Un grupo de fisiólogos japoneses ha logrado mantener vivos durante 25 días unos cerebros de ratones después de extraerlos del cráneo de los roedores. Durante ese tiempo, la actividad cerebral siguió sus ritmos circadianos habituales, con una intensidad reducida en las horas matutinas y completa durante el resto del día.
Para hacer factible el experimento, los científicos desarrollaron una plataforma de perfusión “microfluídica” con un material polímero que a menudo se usa como antiespumante en medicamentos, detalla un artículo publicado en la revista Analytical Sciences este 10 de octubre. El tejido neuronal se sujetó en ese dispositivo sobre una membrana porosa y se mantuvo en constante humedad, aunque sin rociarle líquido directamente.