La selección brasileña más práctica, la que aprovecha sus ocasiones mientras resguarda su portería, se adjudicó este domingo la Copa América con una victoria por 3-1 ante un digno conjunto peruano que tras alcanzar su primera final en 44 años, perdió víctima de errores individuales.
Con buenos jugadores, pero sin estrellas,Brasil ha llegado donde donde quería. Vuelve a sentirse campeón y se ve capaz de recuperar la atención de una afición que, salvo en los estadios donde jugó, ha mirado de soslayo a la Canarinha, cansada de decepciones.
Con Tite en el banquillo y sin Neymar en el campo, el ‘jogo bonito’ es un recuerdo de románticos. Casemiro es su jugador emblema -con él en el campo nunca ha perdido Tite- y el sentido colectivo se impone a la ‘ginga’.