Por Andrés Timoteo/ columnista
De la “estafa maestra” a los “ladrones de elecciones”. La ex perredista y ex funcionaria peñista, Rosario Robles Berlanga, hoy presa en el penal de Santa Marta Acatitla, tiene muchas complicidades en Veracruz de antes y de ahora. Actualmente su ex contralor en las secretarías de Desarrollo Social (Sedesol) y Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Miguel Ángel Vega, labora en la Contraloría General del Estado.
Antes, estuvo involucrada en el uso de los programas de ayuda social para financiar campañas del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Fue hace seis años, cuando gobernaba Javier Duarte, otro que está preso, y se preparaban los comicios intermedios de 2013 para renovar alcaldías y el Congreso Local.
La operación electoral -léase: el ‘mapacheo’- para hacer ganar a los candidatos priistas, se la habían encargado a dos personajes que también están genéticamente ligados a la fidelidad. Uno, el alcalde con licencia -en ese tiempo- y secretario de Finanzas y Planeación, Salvador Manzur Díaz, por la parte estatal y por la federal, Ranulfo Márquez, ex de todo durante el Gobierno del innombrable y en ese momento delegado de la Sedesol en la Entidad, es decir, representante de Robles Berlanga.
Manzur y Márquez deberían usar los programas sociales para comprar y condicionar el voto a favor del ‘tricolor’. Uno de esos programas era el apoyo bimestral a adultos mayores, “65 y Más”, sobre el que Salvador Manzur acuñó una frase que se convirtió en el icono de la corrupción: “son oro molido”, dijo respecto a su utilización para obligar a los beneficiarios a votar por su partido.
En la trama se sumaron casi 60 funcionarios para desviar recursos para la compra de sufragios. Entre los más destacados estaban de la parte estatal, además de Salvador Manzur y obviamente Javier Duarte, Pablo Anaya, secretario estatal de Salud y Raúl Zarrabal, secretario de Comunicaciones de Veracruz -hoy Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP)-, así como Anselmo Estandía, alcalde sustituto de Boca del Río.
De la Federación, además de Ranulfo Márquez estuvieron Felipe Sosa Hernández, coordinador operativo de la dependencia, Heli César Mendoza y Raúl Molina, jefes de zona, Graciela Tejeda, enlace operativo del programa “65 y Más”, Jesús Balbuena Buenrostro, enlace operativo del programa “Oportunidades” y Mariano Molina, supervisor del mismo programa.
El escándalo estalló en abril de ese año y sacudió a los gobiernos Federal y veracruzano pues se exhibieron trece horas de audios y videos de las reuniones de ‘mapaches’ en las que se detallaba la planeación de los delitos electorales. Las consecuencias fueron catastróficas, en términos y proyectos políticos en Veracruz, aunque leves para el Gobierno Federal.
En ese tiempo, el ex presidente Enrique Peña Nieto emitió la famosa frase: “No te preocupes Rosario” y protegió con impunidad a la titular de Sedesol. Sólo cayeron algunos empleados locales, entre ellos, el delegado estatal de la dependencia, Ranulfo Márquez, quien fue separado, pero nunca fue procesado penalmente.
Felipe Sosa, quien también fue secretario de Salvador Manzur en el Ayuntamiento de Boca del Río, sí fue detenido y estuvo algunos días en prisión junto con el ex alclade Estandía y la encargada del programa de adultos mayores, Graciela Tejeda, hija del eterno dirigente estatal de la CROC, Tomás Tejeda Cruz. Los tres salieron pagando fianza y hoy siguen impunes.
Pero el golpe más fuerte fue para el proyecto sucesorio del duartismo-fidelismo, porque se cortó de tajo la pretensión de que Salvador Manzur fuera candidato a la Gubernatura en 2016 y sucediera a Javier Duarte en el cargo. Por más que Duarte maniobró para sostenerlo en la Sefiplan, la exhibición del operativo que fue calificado como “ladrones de elecciones” fue tan grande que finalmente lo tuvo que destituir y así se sepultó su carrera política.
Sin duda, Rosario Robles también se revolcó en el fango fidelista-duartista y los polvos de aquellos lodos todavía se respiran hasta el momento.
Manzur está de vuelta en el cuitlahuismo con el Festival de la Salsa y asesorando al Gobierno Estatal, mientras que Ranulfo Márquez se pasea entre el PRI y Morena y Duarte operó para el morenismo en 2016 y 2018.
Es más, los funcionarios estatales en la actualidad abogan por la pronta libertad de Duarte de Ochoa y maniobran para sobreseerle los expedientes judiciales que tiene abiertos localmente. Así, no sólo Miguel Ángel Vega García, que encabeza el departamento Anticorrupción en la Contraloría, es la única conexión maloliente de Robles con Veracruz. Hay tolvanera antigua de sobra.