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La gran viajera de las montañas

Superiberia

Provenientes desde Canadá y Estados Unidos llegan a México estos insectos de gran belleza y color singular. Capullos y tapetes de tono naranja con negro brillante se crean gracias a sus alas. De esta forma los árboles de pino y el suelo mexiquense o michoacano se decoran para ofrecer un espectáculo natural, que sólo se vive una vez al año.

La mariposa Monarca realiza una travesía de 2 mil a 4 mil kilómetros, para arribar en octubre a tierras mexicanas, donde busca protegerse del frío que domina en su hogar. Esta distancia es la misma que recorrerá cuando retornen a dichos países del norte, a finales de marzo.

Es en las montañas del Estado de México y Michoacán donde la guerrera viajera busca refugiarse, a 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Aquí encuentra las condiciones climatológicas necesarias para poder sobrevivir: nubes y neblina, son elementos que les proporcionan agua y humedad.

En México se concentran alrededor de 100 millones de monarcas, el 95% de la población total. Los lugares donde se refugian se les ha denominado santuarios. Los más importantes y que están abiertos al turismo son el Rosario, Municipio de Ocampo y Sierra Chincua, municipio de Angangueo, regiones considerada como Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, desde 2008.

En estos puntos que conforman una reserva de aproximadamente 56 mil 259 hectáreas, comienza a cortejarse y también se reproducirse. Entonces nacen los ejemplares que volarán de regreso. De acuerdo a la Semarnat, es difícil deducir cuántos huevos llegan a poner las hembras durante su existencia (9 meses de vida), pero se estima que sean entre 300 y 400.

El público también puede visitar los santuarios El Capulín y Macheros, así como Parador Turístico La Mesa, que pertenecen al Estado de México.

 

 

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