ESPERANZA.- La creciente “ola” de robos con violencia en el tramo carretero de Esperanza y Amozoc es imparable, sujetos encapuchados y altamente armados detienen a su antojo a transportistas, los amagan y en algunos casos pasan a ser una cifra más de los ejecutados en esta zona que ya es un cementerio de camiones sin dueño.
Pese a que ya existen denuncias formales por el robo de vehículos y desapariciones forzadas, las autoridades parecen no tomar en cuenta lo grave de esta situación que más allá del impacto económico que genera, atenta en contra de aspectos básicos como la vida y la integridad física de los operadores, quienes no saben si una vez iniciado su viaje habrá un regreso.
La Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) denunció el aumento de violencia contra el transporte de mercancías, que ha causado la muerte de sus operadores, el aumento es del 14% en los robos con violencia a unidades de transporte de carga, porcentaje superior al reportado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp). De acuerdo con las cifras del organismo, de enero a abril de este año, la incidencia delictiva aumentó en un 6% a nivel nacional respecto al año pasado, lo que significa que de tres mil 899 delitos de robo de autotransporte en 2018 pasó a cuatro mil 134 en 2019 en este año.
Hay gran dolor y tristeza del sector por la muerte de los conductores que, por el robo del camión y la mercancía son víctimas de ataques, agresiones, golpes, torturas, secuestros y asesinatos, algunos a plena luz del día y con total cinismo; grupos armados montan retenes falsos en los que se aseguran del tipo de carga del camión para de esta manera atacar violentamente al chofer quien pocas veces opone resistencia para evitar ser lastimado; sin embargo, muchas veces el plagio es inevitable y con “suerte” será abandonado kilómetros adelante a orillas de la carpeta asfáltica.
Mientras tanto el Delegado de la SSP, el Comandante de la Policía Federal y el Fiscal de la zona, se hacen de la vista gorda solapando la intolerancia de sus elementos quienes pese a los constantes operativos, han claudicado en su tarea de dar con los asaltantes que durante el día y la noche (¡da igual!) cual aves rapaces están a la expectativa de los camiones cargados con línea blanca, abarrotes y demás mercancía. Todo esto hace suponer que se trata de un negocio redondo entre el crimen y las autoridades, que en su ineptitud y corrupción fomentan este delito que va en constante aumento.
Ante tal problemática, se ha sugerido a los transportistas la implementación de estrategias de prevención y sobre todo reportar los robos ante las autoridades, no obstante estas acciones parecen no ser suficientes, pues el actuar de las corporaciones policiacas ha sido superado totalmente por las bandas delictivas que operan en este tramo carretero, donde urge redoblar el patrullaje y tener mano dura en contra de los implicados en este ilícito.