribo. Y sobre todo, debido a que El Buen Tono me publica, y según esta persona, es un periódico conflictivo… Yo le contesté ¡Claro! Un periódico digno de ser llamado prensa libre tiene que ser conflictivo, contestatario. No es posible ejercer el periodismo sin pisar callos… En ello radica precisamente la gran bondad de la prensa, pues se convierte en vigilante y protector de la sociedad. Obvio que a los funcionarios, políticos y quienes son exhibidos (a veces con razón y a veces sin ella) les incomoda mucho. Pero también es cierto que para ser político en este país se requiere tener la piel y la cara muy dura. Y prefiero siempre un exceso que una limitación de la libertad de expresión.
Después fue un funcionario municipal quien me dijo que no podía platicar conmigo ciertos asuntos delicados del actual ayuntamiento. Que no le parecía, pero no podía comentar a quién encomendó la cuestión política del municipio nuestro alcalde, porque yo escribo aquí. Y que sí, estaba de acuerdo en que las decisiones se están tomando de manera unilateral, sin informar a la población, pero eso es costumbre y decisión del presidente municipal, quien -concede-, no se ha dado cuenta de que Córdoba ya cambió entre su primer trienio y éste. Incluso cuando le comenté que es muy fácil echar abajo algunos cuestionamientos, vía la transparencia y la rendición de cuentas, me dijo que cada quien tiene su estilo personal de gobernar, pero que no iba a discutir esos asuntos conmigo, a pesar de decirle que soy ciudadano, y todo porque yo escribo en El Buen Tono.
A estas alturas, escribir en El Buen Tono se está convirtiendo en una medalla que portamos los que somos publicados en estas páginas. Parece que no sólo hay que contar con el viså©©to bueno de la dirección general, sino también atreverse a ir en contra de la corriente de muchos. Yo diría de la costumbre de muchos años, de sometimiento y absoluta discreción en los asuntos que a todos nos atañen.
No es fácil encontrar un medio donde puedas comentar con la misma libertad que en las redes sociales, que ya estás harto de los secuestros en la región. O donde puedas comentar que la costumbre de obtener el 10% o un porcentaje superior de las obras que se realizan en municipios y estados parece que está escrita en un libro de la ley, porque es de las pocas cosas que la mayoría (si no es que todos) los funcionarios aplican a la perfección. Claro que algunos se pasan, como algunos presidentes municipales que piden a las constructoras hasta el 25% del costo de la obra. O como algunos diputados federales que han sido acusados del famoso ¨moche¨, que aunque salió a la luz gracias a las denuncias contra diputados federales del PAN, son parte del diario vivir en el gobierno de este país, y pecan de “moche” la mayoría de los diputados federales. Dígame usted dónde puede uno escribir estas cosas con absoluta libertad. O decir que estamos otorgando al nuevo Procurador de Justicia el beneficio de la duda, y un plazo razonable de tiempo, para que reduzca la corrupción en los ministerios públicos. O comentar que en México es muy raro encontrar un policía honesto, aunque también los hay -me consta-, y que la mayoría tienen un menor o mayor grado de corrupción, en principio por los miserables salarios que se les pagan, y por la falta de recursos, aún para ejercer su profesión, pues a veces hasta la gasolina de las patrullas tienen que pagar los propios policías, así como la “coperacha” para el jefe.
Incluso decir cosas como que no queremos un “torito” en la región, pues con el nivel de corrupción de nuestras autoridades, los tiempos de detención se van a convertir en el gran negocio de algunos “vivos”… Y que llama mucho la atención el hecho de que se combata brutalmente a quien maneja con unas copas, pero no se vigile que los lugares donde se expenden bebidas embriagantes, cumplan con toda la reglamentación y normatividad vigente… E incluso darle más difusión a las campañas de “conductor designado”… Pero como eso no deja dinero, no es importante.
Puedo comentar que la Secretaría de Comunicación a cargo del ingeniero Buganza no está cumpliendo con los veracruzanos, porque muchas carreteras y caminos estatales están en pésimas condiciones… No cuestiono si es su responsabilidad, o simplemente no hay dinero en las arcas públicas… Simplemente hay que darse una vuelta en la salida de Fortín hacia el entronque con la autopista, para ver la calidad y el mantenimiento de nuestras carreteras… Claro que no se le puede juzgar, pues él cuida la tradición de muchos años, de que Veracruz tenga carreteras mucho peores que las de los estados con los que colinda… Sabe Ud. cómo enterarse de que ya no está en Veracruz, porque las carreteras son mucho mejores en Tabasco, Oaxaca, Puebla, “Mataulipas”, etc. Y digo puedo hacer esto, porque en ningún medio estatal o local tocan a Gerardo ni con el pétalo de una rosa… Pero el sol no se puede tapar con un dedo.
Así que la próxima vez que alguien me diga “No, porque escribes en El Buen Tono”, para mí será motivo de halago… Sobre todo porque las colaboraciones editoriales como ésta, en todos los medios donde me han publicado, siempre se reciben a título gratuito… Jamás se han cobrado. Como también, jamás he cobrado un “chayo”, por escribir o dejar de escribir algo… Y esto lo digo como aclaración, porque Don Soberbio, del Ayuntamiento cordobés, afirma que porque no recibo dinero de ellos, les señalo sus errores… A lo que le contesto, que se puede hacer una afirmación de ese tipo, siempre que lo que se diga sea mentira o invención, pero cuando se señala la verdad, y no hay el mínimo interés en acercarse a pedir algo, entonces quizá, -digo quizá-, haya un interés ciudadano, y no un interés económico, como el que mueve a muchos dentro del propio Ayuntamiento cordobés, siendo que lo que los debería mover es servir a Córdoba, no el ser serviles con Tomás Ríos.