Por: Andrés Timoteo / columnista
PRUEBA NO SUPERADA
Desde su fundación, Morena no ha tenido una sola elección interna democrática. En el 2012 cuando surgió como asociación política Martí Batres ocupó la dirigencia a decisión de Andrés Manuel López Obrador, sin que hubiera necesidad de que los afiliados lo votaran. Luego, en el 2015, tras obtener el registro como partido político nacional, el propio López Obrador asumió la presidencia, fue su primer líder formal y nadie lo votó para ese cargo.
A finales del 2017, el tabasqueño renunció a la dirigencia y nombró a la mexiquense Yeidckol Polevnsky para sustituirlo, obviamente no hubo elección democrática. Ahora, en este 2019, que los estatutos ordenaban realizar la primera elección interna para nombrar al nuevo dirigente todo falla y se cae el proceso. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) lo anuló por las irregularidades.
Es decir, cuando todos, propios y ajenos, esperaban que Morena diera una lección de democracia interna al resto de los partidos políticos y pusiera en práctica la asepsia política que tanto exigían siendo oposición terminaron batiendo el lodo y el árbitro electoral tuvo que intervenir y suspender el proceso. Vaya caso, ni siquiera superaron la primera prueba para autogobernarse.
La decisión del Tribunal Electoral no sorprendió a nadie, pues las asambleas distritales fueron un desastre, la porqueriza se exhibió por todos lados, desde compra de votos, intervención de funcionarios y desvío de recursos públicos hasta golpes y balaceras. Imagínense lo que hubiera pasado en la asamblea nacional prevista para la última semana de noviembre. Corría el riesgo de convertirse en un duelo de lucha libre, máscaras contra cabelleras o, de plano, un tiroteo como si la encerrona morenista fuera una mezquita musulmana bajo ataque.
Morena se parece mucho a su antepasado genético, el PRI, porque la democracia lo envenena. El Tribunal Electoral señaló como principal argumento para anular el proceso interno, que el padrón de militantes no es confiable y que muchos simpatizantes quedaron fuera del mismo violentando con eso sus derechos políticos. Esto es culpa, obviamente, de los dirigentes actuales tanto nacionales como estatales.
Yeidckol Polevnsky, como líder vigente en el País es responsable de ese padrón no confiable y del manoseo del mismo. A nivel local el señalamiento cae sobre Manuel Huerta Ladrón de Guevara quien fue dirigente formal y ahora es de facto porque el presidente estatal, el orizabeño Hugo Martínez Lino, es su títere y una nulidad. Huerta como Polevnsky deben explicar el cochinero en el padrón de militantes. Estos señores salieron demasiado trompudos.
DEJARON DE BUSCAR
Hablando de diablejos, algunas buscadoras de de-saparecidos se convirtieron en propagandistas de los verdugos. Las dirigentes de ciertos colectivos le tiraron flechas a la Luna al pronunciarse porque la duartista Namiko Matzumoto, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) fuera nombrada al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
La llenaron de piropos diciendo que tuvo un trabajo excelente con las víctimas y era garante de la defensoría de las garantías individuales. En eso terminaron, en matraqueras de Namiko Matzumoto pese a que fue cómplice del exgobernador Javier Duarte y otros exfuncionarios implicados en la desaparición forzada de personas. Ella nunca los molestó ni con recomendación ni con una declaración de prensa.
Al contrario, hubo un pilón ominoso: la recomendación expedida a favor del exdirector de Servicios Periciales, Gilberto Aguirre bajo el argumento de que lo habían “torturado” con música del cantante Maluma. Aguirre está acusado de desaparición forzada de personas, junto con otros exfuncionarios de la Fiscalía, y ahora las buscadoras de desaparecidos se olvidaron de buscarlos para ponerse al lado de los desaparecedores.
Toda una entelequia que compromete la ética y la moral de las involucradas. Pero como Dios no concede antojos ni endereza jorobadas, la duartista Matzumoto quedó fuera de la terna que el miércoles fue votada en el Senado y que volverá a sufragarse el martes, pues ninguno de los propuestos alcanzó los votos necesarios. Ellos son José Orozco Henríquez, Arturo Peimbert Calvo y Rosario Piedra Ibarra, hija de doña Rosario Ibarra de Piedra. Bien.
La semana cierra
Con el caso de los siete comerciantes desaparecidos en la Zona Centro del estado, concretamente en Ixtaczoquitlán donde la madrugada del 26 de octubre se les vio por última vez, tras ser intervenidos por la Policía Municipal cuando regresaban de Fortín de las Flores donde fueron por paquetes de ropa para vender. Algunas versiones manejan que fueron 10 los ‘levantados’. Mañana se cumple una semana sin saber de su paradero y el temor generalizado es que sea otra desaparición forzada cometida por policías coludidos con el crimen organizado.