CDMX.- El escenario para el mercado del trabajo en América Latina es “aterrador” a causa de los efectos del COVID-19, ya que se proyecta un aumento de la tasa de desocupación de al menos 3.4 puntos porcentuales, hasta alcanzar un 11.5 por ciento, lo que equivale a más de 11.5 millones de nuevos desempleados, estimaron la Cepal y la OIT.
De profundizarse la contracción económica la tasa de desocupación será mayor, advirtieron la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su nueva publicación conjunta “El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID-19)”, presentado en conferencia virtual simultánea desde Santiago, Chile, y Lima, Perú.
La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, expuso que la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 y las medidas de confinamiento provocan una pérdida de alrededor del 10.3 por ciento de las horas de trabajo en el segundo trimestre de este año, lo que equivale a 31 millones de empleos a tiempo completo, suponiendo una jornada de 40 horas semanales.
Esta situación afectará negativamente la dinámica de la pobreza, respecto a lo cual la Cepal estima que en 2020 la tasa de pobreza aumentaría hasta 4.4 puntos porcentuales y la pobreza extrema 2.6 puntos porcentuales con respecto a 2019.
Esto implica que la pobreza alcanzaría entonces a 34.7 por ciento de la población latinoamericana, o 30 millones más, para sumar 214.7 millones de personas, y la pobreza extrema a 13 por ciento, y llegaría a 83.4 millones de personas.
La funcionaria del organismo regional de Naciones Unidas señaló que también se espera un aumento de la desigualdad en todos los países de la región, con incrementos del índice de Gini de entre el 0.5 por ciento y el 6.0 por ciento.
Refirió que 23.8 millones de personas que pertenecían a estratos bajos no pobres podrían caer en la pobreza; habrá un fuerte deterioro en los estratos medios, y 16.7 millones de personas de los estratos medios-bajos pasarían a pertenecer a estratos bajos.
Bárcena comentó que más allá de la pobreza, grandes grupos de población viven en condiciones crónicas de inseguridad económica y son vulnerables a la pérdida de ingresos laborales.
Por ello, ratificó, la Cepal ha propuesto un ingreso básico de emergencia (IBE) por un monto igual a una línea de pobreza (143 dólares) durante seis meses para satisfacer necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares, lo que supondría un gasto adicional del 2.1 por ciento del PIB para abarcar a todas las personas que se encontrarán en situación de pobreza en 2020.
La secretaria ejecutiva de la Cepal dijo que el confinamiento de la población para evitar una propagación de la pandemia también ha provocado un incremento de la violencia doméstica, y alertó sobre la posibilidad de que el deterioro de las condiciones económicas y laborales causada por esta crisis puede llevar a un gran enojo social.
El director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, consideró que los números de desempleos en la región son “asustadores”, ya que sólo son la punta del iceberg, considerando que 53 por ciento de la población está en la informalidad, sector en el cual se estima que el ingreso caerá hasta 80 por ciento.