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Inseguridad en las afores

Superiberia

Durante 2013, todas las afores reportaron pérdidas. La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) ha reconocido que las administradoras de pensiones reportaron cuantiosas “minusvalías”.

Quien escribe esta columna participó de manera importante -a partir de 2007- en las tareas para la implementación de la transición de los cambios que se generaron por la entrada de la nueva Ley del ISSSTE.

Las autoridades de la Secretaría de Hacienda presentaron a los dirigentes sindicales y a los trabajadores un panorama prometedor para que se procurara la migración de empleados al nuevo sistema de administración de pensiones.

La idea era que los trabajadores encontraran estímulo para posponer sus jubilaciones, estar mayor cantidad de años activos, incrementar su ahorro voluntario y poder obtener mayores beneficios que los que perciben quienes permanecen en el antiguo régimen pensionario.

Para predicar con el ejemplo y convencido de las bondades, migré al sistema de cuentas individualizadas.

Al recibir mi estado de cuenta de fin de año, con sorpresa observé que los fondos de mi ahorro para el retiro disminuyeron 7% durante el periodo de abril a agosto del año pasado.

Me comuniqué con el titular del área correspondiente de mi afore y las explicaciones fueron dignas de un informe de política macroeconómica: “No son pérdidas, se llaman minusvalías”; “se trató de un momento complicado en los mercados financieros”; “los recursos fueron afectados por la incertidumbre derivada de la política monetaria de Estados Unidos”; “así son los vaivenes del mercado”.

Cuando quise reclamar, bajo el argumento de que mi dinero no es un fondo de inversión bursátil, sino los ahorros con los que planeo algún día retirarme, el colmo de la respuesta fue: “De 2009 a 2012 las afores tuvieron muy buenos rendimientos. Nadie se quejó ahí ¿verdad?”.

La verdad es que en el año pasado, mis ahorros -y los de millones de trabajadores- no sólo no obtuvieron incremento, sino que se disminuyeron.

La baja de 7% de mis fondos no significa únicamente dinero, sino años de trabajo ahorrados que se evaporaron.

El evento hizo que meditara que los planes para retirarse y obtener una pensión no son seguros, puesto que el mercado financiero siempre será turbulento e inestable.

Nadie quiere que su fondo para el retiro se arriesgue, es para cimentar el futuro. Es el producto de muchos años de trabajo, que se sufrió para ganarlo y respecto del cual no se tiene opción para administrarlo como mejor convenga.

Ningún trabajador  puede dejar de quejarse por haber obtenido ganancias en el pasado. Es la obligación de las afores hacerlo producir. Para eso están y cobran comisiones.

El ahorro de los trabajadores es sagrado. Son fondos que nunca pueden tener retrocesos, son recursos vitales para ellos y sus familias.

El evento me dejó serias dudas respecto de la capacidad del sistema financiero nacional para administrar las pensiones en el futuro.

Se supone que la creación de la nueva Ley del ISSSTE era un avance para que los trabajadores que se integraran al nuevo sistema obtuvieran seguridad y mejores condiciones para su jubilación.

Las afores han obtenido ganancias increíbles, son una nueva y elegante élite de financieros que ven al trabajador como un inversor bursátil, en lugar de como un ahorrador.

La tristeza del caso es que, a menos de que sea alguien muy rico o esté muy enfermo, se le puede recomendar que se pensione o jubile con este sistema. No hay otra opción más que trabajar siempre.

Este gobierno debe revisar el tema de cómo están comportándose e invirtiendo las afores, porque con los ahorros de los trabajadores, “para atrás, ni para agarrar vuelo”.

De lo contrario, es inimaginable el problema social que puede generarse en México, de seguir estas irresponsabilidades e incertidumbre.

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