Andrés Timoteo
Columnista
DÍA 63: DRENAJES VIRULENTOS
El Covid-19 tiene muchos parientes pues forma parte de la familia Coronavirus -nombre que mediáticamente se usa para identificarlo-, pero no es igual que sus primos. Aún no se ha esclarecido su origen, algunos dicen que vino de un murciélago y otros del pangolín -ese simpático mamífero acorazado parecido al armadillo- y su ataque al organismo de los humanos es inédito y letal a pesar de que se da a través de la gripe, una enfermedad conocida desde los albores de la humanidad.
No hay tratamiento médico ni vacuna que lo combata, todo depende de la resistencia del paciente. Al ser un virus de comportamiento inusual, por todo el mundo se hacen experimentos para tratar de conocerlo y escudriñarlo a fin de detenerlo. Además de la carrera a contrarreloj para hallar un medicamento y una vacuna, hay acciones y ensayos emergentes para detectarlo y monitorear su avance.
Las pruebas clínicas parecen ser la opción más eficiente -hasta el momento- para ubicar a este enemigo invisible, pero hay otros que ya se barajan en la comunidad científica. Uno de estos pareciera una broma si no fuera por su sustento científico y es el monitoreo de las aguas residuales. Los drenajes transportan los desechos fecales de las personas y por ende del virus Covid-19, entonces las cloacas son indicadores de qué colonias, barrios, municipios y regiones está presente el virus en la población.
Cinco instituciones han confirmado lo anterior: las universidades de Barcelona y Valencia en España y la Ben Gurión de Israel, así como los institutos de Salud Pública y Medio Ambiente y de Investigación del Agua KWR de Holanda. Incluso, los investigadores de KWR analizando las aguas residuales lograron localizar trazos del virus en las cercanías del aeropuerto de Shiphol aun antes de que se decretara la emergencia nacional.
¿Por qué es importante monitorear epidemiológicamente los drenajes? “Las aguas residuales son un factor indicativo de la prevalencia del virus en la población y las heces llevan trazos de virus activo incluso en personas asintomáticas”, manifestó en días pasados Pilar Domingo-Calap, del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas de la Universidad de Valencia. Ante la complicación para someter a toda la población a exámenes clínicos a fin de ubicar focos de infección, la revisión de los desechos fecales sería un indicador de “zonas altamente infectadas”, abundó.
Determinando el grado de acumulación de virus en los drenajes se puede estimar un posible volumen poblacional infectado e incluso anticiparse si hay una segunda oleada de contagio. Antes de que la población comience a presentar los síntomas de la gripe, las heces indicarán si hay nuevamente trazos activos del Covid-19 en determinada zona.
La otra cara de la moneda es la posibilidad de que la infección se propague precisamente a través de las aguas residuales. Un drenaje obstruido o que regurgite aguas negras en inodoros de los hogares o las alcantarillas en la vía pública son focos potenciales para la dispersión del virus. De esto alertaron desde el mes de febrero los médicos chinos que atendían el brote en Wuhan.
Y no para allí porque si las aguas negras no son tratadas eficientemente entonces el peligro se eleva porque en algunos lugares son usadas para el riego agrícola o desembocan en afluentes extendiendo la contaminación. De ahí que todos los investigadores recomiendan que la pandemia del Coronavirus debe obligar a la revisión y fortalecimiento de los sistemas de filtración y tratado de los desechos que corren por los drenajes. Si no se tratan las ‘aguas crudas’ lo que viene será peor, advierten.
Ahí es donde se prenden las alertas para México y Veracruz donde apenas el 40 por ciento de las aguas negras son tratadas. ¿Qué pasará en todos los municipios que arrojan sus drenajes a ríos y arroyos donde beben animales de pastoreo, lavan ropa muchas familias o extraen agua para regar cultivos? La mayoría de los municipios no cuenta con plantas de tratamiento para sus aguas residuales y hay algunos que todavía tienen descargas en zanjas a cielo abierto.
¿Qué sucederá en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río -así como en otros sitios costeros- donde hay drenajes que descargan directamente al mar?, ¿Cuántos bañistas se infectarán al entrar en contacto con esos trazos virales cortesía de los vertederos de heces provenientes de hoteles, comercios y casas-habitación? Tan solo en dicha conurbación la mayoría de las plantas de tratamiento no funcionan y durante años las autoridades han sido omisas en modernizarlas y reactivarlas.
Lo anterior no es leyenda urbana ni información alarmista. En el año 2003 cuando estalló la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), que también comenzó en China, más de 300 personas se infectaron al mismo tiempo en Hong Kong debido a un sistema de alcantarillado defectuoso que propagó el virus. Ellas vivían en una zona que había sido clasificada como “sin contagio comunitario local” pero la peste les llegó de lejos y por abajo, del drenaje. Así se comprueba que por algunos cochinos pagan todos.
ALCALDESAS OCIOSAS
La desocupada alcaldesa de Córdoba, Leticia López Landero no repara en ocurrencias. Desde hace días es blanco de la burla y del enojo popular porque se le ocurrió lanzar un concurso virtual llamado “TikTokeando en casa” para seleccionar el video más divertido subido desde la aplicación TikTok y destinó dinero público para repartir premios. Esto revela las prioridades de la edil quien pasa todo el día chacoteando en las redes sociales.
Como la munícipe dejó botado el cargo con el pretexto de que está en la franja poblacional en riesgo de contagio por Coronavirus, se dedica a navegar en la internet todo el día y ahí se cumple lo que dicen los abuelos, la ociosidad es la madre de todos los vicios. López Landeros usa el presupuesto público para satisfacer su diversión personal en tiempos de holgazanería.
Claro, lo anterior no le impide que desde el encierro siga haciendo negocios con el erario como el descubierto recientemente en colusión con su homóloga de Aquila, Norma Ramírez para tirar las 250 toneladas de basura que genera la Ciudad de los Treinta Caballeros en una barranca de ese lugar. La intención era pagarle una especie de soborno a Ramírez Limón para ahorrarse 250 mil pesos diarios, unos 7.5 millones al mes tirando los desechos a cielo abierto en un basurero improvisado.
Esto aun cuando se contaminaría la barranca ubicada entre Aquila y Maltrata. ¿A dónde creen que irían a parar esos millones de pesos mensuales de “ahorro”? Acertaron. Al bolsillo de ya saben quién. Se repite, por algunos cochinos pagan todos. Lo bueno es que los pobladores de Aquila le fastidiaron el negocio a la desocupada López Landero.
Otra alcaldesa que dejó botado el cargo y lleva tiempo encerrada en su casa sin hacer nada es la de Chocamán, Norma Rojas Trejo. La señora ya no gobierna y los lugareños incluso sugieren que el cabildo notifique al congreso local sobre la ausencia de la edil para que sea llamado el suplente porque el ayuntamiento está acéfalo.
No obstante, al igual que su semejante cordobesa, desde el encierro la alcaldesa Rojas no repara en chanchullos. El más reciente que se ha divulgado en redes sociales es el envío de insumos, entre ellos carros cisterna con agua potable, a repartir en otros municipios por parte de funcionarios que buscan una candidatura para el 2021.
Es decir, con dinero del municipio se ayuda a pobladores de otros lugares mientras que los chocamenses padecen de estiaje y tandeos de agua. La señora Rojas es candil de la calle y oscuridad de su casa. Además, desvía el erario municipal con fines electorales. ¿Ya lo ven?, los ociosos terminan delinquiendo.