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¿Es sostenible el pacto de estabilidad fiscal?

Superiberia

En plena cumbre de Davos, el gobierno anunció que está trabajando en el diseño de un Pacto de Estabilidad Fiscal (PEF) que será suscrito con el sector empresarial, para hacer el compromiso de no cambiar las reglas fiscales en los próximos tres años. Es una oferta de certidumbre ante la álgida reforma de 2013.

Como vía para realizar la “operación cicatriz” con la iniciativa privada y de paso serenar a profesionistas y demás irritados con dicha reforma, la tregua luce atractiva y necesaria, pues otorga estabilidad a los agentes productivos, lo que siempre se agradece en aras de planificar e invertir.

Varios pensábamos que en 2014, el ejecutivo iría por una reforma fiscal definitiva, aquella que incluyera la generalización del impuesto al consumo, pues es manifiesto que los cambios de 2013, aún no resolvieron el problema hacendario. Empero, parece que el pacto cancela la posibilidad, y al ser de tres años, quizá para todo el sexenio.

Debe valorarse qué tan viable es el pacto fiscal y hacia dónde nos puede conducir. Este año, se aprobó un déficit publico de 1.5% del PIB, el cuádruple de 2013, pero con la premisa de que sería coyuntural y se revertiría para 2016. De signarse el PEF, será difícil contener el déficit; habrá llegado para quedarse y quizá expandirse.

Recordemos que en 2013, se crearon el seguro de desempleo y la pensión universal, dos políticas muy valiosas y necesarias, pero que quedaron incompletas al no fijárseles fuente de financiamiento sustentable; no les pusieron rueditas escribí entonces; sino que serán presión financiera para el gasto público de cada año. 

México apoya un tercio o más del gasto público en ingresos provenientes del petróleo, lo que agota el 100% de la utilidad operativa de Pemex, y por ello la salud financiera de la paraestatal. La reforma energética busca cambiar esto, pero si el PEF se logra e impide ampliar la base tributaria, ¿de dónde saldrán los recursos para el erario?

Son tres temas de muchos más. No pretendo descalificar el PEF, pero sí reflexionar que nuevamente, habremos de posponer el arreglo del sistema hacendario y más del 50% de la población económicamente activa seguirá sin pagar impuestos, lo que afecta con justicia a los potentados, pero sin piedad a los contribuyentes cautivos.

¿Vamos de regreso a la época del déficit público permanente? Con ingreso similar o menor y mayor gasto, será difícil detenerlo. ¿Es esto negativo? No si se financia y destina bien. ¿Debe ser permanente? No creo que debamos habituarnos, siempre es útil una meta de estabilidad. ¿Se está resolviendo el problema que lo genera? Para nada, sigue intacto. A ver cómo resulta.

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.

Comentarios por favor a: oscar.ahp@gmail.com   

Twitter: @oscar_ahp

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