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EL PACTO DE LA MURALLA

En Veracruz está ya la disputa por el 2016 para renovar la gubernatura, y en ese contexto, hay una versión que se mastica en todos los merenderos políticos, misma que no debe pasar por alto, ya que tiene indicios de ser verídica. Se refiere a un supuesto acuerdo para que el duartismo-fidelismo -más que el Partido Revolucionario Institucional (PRI)- tenga dos aspirantes a suceder al gobernante en turno, Javier Duarte de Ochoa, uno tricolor y otro azul.  Algunos lo llaman “El Pacto de la Muralla”, y se trata de un amarre –obviamente clandestino, pero de largo alcance- entre la corriente panista llamada “Muralla Azul” y el Gobierno estatal, junto con el tricolor.

 Como es sabido, la “Muralla Azul” la encabezan personajes como el actual dirigente estatal, Enrique Cambranis Torres, quien es la cabeza visible, pues la invisible, pero que sigue moviendo parte de los hilos azules es Alejandro Vázquez Cuevas. Con ellos pactó el gobierno duartista para postular un candidato a la gubernatura a modo y que convenga a ambas partes. ¿Y quién ese el candidato azul que arroparán desde Palacio de gobierno? No es difícil de adivinar, los indicios están a la vista: se trata del ex alcalde de Veracruz y ex funcionario de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Julen Rementería del Puerto, uno de los panistas más cercanos al ex gobernante estatal, aquel que no debe ser nombrado.

 Rementería es el coordinador del grupo parlamentario de Acción Nacional en el Congreso local, y tiene todo el respaldo logístico y mediático del Gobierno estatal para impulsarse rumbo a la postulación de su partido en las elecciones del 2016. Para empezar, tiene acceso a los documentos internos de la legislatura, aquellos que nunca se les giran a las bancadas opositoras, y los usa para dar “golpes” mediáticos –leves, claro- contra el Gobierno estatal. ¿No es raro que no lo censuren activando el control del aparato mediático como siempre se ha hecho? Claro que es inusual porque no sólo tiene los reflectores de todos los medios de comunicación –y mayoritariamente de aquellos que tienen convenios publicitarios con el Gobierno estatal y que siempre “rasuran” la información crítica al régimen-, sino que también está a salvo de las campañas de linchamiento a la que son sometidos los otros actores que osan declarar una palabra en contra de la administración estatal.

Otro indicio de que Rementería es bienquerido en el ánimo oficial, fue el reciente desplome de un puente en la carretera Santa Fe-Paso del Toro, obra en la que intervino la SCT cuando el panista era encargado del área de Planeación y Centros estatal. El daño de la obra reveló que estaba mal hecha –y eso que se invirtieron 200 millones de pesos- pero extrañamente no hubo una palabra en contra del ex alcalde porteño. Si hubieran sido otros tiempos, y un opositor real al gobierno estatal, lo hubieran achicharrado en la prensa local y a través de correos de lodo, muy socorridos en el duartismo para desprestigiar a sus detractores. Nada sucedió, no lo tocaron ni con el pétalo de una rosa. Indicativo, ¿no creen?

La figura de Rementería del Puerto está siendo inflada mediáticamente como debatiente parlamentario y “crítico” gracias al respaldo de una “mano amiga” del exterior. En respuesta, también son las votaciones sin debate y sin reflexión de la bancada panista. Amor con amor se paga, pues. En segundo plano, al interior del PAN, también le echan la mano no sólo para posicionarse como aspirante a la candidatura del 2016, sino para que en la renovación del Comité Directivo Estatal (CDE) se erija otro personaje afín al duartismo y al fidelismo, es decir, que continúe el amorío político que nació desde el partido cuando lo conducía Vázquez Cuevas y que se extendió a la actual dirigencia de Cambranis Torres. 

Así, el “Pacto de la Muralla” incluye la intervención de la dirigencia estatal –algo así como sucedió con el Partido de la Revolución Democrática- en sus procesos internos, y para ello se perfilan dos candidatos a ese cargo: el ex alcalde de Tierra Blanca, Tito Delfín Cano, y el ex diputado local, Germán Yescas Aguilar. Empero, para lograr lo anterior, es decir la filtración formal del oficialismo en el blanquiazul aldeano, se requiere la venia nacional, y para ello, también es conveniente que en la renovación del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, quede el candidato que decidió apuntalar la “Muralla Azul”. De allí que logística y presupuestalmente, hay el apoyo de Palacio de gobierno a favor del senador calderonista, Ernesto Cordero.

 ¡Vaya, lo que son las cosas! Hace unos meses, a Cordero se le satanizaba desde el gobierno estatal, y ahora, éste se dedica a difundir encuestas y propaganda de adhesiones a través de los correos provenientes de su drenaje. La apuesta es que si Cordero Arroyo se coloca como presidente del panismo en el país, se eleva la posibilidad de que los amurallados se hagan de la dirigencia estatal, y así se prepararía el camino para que en el 2016, haya un candidato del tricolor en el panismo veracruzano. La previsión es, por tanto, que también desde Palacio de gobierno se inyecten recursos y se apoye con movilizaciones de militantes panistas –e infiltrados- para que en Veracruz sufraguen, tanto por Cordero Arroyo, como por alguno de los candidatos de la “Muralla Azul” en los comicios internos del blanquiazul.

No será la primera vez que se hace ese tipo de operación para conseguir una oposición tersa y colaborativa. Sin embargo, los observadores son escépticos y se preguntan si para el priismo es redituable inflar a un candidato panista desde las esferas del poder estatal. La respuesta es sí, y Julen Rementería reúne todos los requisitos porque es negociador, tiene experiencia en dedicarse a la vendimia electoral –no hay que olvidar que en los comicios del  2007, entregó el Ayuntamiento de Veracruz a un priísta, su primo Jon Rementería Sempé, dejando colgados a todos los panistas-, ha respetado los tratos con el poder y sueña con ser candidato a la gubernatura. Es el candidato perfecto, no para el PAN, sino para Palacio de gobierno.

Más aún, dado el contexto de impopularidad del gobierno actual, y lo que han arrojado los sondeos demoscópicos, el PAN podría derrotar al PRI en los comicios del 2016, y entonces para el duartismo es urgente tener un candidato blanquiazul para dos cosas. Una, que negocie su derrota y allane la permanencia del tricolor en la gubernatura, y dos, como el famoso “Plan B”, para que en el caso de obtener la victoria, le cubra las espaldas al gobernante saliente. Rementería tiene el perfil para las dos necesidades del duartismo. Y como lo marcan los cánones del mundo de los vivillos, los cercanos al ex edil porteño juran ante una biblia que son de antología las cifras monetarias prometidas para ambas tareas. Todo lo anterior tiene como trasfondo imponer a Rementería del Puerto sobre la familia Yunes, que lleva dos de sus integrantes como punteros en las encuestas levantadas hasta el momento. Uno es Miguel Ángel Yunes Linares, el patriarca, y el segundo es el hijo y actual alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez. No hay que ser un sabio para deducir que los Yunes azules son tóxicos para la fidelidad, el duartismo y la “Muralla Azul”, así que hay una triple alianza para enfrentarlos. El objetivo de todo es sainete, es lograr que haya un fidelista en la dirigencia estatal y otro en la candidatura al gobierno del estado.

 En este pacto soterrado de quienes forman la “Muralla Azul”, al parecer el sacrificado será –otra vez- el cordobés Juan Bueno Torio, que en los últimos dos sexenios, ha tenido que replegar sus aspiraciones a esa candidatura por disciplina y exigencia. El cordobés tendrá tres opciones frente a tal proyecto; una, doblar la rodilla por tercera ocasión ante sus aliados pro-gobiernistas, lanzar su precandidatura por su cuenta a sabiendas que será aplastado en la selección interna, y la tercera será sumarse al clan yunista para derrotar a los amurallados, y por supuesto, negociar una posición preponderante en lo que vendrá para el 2016.

 

LAS MUJERES

 

El sábado pasado fue el Día Internacional de la Mujer. Pese a los avances tecnológicos y el derrumbe de muchos tabúes, siguen siendo el núcleo poblacional más vulnerable en todos los aspectos. Ser mujer todavía es una desventaja en la mayoría de las sociedades porque ellas tienen que luchar el doble para destacar.  Aún en las naciones que se dicen más avanzadas y democráticas, la discriminación de género continúa como un pendiente. Ya no se diga de aquellos países con democracia incipiente y regímenes autoritarios donde la mujer camina un paso atrás del hombre en todos los aspectos.

 La sociedad veracruzana, al igual que las del resto del mundo, tienen una deuda con ellas, la cual se ha elevado en los últimos años con el contexto de violencia e inseguridad que castiga a la entidad. Los feminicidios y plagios de féminas cometidos por las bandas del crimen organizado es el nuevo rostro del peligro para ellas. Los datos son escalofriantes. Por ejemplo, de los 35 cuerpos que fueron arrojados en el bulevar Adolfo Ruiz Cortines de Boca del Río, en septiembre del 2011, once eran mujeres y la mayoría, adolescentes.  También, durante los últimos diez años, han “desaparecido” 5 mil 230 mujeres, incluidas niñas, de acuerdo a lo documentado por el Colectivo de Investigación, Desarrollo e Investigación entre Mujeres (Cidem) que en su Capítulo Jalapa ofreció un informe en marzo del 2012.

 La cifra se habría elevado porque entre 300 y 400 mujeres fueron plagiadas en los tres años del presente gobierno estatal. La PGJE habla de 665 desaparecidos -521 adultos y 144 menores de edad- pero no informa sobre el género; sin embargo, se estima que la mitad de esos 665 expedientes corresponden a mujeres. A su vez, la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe habla de al menos 200 mujeres “desaparecidas” en Veracruz en los últimos tres años y ubica a la entidad como la tercera en el país con mayor incidencia en delitos relacionados con las formas modernas de esclavitud y trata de personas.  

En un comunicado emitido en noviembre del 2013, expuso que Jalapa, Coatepec, Córdoba, Orizaba y el puerto de Veracruz figuran como las ciudades con mayor número de “desapariciones” de mujeres, especialmente jovencitas, por parte del crimen organizado. Desde finales del 2013, la organización definió  a Veracruz como un “foco rojo de impunidad en este tipo de delitos”. “La situación actual en Veracruz no ha cambiado, al menos para las mujeres, jóvenes y adultas, que desaparecen y cuyas denuncias no son atendidas por el sistema de justicia con la debida diligencia. El clima generado por el crimen organizado y la impunidad con la que actúan colocan a las veracruzanas en situación de vulnerabilidad, por lo tanto, sostenemos que Veracruz no es ejemplo nacional en materia de seguridad”. Esa es la terrible realidad de las mujeres veracruzanas.

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