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Los mandos militares

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La designación del general Salvador Cienfuegos Zepeda y el almirante Vidal Soberón Sáenz como secretarios de la Defensa Nacional y de Marina Armada de México, respectivamente, presentará nuevos retos internos para las fuerzas armadas.

En el primer caso, la designación de Cienfuegos como general secretario representa el reconocimiento presidencial de la antigüedad en el escalafón militar.

Aunque el Presidente tiene el derecho de designar como secretario de la Defensa a cualquier militar que ostente el grado de general de División del Ejército, Peña Nieto escogió a Cienfuegos por su antigüedad, su condición de generador de doctrina castrense, y su experiencia al frente de cuatro regiones militares estratégicas para el país, incluida la primera, donde ambos tuvieron la oportunidad de conocerse directamente, uno como jefe de región militar y otro como gobernador.

El escalafón naval no pareció tener el mismo peso en la designación de Soberón Sáenz como secretario de Marina porque había almirantes con más antigüedad y tradición en el almirantazgo como el hasta ayer subsecretario de Marina Jorge H. Pastor quien tenía el grado de almirante desde 2007 y estaba antes que el almirante Soberón en el escalafón de la Armada de México.

Soberón Sáenz fue ascendido como almirante hace sólo 11 días, el pasado 20 de noviembre, y se convirtió así en el mando más joven de la Armada de México.

Aunque ésta no es la primera vez que un presidente designa como secretario a uno de los generales o almirantes situados al final del escalafón militar, el nombramiento de Soberón Sáenz podría generar un movimiento interno que lleve a la renovación inmediata de los mandos navales.

De esta manera, el peso diferenciado del escalafón en ambas designaciones indicaría que el presidente Peña Nieto impuso su voluntad como mando supremo de las fuerzas armadas y designó a sus hombres de más confianza, aunque no haya respetado del todo los escalafones castrenses.

Lo que sigue ahora es ver cómo el nuevo Presidente construye su propia relación con los altos mandos militares en momentos en los que las fuerzas armadas han cobrado más importancia política debido a su condición de punta de lanza en el combate al narcotráfico.

Peña Nieto tendrá ante sí el reto de dar a las fuerzas armadas el respaldo jurídico, político y económico que necesitan si es que como presidente persiste en la estrategia de usarlas en la primera línea del combate a los cárteles de las drogas y las bandas criminales del país.

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