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Desde coser un botón

Superiberia

“En política hay que saber, desde pegar un botón hasta matar a un cabrón”. Esta frase se la escuché decir a la tlaxcalteca Beatriz Paredes, eterna beneficiaria del priismo quien en este sexenio peñista, después de varios errores y fracasos electorales  disfruta en Brasil como embajadora. 

 La anécdota, fue en tiempos del gobierno de Ernesto Zedillo. Yo acompañaba a Bulmaro Pacheco, un político sonorense que fue gran amigo del  asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta. Estábamos en un  aniversario de la muerte de don Jesús Reyes Heroles en el elegante  panteón francés de la Piedad del Distrito Federal, Beatriz Paredes acabada de dejar el cargo de subsecretaria en Gobernación y andaba en busca de otro acomodo. Como estaba momentáneamente sin puesto, lucía accesible y coloquial, tal como suelen actuar los que se dedican a usufructuar el poder público.

El Panteón Francés de la Piedad construido en el siglo XXI y cuya entrada marca la frase “Heureux qui mort dans le seigneur” (Dichoso aquel que muere en el Señor) se localiza sobre Avenida Cuauhtémoc a un paso de la Colonia Roma y del Centro Médico Nacional Siglo XXI. Su diseño está inspirado en los panteones de  París  como el de Montparnasse y el de Père Lachaise, con una gran avenida central que remata en la capilla funeraria en torno a la cual se encuentran todos los mausoleos.

En esa atmósfera serena, arbolada y   sobria que alberga la quietud de  cúpulas góticas y sepulcros magníficos y suntuosos de piedra o mármol, estaba ahí parada Beatriz con su huipil manchado de sudor  amarillento en el contorno las axilas. Sus pequeños pies calzaban unos  masculinos botines negros. Vi su rostro fuerte enmarcado por su pelo rizado y suelto y agudicé mi oído cuando su voz determinante y acentuada lanzaba esa frase que la remitía a la infalible fórmula de seguir  de manera permanente con fuero, influencias y riqueza.

A inicios de este año, el gobierno de Javier Duarte de Ochoa decidió  aprehender a la hoy ex alcaldesa de Alvarado, Sara Luz Herrera Cano, acusada por la Procuraduría de Justicia de Veracruz como presunta autora intelectual del homicidio de su ex secretario particular Michel Martínez Corro, que era, según decía ella como su hijo y dormía con él en la misma cama, aunque no por una relación sexual, debido a  preferencias diferentes de ambos. 

Avisados con insidiosa anticipación por el área de prensa de la Procuraduría de Justicia de Veracruz, región Veracruz, -por órdenes de arriba, dicen-, los ávidos comunicadores pudieron presenciar ampliamente como se exhibió a la ex alcaldesa priista con un trato  ostensiblemente  denigrante cuando  fue llevada a declarar. Sin su característico peinado de salón y su cuidado maquillaje, sino de cara lavada con el pelo alborotado, montada en la batea de una  traqueteada camioneta. 

La mujer sonreía y callaba en su trayecto desde las instalaciones del “El Penalito” que es la oficina de la policía intermunicipal de Veracruz-Boca del Río, hasta llegar ante el  juez Tercero de Primera Instancia  ubicado en el  ex penal de Allende en el puerto de Veracruz.

Sara Luz Herrera Cano, vestida con  sudadera y pants color naranja de la firma Tommy Hilfiger, iba trepada con  las manos esposadas, hombro a  hombro con otros presuntos  delincuentes acusados de robo, violación y tentativa de homicidio. Antes de entrar al penal de Allende, Sara gritó: “¡soy inocente señores!, mi  detención tiene que ver con un revanchismo político por parte del nuevo alcalde de Alvarado Octavio Ruiz Barroso del PRD”.

El nuevo alcalde de Alvarado, Tavo Ruiz le ganó dos a una la candidatura al ex alcalde panista Bogar Ruiz (odiado antecesor de Sarita) quien  deseaba repetir como presidente municipal de ese puerto, representando ahora al partido AVE. La esposa de Octavio Ruiz se llama Marliz Plata. Ella fue regidora  perredista durante el trienio de Sara y   mientras le llevaba inquisidor marcaje personal a la alcaldesa dentro de la comuna municipal, siguiendo todos sus yerros y tachando sus conductas excesivas, la pareja fue fortaleciendo  su proyecto mediante una fundación   llamada “Trabajando Responsablemente por tu Bienestar” que con recursos del mismo  ayuntamiento apoyaba a personas  de escasos recursos en Alvarado, para después traducirlo en votos a su favor.

 Con todos los sucesos que se  fueron  agolpando, de nada sirvió la   imposición del presuntuoso notario David García Luna, como candidato de la alianza  PRI- PANAL- PVEM a la alcaldía, toda vez que la población alvaradeña  suele encandilarse más  por la persona que por el partido, por ese  motivo, el PRI -en tiempos de Fidel Herrera Beltrán- tuvo que   invertir mucho dinero en este   distrito electoral  para  poder recuperarlo  con la candidatura de Sara en el 2010- 2011 y en esa labor ayudó mucho Luz del Carmen Santiago García alias “la chupa dedos” quien se las rifó consiguiendo votos, ofreciendo  apoyos económicos y   materiales a  la población  más necesitada durante la campaña de Sarita. Como premio a su lealtad y dedicación, una vez  instalado  el  ayuntamiento priista, fue nombrada Directora de Comercio y era, una de las personas más cercanas a la alcaldesa que la emulaba en todo: se  puso rayos en el pelo, se maquillaba exageradamente los ojos, se ponía uñas de acrílico decoradas, se operó la nariz, se hizo la liposucción y mejoró notablemente su  alvaradeño nivel de vida, ya que le permitían quedarse con algunas cuotas y se le otorgaban ciertas  canonjías por favores especiales, según el estado de ánimo de la alcaldesa.  

 Todos comentan que la ex alcaldesa Sarita, disfrutó pleno y redondo el poder durante su mandato en Alvarado, con maquillista y peinador a sueldo; cirugías reductivas y estéticas;  ropas costosas,  propiedades  inmobiliarias adquiridas;  viajes frecuentes, así como comidas y bebidas en  sus  fiestas  privadas donde siempre era requerida la Chupadedos. Su propia impulsora política, doña Delia criticaba sus  excesos a partir de su llegada a la alcaldía, siempre rodeada de choferes que la llevaban y traían en sus camionetas último modelo y veía mal que su jornada transcurría mareada por  lacayos que le cumplían  todo tipo  de  caprichos  inherentes al  fuero y el poder. Al término de su periodo, sola, con la cara al natural, como cuando lavaba las pailas de manteca en casa de su hada madrina Delia Ortiz de Pensado, siendo niña,  desde la batea de la camioneta policial Sarita, soportó los groseros insultos de los familiares de los otros detenidos involucrados en el homicidio de Michel Martínez y le echaron leña al fuego. Dicen que Doña Delia  participó en el operativo de la detención  pues llegó a bordo de un vehículo a visitar a Sara, y con algún  pretexto la sacó del domicilio, y cuando ambas se encontraban en la calle a bordo de la camioneta, apareció la policía para aprehender a Sara.

Alvarado ha significado en los últimos sexenios estatales un territorio  codiciado por los políticos y empresarios veracruzanos, debido a su amplia extensión con gran proyección   residencial  comercial y turística. Por el desconocimiento y  falta de preparación de los alcaldes que han desfilado en el palacio municipal, la generosa Alvarado  obtiene precarios ingresos en materia predial y presenta inercia en su desarrollo y progreso a pesar de que en su jurisdicción llega hasta el puente de Boca del Río y abarca gran parte de la Riviera Veracruzana. Sitio favorito de los políticos,  amanuenses y socios gubernamentales donde   han construido  grandes condominios y residencias con todas las facilidades.

Por lo anterior, la “ejemplar” hazaña del gobierno de Javier Duarte no convence a nadie. Porque (usaré una frase duartista, peñista y de Televisa) : “al final del día”  ahí siguen  regodeándose hasta el hartazgo todos los ex excaldes y ex alcaldesas que acaban de dejar sus ayuntamientos saqueados y endeudados moviendo nerviosamente  sus relaciones en reuniones dentro  exclusivos restaurantes, audiencias cupulares  o recurriendo a  insistentes repiqueteos telefónicos para buscar otro hueso que les permita seguir gozando de la vida dentro  presupuesto público. Esto es así: comentan en corto, simplemente esperar “Tranquilo (a), tu fresh y yo Cool” a que se cumplan los tiempos para que llegue la orden de  reacomodo “de allá arriba” como  cobro de facturas por los negocios, complicidades y diezmos en presupuesto e inversiones que fueron acordados como valor de cambio al darles el chance de llegar a ser esos sicofantes presidentes municipales o esos inefables gobernantes o legisladores que hemos tenido y seguiremos teniendo.

 La  captura de la pobre Sarita, sirve para que el gobierno estatal, aproveche la oportunidad de alardear  que “en Veracruz no hay impunidad, y que nadie está por encima de la ley”. Javier Duarte  diría: La ley es la ley, lo he dicho y respondido; aquí no hay una cacería de brujas, ni hay una consigna para alguien determinado. Simple y llanamente es el Estado de Derecho el que nos rige”. Pero… ¿quién cerrará la reja?

Ya ven Ustedes, reaparece en escena desde Brasil, Beatriz Paredes, supuestamente imponiendo a su congénere, la insaciable ex alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales,  empecinada en filtrar en medios su nombre  como  prospecto  para dirigir el PRI estatal, tal como lo hizo al buscar la dirección de los Juegos Panamericanos y no le salió su intentona. Mientras Elizabeth hace lo propio, el cuidadoso y el hijo obediente,  Américo Zúñiga Martínez, convertido en presidente municipal de Xalapa  prefiere no barrer para atrás  ni sancionar la corrupción y el desprestigio heredados de Elizabeth, de la misma forma que el otro hijo obediente a quien le regalaron la alcaldía de Veracruz,  el  buen Ramón Poo Gil, tiene instrucciones precisas de  no tocar ni con el pétalo  de una rosa a su antecesora Carolina Gudiño Corro, dedicada enteramente a la maternidad, mientras su hermano Gustavo Gudiño Corro, diputado fortuito del PRI, se atreve a  recomendar a Elizabeth Morales como una idónea dirigente del tricolor en el estado.

Aquí cabe la expresión: Cosas vederes, que se remonta al Cantar de Mío Cid, cuando Rodrigo Díaz de Vivar le dice a Alfonso VI: “Muchos males han venido por los reyes que se ausentan…” y el monarca contesta: “Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”. ¡Cosas Vederes Mio Cid!… 

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