CATÓN
Columnista
La mamá de Susiflor, ingenua joven, se preocupó bastante cuando su hija le anunció que aquella noche iba a salir con Libidiano. El tipo tenía mala fama entre las madres con hijas casaderas, pues se decía de él que era un Casanova. La señora le advirtió a la cándida doncella: “No vayas a dejar que ese hombre abuse”. Cuando Susiflor regresó de la cita su mamá le preguntó, inquieta: “¿No abusó Libidiano?”. “Al contrario, mami –la tranquilizó Susiflor–. Nada más lo hizo una vez, siendo que yo quería dos”… Don Martiriano, el sufrido esposo de doña Jodoncia, le contó: “Hoy unos compañeros bromistas hicieron una encuesta en la oficina para determinar quién es el más pendejo de todo el personal”. “¿Ah sí? –respondió con acritud doña Jodoncia–. ¿Y quién sacó el segundo lugar?”… El viajero iba en su automóvil por un camino rural y atropelló al gallo de un granjero. Pensó que comprándole otro repararía el daño, de modo que le dijo: “Estoy dispuesto a reemplazar su gallo”. “Caray, señor –se rascó el hombre la cabeza–. No sé qué opinen de eso las gallinas”… A pesar de su procedencia política tengo una buena imagen de Esteban Moctezuma. Entre la colección de floreros que forman el Gabinete de López Obrador –excepción hecha de Marcelo Ebrard, bueno lo mismo para un barrido que para un fregado– el secretario de Educación es uno de los más decorosos y que mejor ha sabido llevar su responsabilidad en estos tiempos de tanta irresponsabilidad. Por eso me atrevo a externar la siguiente opinión: creo que sería peligroso reanudar las actividades escolares en forma presencial el primer día de junio, como se ha anunciado. En esa fecha el peligro de la infección por el coronavirus estará aún latente, de modo que no es aconsejable exponer a millones de niños y jóvenes a ese enorme riesgo. Lo mejor, pienso, es dar este ciclo escolar por clausurado y diseñar planes y programas para en el próximo tratar de reponer en lo posible los contenidos que no se pudieron agotar en éste. Rousseau afirmaba que la mejor maestra es la naturaleza, y que la escuela debía dejar que los niños aprendieran de ella. Aconsejaba: “Maestros: perded el tiempo”. En este caso no se trata de perder el tiempo, sino de tomar todas las medidas preventivas a fin de no poner en peligro a los escolares y a los mismos docentes. Nadie tomará a mal que la SEP vuelva a abrir las escuelas hasta el inicio del siguiente año escolar. En circunstancias como las que ahora vivimos no sobra ninguna precaución… Al salir de su casa Don Augurio Malsinado pisó una caca de perro. Desde ese momento supo que aquél no iba a ser su día. En efecto, un sino adverso lo persiguió a lo largo de la jornada. Su jefe lo sorprendió jugando solitarios en la computadora; la señorita Dulcibel, de quien estaba secretamente enamorado, no fue ese día a trabajar; perdió el paraguas en el restorán a donde fue a comer. Lo peor vino por la noche. Asistió a un espectáculo de magia. El Gran Mefisto –así se llamaba el mago– anunció que partiría en dos con su serrucho a una linda chica, y que luego rifaría las dos partes entre el público. A don Augurio le tocó la parte que come… En el zoológico el famoso detective Sherlock Holmes le dijo al doctor Watson: “Seguramente ese hombre es el veterinario de los elefantes”. El otro se asombró: “¿Cómo lo sabe?”. “Elemental, mi querido Watson –explicó el genial detective–. Por el tamaño del termómetro”… Jactancio, individuo presuntuoso, se señaló el bíceps y le dijo a su mujer: “Un centímetro más aquí y podría ser Mister Universo”. Replicó la señora: “Y un centímetro menos allá y podrías ser Miss Universo”… FIN.