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Entre lo utópico y lo verdadero

Superiberia

Un común denominador se observa en las redes sociales y notas periodísticas nacionales, mostrando el hartazgo de reconocidos periodistas, agrupaciones civiles en defensa del gremio periodístico internacional y ciudadanía en general. Todos, con el mismo reclamo y ejerciendo su libertad de expresión, exigiendo la renuncia al empleado de los veracruzanos, Javier Duarte de Ochoa.

El hashtag #HastaQueRenuncieDuarte se ha vuelto un trending topic nacional en Twitter, y mostró el repudio generalizado contra Javier Duarte y su equipo de funcionarios incompetentes, ante el reclamo de justicia por la muerte del periodista de Coatzacoalcos, Gregorio Jiménez de la Cruz, y nueve periodistas asesinados de manera injusta y absurda, sin olvidar a dos periodistas desaparecidos y un sinnúmero de exiliados. Todo esto, en tres años que van de la administración duartista.

Lo decepcionante de esto son los periodistas de casa, los de Veracruz, quienes deberían levantar mayormente el reclamo e indignación por la muerte de los colegas ejecutados; sin embargo, se agazapan, callan, le bajan el “volumen” a sus plumas y, temerosos, aceptan los informes gubernamentales, aunque saben que son mentiras fabricadas. A cambio, mercantilizan su silencio, obtienen dinero prostituyente para ser comparsa de un Gobierno estatal corrupto, avasallante, creador de culpables y comprador de conciencias, lucrando con la falta de ética de esos mercenarios del periodismo, quienes se presumen como empresarios de la información.

Pero no todos en Veracruz son prostitutos periodísticos. Existe un pequeño grupo de reporteros, fotógrafos, columnistas y dueños de medios de comunicación que alzan la voz y mandan un SOS a los colegas nacionales e internacionales para que volteen y vean lo que ocurre en ésta entidad federativa. Algunos hasta publican planas en blanco en sus periódicos, a manera de repudio ante la inseguridad que sufre el gremio periodístico veracruzano. Una sola voz para decir “¡Ya basta!” Y que alguien con mayor poder que el Gobernador de Veracruz haga algo para terminar con esta ola de secuestros, levantones, amenazas y agresiones a periodistas en el estado. Algo que se ha convertido en cotidiano, mientras el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, mentiroso, ocurrente y sin ética para sus ciudadanos, trata de ocultar que Veracruz es hogar de delincuentes, protege al crimen organizado y es obediente ante grupos delincuenciales que han secuestrado a nuestro estado.

Y sí, hay culpables de esto, y han colaborado con Javier Duarte para que el estado sea uno de los más inseguros para ejercer el periodismo en el mundo. El primero: Arturo Bermúdez Zurita, actual secretario de Seguridad Pública, quien es señalado de ejercer presión y censura a periodistas, con ayuda de su ejército de policías. Detiene a reporteros, los agrede e impide cubrir los sucesos, tratando de bloquear la actividad periodística. La segunda: la oriunda de Jalacingo, María Gina Domínguez Colío, la aún coordinadora de In-comunicación Social del Estado y vocera de Duarte, quien ejerce presión a los medios de comunicación amenazando a los empresarios con la cancelación de convenios publicitarios, les bloquea el pago de facturas, exige la renuncia de reporteros que incomoden a Javier Duarte y llama a las redacciones de medios de comunicación para bajar notas informativas publicadas en portales de Internet o censura notas periodísticas y columnas publicadas en periódicos impresos. Uno más es Amadeo Flores Espinoza, todavía procurador de Justicia del Estado, quien rodeado de delincuentes de poca monta, como su chofer personal, asesores, secretario privado y demás colaboradores de confianza, son especialistas en congelar investigaciones, bloquean la impartición de justicia, crean culpables, fabrican escenarios y delitos para presuntamente aclarar casos álgidos para el Gobierno duartista. El mismo “Amadreo” acepta ser parte de una complicidad estatal hacia grupos delincuenciales. Los casos de Regina Martínez Pérez y de Gregorio Jiménez de la Cruz fueron un claro ejemplo de cofradía y encubrimiento por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado para proteger a células delincuenciales, ex funcionarios estatales y hasta actuales servidores públicos duartistas. Esa es la verdadera razón de la nula existencia de culpables sustentables en los asesinatos de periodistas en estos tres años de administración de Javier Duarte de Ochoa.

Se sabe que ante los asesinatos del cantante Gibrán Mártiz y del periodista “Goyo” Jiménez, Amadeo Flores Espinoza presentó su renuncia al cargo, pero no ha sido aceptada por Javier Duarte, quien ha llamado a varios candidatos, algunos con una trayectoria  impecable para aspirar a ser el nuevo Procurador de Veracruz, y ninguno de ellos ha aceptado el puesto por ser éste una “papa caliente” y no piensan asumir las estupideces hechas por el “dormido” Amadeo Flores.

Otra candidateable para dejar el puesto, es la “Madame” Gina Domínguez, quien al  querer ser la “Hitler” de Comunicación Social, le provocó muchos problemas a Duarte por la soberbia desmedida de su funcionaria estatal, además de su ignorancia política, traumas personales en su nada agraciada imagen física y, el peor defecto, sus complejos como periodista gris. Por eso, al tener el poder efímero estatal ante los medios de comunicación, creyó tener el control de todo, y además, beneficiarse incrementando sus cuentas bancarias y dinero escondido en sus cajas fuertes, ocultas en su casa de seguridad, ubicada en la carretera vieja a Coatepec. Ya habíamos advertido de la renuncia de Gina hace unos meses, la misma fue detenida por no convenir en esos momentos a los intereses de Duarte. Hoy, su renuncia está más que anunciada, y es Gustavo Filobello Niño su sucesor al cargo, gracias a presiones internas que afectan las decisiones del propio Duarte. Y es que “Madame” Gina se ha peleado con casi todo el “Gabinete Próspero”. Por eso, ya se ha convertido un lastre para la administración duartista. Y lo lamentable es que instalará a Filobello Niño en un área donde se enriquecerá aún más su cuenta personal.

Uno más es Érick Lagos Hernández, quien es secretario de Gobierno gracias a las presiones del ex gobernador, Fidel Herrera Beltrán. El “Terrible” Érick era el cargador del maletín en los tiempos del Fidelismo y operador político de represión y acoso a periodistas críticos al gobierno fidelista. Hoy, mueve sus tentáculos para dominar la zona sur del estado y  municipios como Isla, Acayucan, entre otros. El “Jefe Lagos”, como muchos lo nombran, instala grupos de choque para dominar la zona y protege a grupos delincuenciales, quienes amenazan, secuestran, asesinan y fomentan el miedo en  la zona piñera y alrededores. En los casos de represión a periodistas veracruzanos, Érick es parte medular para la instalación de miedo, espionaje telefónico y contratación de informadores, con la encomienda de seguir los pasos y forma de vida de los periodistas estatales.

Como vemos, hay culpables, pero al final, el único responsable de esto es el propio Javier Duarte de Ochoa, por no controlar a sus funcionarios estatales y por dejarlos a su libre albedrío, para fomentar la insensibilidad gubernamental estatal. Por permitir a estos “silvestres” servidores públicos llevar las riendas del estado, hoy Veracruz es uno de los 10 lugares más peligrosos del mundo para ejercer la actividad periodística. Duarte lleva 10 muertos en su conciencia, dos desaparecidos y más de una decena de periodistas exiliados  en su administración estatal. Creó mecanismos, como las dos comisiones para la protección a periodistas, una legislativa y la otra estatal, sin tener éxito, conformados por cuestionados periodistas, fieles al sistema y al Gobierno, limitándose a ser piezas decorativas de un gobierno ocurrente. Si el reclamo general es la petición de renuncia de Javier Duarte, quizá algún día llegue a los oídos de Enrique Peña Nieto, quien obligado por las circunstancias, tendrá que pedirle cuentas a Duarte y entregar el verdadero informe de investigaciones de los diez periodistas asesinados durante la gestión de “JaviDu”. El mandatario veracruzano ha dado muchos problemas a Peña Nieto, y lo conducente es buscarle una salida airosa para dejar la gubernatura, porque si esperan a que Duarte de Ochoa termine los seis años, estamos seguros que el estado no aguantará más violencia, y a la larga, puede convertirse en un nuevo Michoacán. Por dignidad, y por el bien de Veracruz, nuevamente te pido, renuncia Javier…

 

Dudas y comentarios: 

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Twitter: @cguerreromtz

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