Al tratar de entender lo que está pasando en México en estos aciagos días implica realizar un análisis político nuevo, el cual debe ser coyuntural pero sin perder de vista la parte prospectiva, y quizá el pasado inmediato; particularmente con las reformas o el intento de reformas de todo tipo: económicas, políticas, de telecomunicaciones, energética, sintetizadas en el “Pacto por México”; en fin; y donde es indispensable retomar a Gabriel Zaid, -hoy como una especie de homenaje-, a este intelectual mexicano.
Zaid afirmó en un reciente artículo en el mes de enero en el diario “Reforma” que “O el PRI ya no es lo que era, o no sabe qué hacer en las nuevas circunstancias o nunca supo tanto como se creía”. Si cronológicamente como acertadamente escribió el propio Zaid; que desde Gustavo Díaz Ordaz, el PRI perdió toda la dimensión ética, pasando por la irresponsabilidad económica de Luis Echeverría y José López Portillo, hasta llegar a Miguel de la Madrid Hurtado, a quien le tocó liberalizar la economía mexicana; ya con Carlos Salinas el modelo autoritario aún tenía cierta vigencia y pudo avanzar en las reformas económicas, pero frenó el arribo a la democracia en el país, o para decir con mayor exactitud fue una democracia selectiva, y una modernización económica moldeada por la imperante corrupción. Ernesto Zedillo fue quien tuvo el reconocimiento internacional por darle paso a la alternancia política, la cual estuvo condicionada por el Tratado con la Unión Europea, el cual dentro de sus cláusulas estableció que México debería cumplir con dos requisitos: el respeto a los derechos humanos y acceder a la democracia, si querían contar con los apoyos económicos, y donde el mayor beneficiado fue Chiapas, en el histórico mea culpa español.
Actualmente en el regreso del PRI a la Presidencia de la República, observamos en los recientes cambios en el gabinete, así como en las medidas económicas un rompimiento con los ex presidentes Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, con el primero al quitar a Francisco Rojas, y con el segundo al proponer un nuevo esquema de inversión para la reintroducción del ferrocarril en el país; y se quedan en el gabinete dos grupos políticos regionales con cartas credenciales académicas extremadamente pobres como la de los integrantes del grupo de Hidalgo y por el otro lado, el grupo del Estado de México, quienes francamente no tienen estatura política nacional, ni mucho menos el roce internacional, lo que los hace vulnerables en el contexto de la globalización.
Empero, al analizar la impunidad, las zonas de no derecho como: Michoacán, Guerrero, Jalisco, Hidalgo, Oaxaca, Chiapas, Coahuila, y ahora Veracruz; se hace cada vez más evidente la posibilidad de que en la crisis de seguridad pública, donde no existe un límite entre lo que es legal y lo ilegal, particularmente con el tratamiento de las policías comunitarias o las autodefensas; además de los nuevos fenómenos delictivos y de organización paramilitar financiados o no por los grupos criminales, todo esto abre también otros flancos, como el de las guerrillas y hasta narcoguerrillas, pasando por las acciones terroristas en Michoacán, Hidalgo, Jalisco, etc.
El encontronazo internacional se lo llevó el presidente Peña Nieto en Davos, Suiza cuando se le cuestionó sobre lo que estaba pasando en Michoacán, entidad que está dando una percepción mundial de inestabilidad nacional, o la gestación de una guerra civil; sin embargo, en este contexto geopolítico que otorgó la reforma energética; México pasó a ser una aliado confiable de los Estados Unidos, lo que seguramente debilitará económicamente a China en el corto plazo, ello dentro del juego geopolítico y se vendrá un espejismo económico hacia el país, ello para inventar la ruta correcta de las reformas, dentro de las cuales, la única importante para el renacimiento de una nueva Guerra Fría (basta observar lo que pasó en Siria, y ahora en Ucrania, donde el papel de Rusia se reposiciona en esa línea) es la energética.
Dado lo anterior, México será compañero de viaje de los Estados Unidos, mientras el país tenga petróleo, el cual de acuerdo a sus reservas sólo tendrá el país hasta los próximos 10 años; el grave conflicto para México, es que jamás se piensa en el futuro, todo es coyuntural, y es aquí donde puede avanzar una implosión y se produzca una fisión (en términos de la física es una ruptura territorial), allí está la locura del gobernador de Chiapas para intentar apoderarse de municipios veracruzanos y oaxaqueños; quizá con la visión actualizada del porfirismo en el Istmo de Tehuantepec, y si no al tiempo.
Finalmente, la reconstrucción del Estado mexicano pasa por consolidar un verdadero Estado de Derecho que lo atraviese una cultura de la legalidad de las autoridades y los ciudadanos, la cual tendrá que combatir la corrupción y la impunidad, cuyo significado es que los políticos sean justiciables, éste como el primer paso hacia la institucionalidad del país.